Pupitres con ordenador y nombre propio
Los institutos extreme?os de Calamonte y Arroyo de San Serv¨¢n han sido de los primeros de esta comunidad en tener un ordenador para cada dos alumnos y todo el centro conectado a la Red
El futuro no es lo que era, afortunadamente: tenemos que ser los inventores de nuestro destino en la nueva era. Este completo eslogan adoptado por la Junta de Extemadura para impulsar su programa de Sociedad de la Informaci¨®n empieza a hacerse realidad. Al menos en el instituto de educaci¨®n secundaria (IES) de Calamonte, uno de los 12 nuevos centros p¨²blicos que esta comunidad ha inaugurado este a?o. Uno de los inventores a los que hace referencia el eslogan es, sin duda, Juan Sanguino, que da clase en este centro de Historia del Mundo Contempor¨¢neo en bachillerato y tiene 36 a?os. Lo ¨²ltimo que recuerda haberse bajado de la Red para utilizar en los ordenadores en clase es el Manifiesto Comunista. Lo utiliz¨® cuando estaba explicando a sus alumnos los movimientos obreros del siglo XIX.
La pantalla del profesor es como una pizarra m¨²ltiple, y el cursor del rat¨®n, una tiza electr¨®nica
"Buscamos materiales por toda la Red y lo que es bueno lo copiamos", dice Sanguino. Este profesor dice que para entender lo que se ha hecho en los institutos de Extremadura "hay que verlo". "Es un sistema que tiene adem¨¢s la gran ventaja de permitir adaptar la ense?anza a las necesidades de cada alumno, porque puedes dise?ar el aprendizaje a cada ritmo", a?ade. La cuesti¨®n es que el ordenador permite que unos chicos est¨¦n trabajando con unos contenidos, y a la vez, otros con unos distintos. No tienen que aprender todos lo mismo a la vez, como, por ejemplo, cuando se explica algo en la pizarra. Los profesores utilizan la pantalla como una pizarra m¨²ltiple, y el cursor del rat¨®n, como una especie de tiza electr¨®nica. "Es un sistema que cambia el trabajo en el aula", afirma Juan Sanguino.
Una media de 35 a?os
El IES de Calamonte es, como el de Arroyo de San Serv¨¢n, un centro representativo del proyecto extreme?o. Tiene 480 alumnos, 39 profesores, 468 ordenadores y est¨¢ situado a escasos kil¨®metros de M¨¦rida (Badajoz). La edad media de los profesores de este centro es de 35 a?os, un dato previsible, pero no por eso importante. La explicaci¨®n es que a los nuevos centros de secundaria se han trasladado los docentes voluntariamente de otros puntos de la comunidad, mediante una convocatoria realizada por la consejer¨ªa.
Contribuya o no en ello la edad de los profesores, lo cierto es que el ambiente que se respira en este centro es muy distendido. El edificio es amplio y tiene pasillos anchos por los que circulan escondidos en el falso techo los m¨¢s de 25 kil¨®metros de cable que conectan todas las aulas al cerebro del instituto.
Se trata de una impresionante habitaci¨®n de s¨®lo dos metros cuadrados llena de cientos de cables y lucecitas verdes y naranjas. Es como una versi¨®n posmoderna de las antiguas centralitas de tel¨¦fonos de los pueblos, desde la que la operadora conectaba las gordas clavijas redondas de metal a cada casa cuando llegaba una llamada del exterior. Pero las clavijas del cerebro del instituto de Calamonte son rectangulares, peque?itas y de pl¨¢stico duro.
En las 22 aulas informatizadas de este centro, los ordenadores son una parte m¨¢s. Los cables bajan ocultos del falso techo del pasillo y llegan a cada pupitre por debajo del suelo. Al estar las pantallas encajadas en mitad de cada pupitre, quedan un poco m¨¢s bajas y molestan menos para ver delante que si estuvieran justo encima del tablero. Y los pupitres tienen nombre propio, que depende de su dimensi¨®n, y es el de una localidad de la comunidad. El m¨¢s peque?o se llama Campo Ara?uelo; el mediano, Sierra de Gata, y el mayor, La Serena.
En todos los centros hay un inform¨¢tico que se ocupa del funcionamiento y mantenimiento de la red. En Calamonte, los profesores explican por qu¨¦ es ¨²til tener los contenidos metidos en la Intranet de la comunidad aut¨®noma: "Es muy r¨¢pido, si todos los alumnos tuvieran que estar entrando en Internet en cada clase, se nos iba la hora", dice uno de ellos. El ancho de banda en todos los institutos es de dos megas.
En la sala de profesores, Juan Sanguino ense?a c¨®mo desde all¨ª se puede ver lo que tiene abierto en la pantalla cada alumno en todas las clases en cada momento. Este control, que tiene una finalidad m¨¢s preventiva que fiscalizadora, es posible gracias a un programa inform¨¢tico que permite abrir en la pantalla una ventanita en la que van apareciendo numeradas las posiciones de cada alumno en cada clase. Este programa permite adem¨¢s que el profesor pueda desde el ordenador de su mesa en la clase ver lo que est¨¢ haciendo en la pantalla cada uno de sus alumnos en cada momento. E incluso puede dirigirles lo que est¨¢n practicando apoder¨¢ndose del control de su rat¨®n, lo que al principio ha dado a los estudiantes alg¨²n que otro susto, como cuenta la profesora del ciclo de Administraci¨®n y Gesti¨®n del grado medio de la FP, que se puede estudiar tras aprobar la educaci¨®n secundaria obligatoria (ESO).
Da clase en un aula que tiene 18 ordenadores, en los que trabajan los alumnos de dos en dos. Los pupitres no est¨¢n llenos. Tiene 26 alumnos. Gema es una de ellas. Tiene 20 a?os y pone un ejemplo de lo ¨²ltimo que le han ense?ado usando el ordenador: "Hemos aprendido c¨®mo hacer una empresa. Los pasos que hay que seguir. Lo estudiamos en clase y lo guardamos para poder leerlo luego en casa con otro formato". Una compa?era suya, Julia, dice que las clases con aulas informatizadas "son m¨¢s agradables, m¨¢s divertidas, motivan mucho m¨¢s, porque son muy activas".
"Las soluciones a los problemas que tenga un alumno en un momento determinado para resolverlo se pueden dar de forma personaliza e inmediata. Y el dar clase as¨ª, con estos medios y de una forma interactiva, permitiendo que el alumno participe permanentemente, hace que aumente el inter¨¦s y la receptividad de los estudiantes", a?ade.
Los profesores utilizan material ya elaborado que cogen de la Red y lo adaptan a sus necesidades. "Hay que ser un poco minero", dice uno de los docentes. En este centro todo el mundo parece creer en el proyecto. "Est¨¢ comprabado que si se ponen los medios, las iniciativas pueden a surgir", dice convencido el secretario de Educaci¨®n de la consejer¨ªa, el n¨²mero dos de la consejer¨ªa, ?ngel Benito Pardo. "Sab¨ªamos que la formaci¨®n era clave y que contribuir¨ªa a crear una cultura de participaci¨®n. Y la predisposici¨®n de la gran mayor¨ªa del profesorado ha sido estupenda y van dominando los medios", a?ade. Benito Pardo dice que cuando se puso en marcha este proyecto ya se part¨ªa de base de que "el ordenador no s¨®lo se usa durante cada hora de clase, es algo que no va a ocurrir nunca".
Todos los docentes de secundaria han pasado por los cursos organizados por la consejer¨ªa en los 18 centros de profesores de la comunidad o en los propios institutos. En ellos les han ense?ado tanto el uso de las nuevas tecnolog¨ªas como las aplicaciones relacionadas con el ¨¢rea de conocimiento de la asignatura que imparten.
"Los d¨ªas que los profesores asistieron a los cursos, ven¨ªan corriendo la ma?ana siguiente a probar lo que han aprendido", dice el director del instituto de Calamonte, Diego Mart¨ªn Arce, que tiene 44 a?os, lleva m¨¢s de seis de director de diversos centros y es profesor de Geograf¨ªa e Historia. Mart¨ªn Arce explica que "la pedagog¨ªa est¨¢ cambiando sobre la marcha" e insiste en la idea de que los profesores "no deben tener la obsesi¨®n de usar la tecnolog¨ªa permanentemente". Mart¨ªn Arce resalta que una gran ventaja del proyecto es que "corrige las desigualdades". "S¨®lo el 20% de los alumnos tiene ordenador en su casa y el que todos lo tengan en el colegio hace que no se establezcan distancias entre los que cuentan con ¨¦l en casa y los que no". Cuenta adem¨¢s que muchos estudiantes han llevado su CPU del ordenador de casa al instituto para que les pusieran el software libre que se usa en Extremadura y a?ade que pronto se asignar¨¢ una direcci¨®n de correo electr¨®nico a todos los profesores para que puedan comunicarse con los alumnos y los padres, algo que hasta hace nada muchos cre¨ªan que ser¨ªan cosas del 2021.
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