Misiles contra una ciudad fantasma
A las nueve de la noche, siete de la tarde hora peninsular espa?ola, comenzaron a sonar de nuevo las alarmas de Bagdad. Cinco minutos despu¨¦s se form¨® sobre el cielo ya oscurecido de la capital un gigantesco semic¨ªrculo de balas trazadoras y fuego antia¨¦reo. Se escucharon fuertes explosiones en el centro, cerca de la sede de los servicios de espionaje, de un cuartel de la Guardia Republicana y de dos de los palacios de Sadam Husein. Algunos incendios eran visibles en la distancia. Ese primer bombardeo de la segunda noche de guerra se prolong¨® 10 minutos. La capital parec¨ªa un fantasma: calles desiertas sin civiles ni autom¨®viles. S¨®lo algunos militares permanec¨ªan en las posiciones ocupadas durante el d¨ªa.
En la orilla del Tigris, en Bagdad, arde el Ministerio de Planificaci¨®n
Casi todos los comercios estaban cerrados y todo eran rumores en la ciudad
Las calles de la capital iraqu¨ª amanecieron tomadas por miles de soldados
La casa de la mujer y tres hijas de Sadam fue alcanzada por la primera oleada
Miedo a hablar
En la calle y en los hoteles, los precios se han disparado. En la televisi¨®n, se ven im¨¢genes pregrabadas de Sadam aclamado por multitudes mezcladas con artistas que cantan alabanzas al presidente y con otras im¨¢genes de oficiales que expresan su fe en la victoria y en Husein. Avanzaba lenta la madrugada y s¨®lo quedaba esperar a la pr¨®xima ronda de bombardeos.
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