Ronaldo despeja el horizonte del Madrid

El Madrid despej¨® ante el Deportivo su horizonte en la Liga. Le favorecieron los resultados de la jornada y no dej¨® escapar la victoria ante un equipo que le tra¨ªa p¨¦simos recuerdos. Esta vez no hubo proeza del Deportivo en Chamart¨ªn porque las figuras del Madrid hicieron el trabajo de rigor, que no es otro que ganar partidos. Esta vez, Ronaldo se encarg¨® de marcar diferencias. Pero pudo ser cualquiera de los que participaron en la sensacional jugada del segundo gol: Roberto Carlos, Zidane, Ra¨²l y el crack brasile?o. Al Deportivo no le alcanz¨® con su honorable sentido colectivo del juego para detener el fulgor de unos jugadores que no se detienen ante el gol.

A estas alturas, el Deportivo no enga?a a nadie. Es un monumento al equilibrio. Funciona de memoria en todo lo que supone coordinaci¨®n, ayudas y funcionamiento colectivo. Tiene m¨¦rito que Irureta lo consiga en un equipo de egos considerables, integrado por jugadores quejosos, algunos irremediablemente individualistas. Pero el equipo act¨²a como tal, ajeno a los reproches que se escuchan en su entorno. Aunque el Deportivo se pareci¨® a la idea que se tiene de ¨¦l, se encontr¨® con dos problemas: la falt¨® Valer¨®n cuando m¨¢s lo necesitaba y no logr¨® detener la explosiva contundencia del Madrid, que se impuso sin demasiadas dificultades. Con delanteros como Ronaldo, que ante el gol ofrece la misma seguridad que guardar el dinero en el Banco de Espa?a, existen garant¨ªas que no tienen los dem¨¢s equipos. Y cuando no le toca a Ronaldo aparece Ra¨²l. Al final, el Madrid casi siempre resulta incontrolable. El Deportivo le jug¨® con mucha academia, mucha t¨¢ctica y mucho cuidado. No le sirvi¨® de nada.

Sin desplegar su mejor f¨²tbol, pero con momentos exquisitos, el Madrid fue superior incluso cuando no lo parec¨ªa. El Deportivo le comprometi¨® en el arranque. Llev¨® sus l¨ªneas hasta el campo madridista, impidi¨® la limpia salida del bal¨®n, oblig¨® a Zidane a retrasarse m¨¢s de lo debido, hizo los deberes en definitiva. Sin embargo, el Madrid encontr¨® la manera de llegar al ¨¢rea de Molina. Lo hizo a golpe de ingenio, o en contragolpes, con la sensaci¨®n de producir ocasiones en cualquier instante. Es evidente que no le hace falta jugar bien para abrir diferencias y est¨¢ claro que sus rivales terminan frustrados ante esa realidad. El mejor Deportivo no logr¨® inquietar al Madrid y termin¨® apurad¨ªsimo en varias jugadas de las estrellas locales, con Ronaldo a la cabeza. Era cuesti¨®n de tiempo el gol, protagonizado por Ronaldo en tres acciones sucesivas, algunas poco habituales en el astro brasile?o.

El gol naci¨® de un tiro libre del Deportivo. As¨ª es de peculiar el f¨²tbol. Lo ejecut¨® mal y permiti¨® que Ronaldo se adelantara a Naybet para lanzarse a una carrera de 80 metros. La defensa del Deportivo actu¨® a ¨²ltima hora y arrebat¨® la pelota al delantero madridista. Se equivoc¨® Naybet de nuevo en su fr¨ªvolo taconazo, aprovechado por Ronaldo para comenzar la elaboraci¨®n de la jugada del gol. El bal¨®n fue de izquierda a derecha, hasta M¨ªchel Salgado, autor de un partidazo y del centro que control¨® Ronaldo en el segundo palo. De ah¨ª sigui¨® el pase a Zidane y el remate del primer tanto. M¨¢s que nada fue un monumento a la actividad de Ronaldo.

Antes del gol el partido hab¨ªa ca¨ªdo en la paradoja. El Deportivo parec¨ªa que controlaba y el Madrid controlaba de verdad. De lo contrario, no se explica la ausencia de ocasiones del equipo gallego. No las tuvo porque Trist¨¢n fracas¨® en el puesto de Valer¨®n, que deber¨ªa ser el primer titular del Deportivo. Primero, Valer¨®n, y despu¨¦s, cualquiera. Y tampoco las tuvo porque los centrales del Madrid funcionaron como relojes. Helguera atraviesa su mejor momento como futbolista, con una plenitud que se manifiesta en todas sus intervenciones. Atr¨¢s ha quedado, o eso parece, el futbolista con la peligrosa tendencia a las distracciones gratuitas. No se las puede permitir como central y no se las permite. A su lado, Pav¨®n no concedi¨® un metro a Makaay, que s¨®lo tuvo una oportunidad a ¨²ltima hora, cuando el Madrid hab¨ªa puesto los dos goles de ventaja.

Sin Valer¨®n, al Deportivo le falt¨® creatividad y pase. Hubo cosas interesantes del exquisito Fran, pero todo se desarroll¨® lejos del ¨¢rea del Madrid. Para Molina el partido fue m¨¢s complicado. El Madrid le llegaba con la suficiente frecuencia para temerse lo peor. El gol de Zidane vino a confirmarlo. Que se produjera en el ¨²ltimo minuto del primer tiempo favoreci¨® los intereses del Madrid. Que Ronaldo marcara en el arranque del segundo fue decisivo para cerrar la victoria. Un espectacular gol, por cierto, lleno de sabidur¨ªa en el pase de Zidane, de astucia en el amago de Ra¨²l y de clase en el control y en el remate de Ronaldo, cuya aportaci¨®n a este Madrid es cada vez m¨¢s relevante. Ese tanto puso sordina al ingreso de Valer¨®n por Trist¨¢n y al de Luque por Fran. Fueron los dos jugadores m¨¢s activos del Deportivo en la ¨²ltima fase del encuentro, pero ya era demasiado tarde. Su equipo se hab¨ªa encontrado con la ¨²ltima versi¨®n del Madrid, la que asusta a sus adversarios. Juegue bien, mal o regular, nada le detiene ante el gol.