El Valencia paga su narcisismo

Todav¨ªa empapado de gloria por haber apeado al Arsenal de Europa, el Valencia sali¨® ayer a jugar mir¨¢ndose al espejo. Estaba encantado de haberse conocido y el Espanyol le dio un sopapo repentino e inesperado. Al poco de presentarse en Mestalla. El equipo de Clemente bucea entre los ¨²ltimos de la fila, pero dispone de un pu?ado de futbolistas tan escasos de poder¨ªo f¨ªsico -Roger, De la Pe?a y Tamudo- como sobrados de talento. D¨¦nles unos metros de vidilla y seguro que inventan algo. Un agujero por la izquierda, por ejemplo, que aprovech¨® el peque?o David Garc¨ªa (m. 8) para romper con un disparo cruzado a Ca?izares. A la que se dio cuenta, el Valencia ya iba con la lengua fuera, con el todo desgaste del mi¨¦rcoles en la chepa, y con un conjunto de Clemente dispuesto a aguantar como fuera.

Cierto que el cuadro de Ben¨ªtez mejor¨® notablemente tras el descanso, se lanz¨® a un ataque total, busc¨® todas los caminos posibles, pero s¨®lo le alcanz¨® para el empate, tal vez porque la fortuna se visti¨® ayer de blanquiazul. O tal vez porque a Ben¨ªtez le cost¨® mucho soltar lastre defensivo. Lo hizo ya en la segunda parte, con la entrada de Fabio Aurelio y de Angulo, y el equipo sali¨® impulsado. Demasiado tarde.

Antes, el Valencia hab¨ªa menospreciado a De la Pe?a, se crey¨® esa teor¨ªa de que es un jugador acabado, y termin¨® pag¨¢ndolo. A la que dispuso de tres metros de hierba, Lo Pelat hizo correr al Valencia tras la pelota. Eso, en el primer tiempo. Despu¨¦s, De la Pe?a se vino abajo f¨ªsicamente y el Espanyol lo acus¨®. Curiosamente, Clemente ha dado rienda suelta a cuatro virtuosos en su ataque: De la Pe?a, Roger, ?scar y Tamudo. Nada menos. Protegidos, eso s¨ª, por todos los dem¨¢s compa?eros, que ejercen la presi¨®n con una tenacidad tremenda. De la Pe?a disfrut¨® un rato en Mestalla y Tamudo le dio una tunda de trabajo al reaparecido Djukic, que sufri¨® su falta de rodaje en esta primera parte.

Los oportunistas la tomaron ayer con Baraja, sobre quien, desde hace tiempo, hay un runr¨²n que asegura que no es el mismo de la temporada pasada. As¨ª es. Tiene un a?o m¨¢s y ha acumulado m¨¢s partidos que entonces. Y puede que hasta haya perdido esa inspiraci¨®n necesaria para ganar la Liga. Pero conserva el compromiso, la voluntad de armar un buen f¨²tbol y la categor¨ªa para hacerlo. Llegaron los primeros pitos de Mestalla y Baraja sigui¨® pidiendo el bal¨®n. Se creci¨® ante el rechazo de esa parte de la grada y acab¨® conduciendo a su equipo a una remontada que mereci¨®.

Rufete tambi¨¦n pas¨® un mal trago. No consegu¨ªa sacar un regate en limpio hasta que, de repente, vio que lo desdoblaba R¨¦veill¨¨re, le envi¨® un prodigioso pase interior y ¨¦ste s¨®lo tuvo que centrar atr¨¢s ante la salida equivoca de Toni. Superado Toni, alguien rematar¨ªa. Fue Baraja, que obtuvo as¨ª recompensa a su valor.

La grada comenz¨® a cantar la canci¨®n que le ha dedicado a Aimar, que era como decirle que se encargara de resolver el entuerto. Y el media punta argentino marc¨® las diferencias que se esperan de ¨¦l, super¨® la densa barrera blanquiazul e incluso, despu¨¦s de muchas jornadas sin mirar a la porter¨ªa, roz¨® varias veces el gol. Remat¨® mucho y de diversas maneras, pero se le escap¨® el gol por mil¨ªmetros.

Clemente mantuvo siempre a Tamudo arriba para que estuviera vivo su contragolpe, pero el Espanyol perdi¨® su presi¨®n -sobre todo por las tarjetas que le iban cayendo-hasta verse realmente agobiado en el tramo final.