El frente occidental
En esta guerra de Irak hay tres frentes: uno en Irak, otro entre Estados Unidos y sus aliados occidentales y el otro entre Estados Unidos y el mundo ¨¢rabe. Todos se est¨¢n viendo afectados por este alarde unilateral de poder por parte de Estados Unidos. De momento, me he integrado en el frente occidental, donde puedo informar, todo est¨¢ tranquilo. Francia est¨¢ escandalizada y sobrecogida. No, no hay un abandono masivo de la posici¨®n adoptada por el Gobierno y la opini¨®n p¨²blica franceses en contra de la guerra en Irak.
Pero el airado cisma que esto ha abierto entre Par¨ªs y Londres y Washington ha horrorizado a muchos y ha llevado a algunos a preguntarse si Francia no habr¨¢ ido demasiado lejos. El t¨ªtulo del ¨²ltimo reportaje de portada de la revista francesa Le Point era de lo m¨¢s indicativo: "?Se han pasado de la raya?", en referencia al presidente, Jacques Chirac, y a su ministro de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin.
Chirac y De Villepin siguen insistiendo en que la suya ha sido una oposici¨®n basada en principios que finalmente se ver¨¢ justificada. Pero algunas voces dentro de la ¨¦lite de la pol¨ªtica exterior francesa y de la comunidad empresarial -que depende enormemente de EE UU para el comercio y para la inversi¨®n- ahora dicen que Chirac y De Villepin han ido demasiado lejos. El t¨¦rmino que m¨¢s se oye es "intoxicados". Estos dos se intoxicaron tanto por la popularidad que su actitud antiestadounidense y contra la guerra adquiri¨® en toda Europa y en el mundo, que pasaron de exigir leg¨ªtimamente el respaldo de la ONU a cualquier uso de la fuerza en Irak a bloquear cualquier aprobaci¨®n por parte de Naciones Unidas del uso de la fuerza, convirtiendo de hecho a Francia en abogado y protector de Sadam Husein. "Ahora los ciudadanos est¨¢n un poco perdidos", ha declarado Alain Frachon, veterano periodista de Le Monde. "Les gusta que su pa¨ªs haya dado la cara por un principio, pero no les gusta la ruptura con Estados Unidos. Se sienten avergonzados por ello".
Altos cargos franceses insisten en que su disputa con Estados Unidos se refer¨ªa a los medios, no a los fines. Pero eso no es cierto. Se refer¨ªa a la enorme disparidad de poder que ha surgido entre Estados Unidos y Europa desde el final de la guerra fr¨ªa gracias a la enorme inyecci¨®n de tecnolog¨ªa y dinero que ha recibido el Ej¨¦rcito estadounidense. Esa disparidad qued¨® enmascarada durante una d¨¦cada por el toque m¨¢s suave del equipo de Clinton y por la cooperaci¨®n en cuestiones de segundo orden, como Kosovo y Bosnia.
Pero el 11-S supuso una amenaza de primer orden contra Estados Unidos. Eso, combinado con los instintos unilateralistas del equipo de Bush, acab¨® empujando a Estados Unidos a desplegar su aumentado poder en Irak, sin preguntar a nadie. De ah¨ª la conmoci¨®n y el sobrecogimiento actuales en Europa. Como se?ala Robert Kagan, cuyo libro Of Paradise and Power detalla este desfase de poder: "Hoy en d¨ªa, nosotros y los europeos somos como dos que se despiertan un d¨ªa, se miran y se dicen: '?t¨² no eres la persona con la que me cas¨¦!".
S¨ª, hemos cambiado. "Lo que Chirac no entendi¨® era que entre la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la ca¨ªda de las Torres Gemelas se hab¨ªa creado un nuevo mundo", afirma Dominique Moisi, experto franc¨¦s en pol¨ªtica exterior. "En el pasado, los estadounidenses nos necesitaban contra los sovi¨¦ticos y nunca habr¨ªan llegado hasta el extremo de castigar a Francia por descarriarse. Pero despu¨¦s del 11-S eso ha cambiado. Desde entonces, ustedes est¨¢n en guerra y nosotros no, y no hemos integrado en nuestra forma de pensar esa realidad y la voluntad estadounidense de actuar por su cuenta. Ahora tenemos menos intereses en com¨²n y unas emociones m¨¢s divididas". De hecho, los franceses sostienen que esta guerra s¨®lo traer¨¢ males: m¨¢s terrorismo, un peligroso precedente de guerra preventiva y bajas civiles. El equipo de Bush sostiene que esta guerra cambiar¨¢ las reglas del juego, que ser¨¢ la chispa de la reforma en todo el mundo ¨¢rabe y que intimidar¨¢ a otros tiranos que apoyan a los terroristas.
?Puede esta guerra producir m¨¢s lo que espera el equipo de Bush que lo que predicen los europeos? S¨ª. ?Puede cerrarse la brecha abierta entre Europa y Estados Unidos? S¨ª. Pero ambos desenlaces dependen de una cosa: de c¨®mo reconstruyamos Irak. Si organizamos un foll¨®n en el pa¨ªs, todo el mundo se aterrorizar¨¢ a¨²n m¨¢s ante el poder sin trabas estadounidense. Si reconstruimos Irak convirti¨¦ndolo en una sociedad respetable y democratizada -a lo que la gente justa dir¨ªa: "Estados Unidos, lo hab¨¦is hecho bien"-, el abismo de poder entre Estados Unidos y Europa ser¨¢ salvable.
Sin embargo, por ahora, los europeos est¨¢n demasiado at¨®nitos ante este enorme alarde de poder unilateral estadounidense como para pensar con claridad de qu¨¦ se trata. No consigo dar del todo en el clavo, pero aqu¨ª la gente parece sentir que se ha roto cierto contrato entre Estados Unidos y el mundo. Raz¨®n por la cual tantas cosas, aparte de Irak, dependen de lo que el equipo de Bush construya en Irak. Si lo construimos, cambiar¨¢n de opini¨®n... Espero.
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