El compromiso con las regiones
Afirma el autor que ha llegado el momento de que empiece a cobrar protagonismo el concepto multidimensional del territorio que ofrecen las regiones.
Si bien la senda hacia el desarrollo sostenible comenz¨® a trazarse con cierto entusiasmo desde las escalas territoriales locales -ciudad y municipio-, resulta ya absolutamente imperativo iniciar su lectura e implementaci¨®n en la escala comarcal-regional. Sabedores de que el desarrollo sostenible s¨®lo es visualizable en el marco de referencia planetario, ello no impide que iniciemos, con relativa urgencia, la senda sostenible desde esa otra lectura de lo local que representa la comarca y la regi¨®n. De otra manera, por mucho que nos concienciemos en la escala urbano-municipal y asumamos el tremendo desaf¨ªo que representa transformar el actual desarrollo insostenible en sostenible, estaremos condenados al fracaso si finalmente no se implican las escalas regionales y nacionales.
La escala supramunicipal permite una visi¨®n mucha m¨¢s real y diversa del territorio, as¨ª como de las pol¨ªticas sectoriales
Los instrumentos de ordenaci¨®n del territorio existentes deber¨¢n incorporar una profunda reflexi¨®n y programaci¨®n del nuevo desarrollo
Parece pues obligado que a partir de ese proceso botton-up, proveniente desde las escalas locales urbano-municipales, se aborde ya la dimensi¨®n comarcal-regional. Estas escalas supramunicipales del territorio representan realidades y ¨¢mbitos de diagn¨®stico y aplicaci¨®n de terapias ecosist¨¦micas y sectoriales id¨®neas para implementar pol¨ªticas, planes, programas y proyectos, contemplados desde la nueva senda del desarrollo.
La escala supramunicipal permite una visi¨®n m¨¢s real y diversa del territorio, as¨ª como de las pol¨ªticas sectoriales. Tanto desde algunas escalas comarcales como provinciales o auton¨®micas, se desarrollan pol¨ªticas o programas industriales, comerciales, energ¨¦ticos, agropecuarios, ciclo del agua, de residuos, espacios naturales, sistemas urbanos, etc¨¦tera, que necesitan una urgente lectura desde la sostenibilidad. Pr¨¢cticamente todos ellos son aspectos tratados en las pol¨ªticas de ordenaci¨®n del territorio que cuentan con instrumentos (directrices, planes, etc¨¦tera) de gran eficacia potencial para implementar diversos aspectos de ese nuevo paradigma. No en vano, los ministros de Medio Ambiente de la Comunidad Europea alcanzaron un acuerdo un¨¢nime para "reclamar una pol¨ªtica de ordenaci¨®n del territorio como instrumento b¨¢sico para alcanzar un desarrollo sostenible". (Dresde, Alemania, 1994).
As¨ª, desde la escala regional, aunque la transformaci¨®n necesaria no alcance a las principales variables macroecon¨®micas, se puede incidir sin embargo en determinados sectores, h¨¢bitos y aspectos que resultar¨¢n cruciales en el inicio de ese nuevo paradigma, que implica un cambio estructural en el actual modelo de producci¨®n y consumo, as¨ª como en el modelo de desarrollo territorial, tan cr¨ªtico en determinadas regiones.
Consecuentemente desde la escala regional se inician debates sobre estrategias de desarrollo de sistemas urbanos sostenibles que incorporan l¨ªmites al crecimiento, fomento de sistemas urbanos m¨¢s equilibrados con ciudades polic¨¦ntricas, un nuevo equilibrio mucho m¨¢s respetuoso de las relaciones entre los centros urbanos y el mundo rural, estrategias regionales que luchan contra la desertizaci¨®n del campo y abandono de sus asentamientos humanos, soberan¨ªa en la producci¨®n y consumo de alimentos,equilibrio garantizador, adem¨¢s, de la vitalidad y diversidad de la cultura rural, reforzamiento de redes de medianas y peque?as ciudades, etc¨¦tera.
La ¨¦tica c¨ªvica, la informaci¨®n, concienciaci¨®n y sensibilizaci¨®n del ciudadano debe superar la escala municipal y abordar ya, con la nueva ¨¦tica sostenible, las comarcas y regiones, sin que ello signifique en absoluto abandonar a los municipios. En estas escalas territoriales se reconoce tambi¨¦n la insostenibilidad del actual modelo de producci¨®n y consumo y el depredador modelo de desarrollo territorial, pues, no debe olvidarse que el suelo es un recurso cada vez m¨¢s escaso.
Respondiendo a la inquietud supramunicipal existente, empieza ya a reconocerse en la lectura que se hace del desarrollo sostenible desde las Agendas 21 locales, ciertos valores colectivos de solidaridad, cooperaci¨®n y equidad interterritorial.
El desarrollo sostenible reconoce as¨ª los valores del ¨¢mbito comarcal-regional revalorizando la justicia social interterritorial y la biodiversidad del territorio rural frente al avasallador protagonismo de las grandes ¨¢reas urbano-metropolitanas. La nueva pol¨ªtica regional incorpora en los actuales instrumentos de ordenaci¨®n del territorio los valores y par¨¢metros de la sostenibilidad generando nuevos escenarios territoriales m¨¢s sostenibles y equitativos, sobre todo en la relaci¨®n ciudad-campo.
El escenario sostenible de la pol¨ªtica y gesti¨®n ambiental, econ¨®mica y socio-cultural, propiciado por la Agenda 21, representa en la escala comarcal-regional una renovada actitud, una nueva filosof¨ªa de progreso solidario, estimulante y esperanzador, en relaci¨®n con la concepci¨®n revisada de esa obligada relectura del progreso y bienestar que debe hacer perdurable la vida en nuestro planeta azul.
Gran parte de esos conceptos-procesos-valores presentes en la interpretaci¨®n del desarrollo sostenible en su dimensi¨®n regional, van a exigir m¨¢s informaci¨®n y sentido solidario intermunicipal, m¨¢s participaci¨®n p¨²blica y control social; en definitiva m¨¢s ciudadan¨ªa y un mayor sentido de responsabilidad individual y colectiva frente al futuro.
Debemos reconocer ya que la Cumbre de R¨ªo y la Agenda 21, que tan poderosamente marcaron la reciente Cumbre de Johannesburgo, asumieron un mensaje rupturista que implica un cambio de rumbo en los modelos de producci¨®n y consumo hoy vigentes, as¨ª como en los propios conceptos de progreso y bienestar tan necesitados de una redefinici¨®n. Y ese cambio se presenta ya urgente no solo para la protecci¨®n del medio ambiente sino tambi¨¦n, y sobre todo, para hacer viable el propio proceso de desarrollo en un mundo socialmente traumatizado por confrontaciones socio-econ¨®micas, ¨¦ticas y pol¨ªticas de gran alcance.
Sin perder pues ese marco de referencia global, tan cr¨ªticamente instalado en el insostenible modelo de desarrollo mundial, la nueva senda de la sostenibilidad nos invita ya a iniciar su lectura desde escalas comarcales-regionales. As¨ª se empieza ya a transitar, sin descuidar en absoluto la escala municipal, en compatibilizar el conocido concepto de ciudades sostenibles con el necesario y urgente enfoque centrado en las comarcas y regiones sostenibles. La realidad observada parece indicar que, a la vez que se produce ese controvertido proceso de globalizaci¨®n tendente a reforzar las grandes ciudades-estados, surge en el confuso escenario mundial una renovada reacci¨®n desde lo local-regional que revitaliza el protagonismo de esa escala humana-territorial m¨¢s proclive a implementar pol¨ªticas y estrategias sostenibles.
La pol¨ªtica y gesti¨®n ambiental desde la escala comaral-regional se transforma crecientemente en un marco de referencia pol¨ªtico-territorial de primer orden para la implementaci¨®n y control, no solo de la pol¨ªtica medioambiental, sino tambi¨¦n de importantes estrategias y programas sociales y econ¨®micos. Desde esta perspectiva, la pol¨ªtica de ordenaci¨®n del territorio ofrece el andamiaje id¨®neo para implementar y ejecutar pol¨ªticas medioambientales y sectoriales impregnadas ahora de un poderoso barniz sostenible.
Aunque exista consenso en el sentido de que los grandes problemas ecol¨®gicos-ambientales y sociales requieren soluciones globales que van a afectar indefectiblemente a los estilos de vida y modelo de desarrollo insostenible vigente en los pa¨ªses desarrollados, a corto plazo y de manera inmediata deben sin embargo abordarse desde la escala local-regional.
Iniciado pues el compromiso municipal, a¨²n insuficientemente consolidado en nuestras latitudes, ha llegado el momento de que empiece a cobrar protagonismo el concepto multidimensional del territorio que ofrecen las regiones, con posibilidades y atributos desconocidos en el enfoque urbano-municipal, excesivamente cautivo de un concepto que visualiza el territorio como suelo unidimensional.
La comunidades aut¨®nomas, con sus propias comarcas y regiones en algunos casos, representan, con el abanico de competencias exclusivas y compartidas de que disponen, dimensiones de obligada atenci¨®n en las nuevas pol¨ªticas de desarrollo sostenible. Y para ello los instrumentos de ordenaci¨®n del territorio existentes deber¨¢n incorporar con urgencia una profunda reflexi¨®n y programaci¨®n del nuevo desarrollo que plasma localmente las indicaciones, orientaciones y programas comprometidos primero en la Cumbre de R¨ªo y recientemente en la Cumbre de Johannesburgo.
Jos¨¦ Allende es catedr¨¢tico de Planificaci¨®n Urbana y Regional de la UPV.
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