Choque de civilizaciones en el seno de Occidente

El ataque a Irak no ha surgido ¨²ltimamente de la Casa Blanca. Ni siquiera a ra¨ªz de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Estaba impl¨ªcito en la mente de los que hoy mandan o influyen (los Richard Perle, Donald Runsfeld, Dick Cheney, Paul Wolfowitz, Condoleezza Rice...) desde hace mucho tiempo. Seguramente desde que qued¨® inacabada la primera guerra del Golfo en 1991 y Sadam Husein subsisti¨®. Los planes para acabar con Sadam confluyeron con los deseos de George W. Bush, cuando gan¨® las elecciones presidenciales y quiso terminar la obra que dej¨® varada su padre, el presidente George Bush.

He aqu¨ª un libro para entender los motivos de esta guerra, desde el punto de vista de Estados Unidos. Una frase de The New York Times le da su centralidad medi¨¢tica: "Ning¨²n ensayo hab¨ªa generado tanta pol¨¦mica e inter¨¦s desde la publicaci¨®n de El choque de civilizaciones, de Samuel Huntington, y El fin de la historia, de Francis Fukuyama". Poder y debilidad es un libro menor desde el punto de vista te¨®rico; desde luego, menor que el de Huntington y quiz¨¢ tambi¨¦n que el de Fukuyama, pero lo mismo que los anteriores es enormemente oportuno en la coyuntura en la que aparece, caracterizada por una guerra y por todos sus efectos colaterales, entre los que no son menores la ruptura de la confianza entre Estados Unidos y Europa, y en el propio seno de la Uni¨®n Europea.

Kagan traza un panorama de las disensiones, muy profundas, entre la vieja Europa y los Estados Unidos de Bush, que no se reduce al distinto papel de ambas partes en este conflicto. El autor acusa a los europeos de haberse fabricado su particular "para¨ªso posmoderno" despu¨¦s de la guerra fr¨ªa, apoyados en el poder¨ªo militar de Estados Unidos. Mientras Estados Unidos creaba una inmensa hegemon¨ªa militar, que era utilizada por Europa para contener al enemigo sovi¨¦tico, Europa dedicaba su dinero a construir un atractivo Estado del bienestar, un sistema garantista de las relaciones internacionales, una argumentaci¨®n basada en el derecho y en la diplomacia. Mientras Estados Unidos era Hobbes y Marte, Europa era Kant y Venus. Europa aportaba la parte atractiva del sistema de valores occidentales (su cultura, su econom¨ªa) mientras Estados Unidos hac¨ªa el gasto de ser bronco, duro, militarista, imperialista.

Esta comodidad europea no

estaba basada en un convencimiento moral o pol¨ªtico de la superioridad del multilateralismo, sino en su extrema debilidad militar. Los europeos han sido incapaces de dotarse de un ej¨¦rcito ni de una fuerza de intervenci¨®n inmediata con los que compartir los sacrificios norteamericanos. Y si no ha habido una moral o una pol¨ªtica superior, lo que existe es hipocres¨ªa. Ya basta, dice Kagan, de esa divisi¨®n del trabajo por la que Estados Unidos se dedica a amenazas como la del terrorismo, las armas de destrucci¨®n masiva o los "Estados proscritos", mientras Europa se centra en desaf¨ªos como los conflictos ¨¦tnicos, la inmigraci¨®n, el crimen organizado, la pobreza o la degradaci¨®n ambiental. Estados Unidos es el sheriff de las pel¨ªculas de vaqueros, mientras Europa es el encargado del saloon. Y los malos suelen disparar al sheriff, no al encargado.

La diferencia entre ambos bloques, insiste Kagan una y otra vez, no es de cultura o de filosof¨ªa, sino de capacidad. Si la cultura estrat¨¦gica de Europa otorga hoy menos valor a la mano dura y al poder¨ªo militar que a otros instrumentos de poder blando como la econom¨ªa y el comercio es porque Europa es militarmente d¨¦bil, aunque sea econ¨®micamente fuerte.

El pron¨®stico para el futuro no es bueno. Tardar¨¢n en cicatrizar las heridas porque Estados Unidos ha empezado a caminar en otra direcci¨®n. "En estos momentos, el multilateralismo es imposible y la acci¨®n unilateral inevitable", afirma el autor. Despu¨¦s de lo cual, sus apelaciones a un entendimiento futuro entre EE UU y Europa quedan en mera ret¨®rica.