El PP no encuentra hueco para difundir mensajes
La estrategia electoral del PP de Andaluc¨ªa para las elecciones municipales ha saltado por los aires con las primeras bombas ca¨ªdas en Irak. Si dif¨ªcil ten¨ªan ya los populares andaluces colocar mensajes en las zonas rurales despu¨¦s del decretazo y, sobre todo, del intento de eliminaci¨®n paulatina del subsidio agrario por parte del Gobierno, el estallido de la guerra ha hecho extensible los apuros a las ciudades medias y, sobre todo, a las capitales. No hay presentaci¨®n de candidatura o visita de ministro que no est¨¦ escoltada por manifestantes en contra de la guerra.
Seg¨²n fuentes de la direcci¨®n regional, el PP de Andaluc¨ªa recibi¨® como un jarro de agua fr¨ªa la intervenci¨®n decisiva del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en los preparativos del conflicto. Sin embargo, a¨²n se vislumbraba una salida medio airosa siempre que la guerra fuera r¨¢pida y los iraqu¨ªes acogieran con "banderitas en la mano" a la coalici¨®n angloamericana.
No ha sido as¨ª, y a partir de ah¨ª todo ha ido en cadena. La baja de casi una decena de concejales por la guerra, el medio centenar de militantes que ha abandonado el partido y la salida del ex ministro y ex secretario general del PP andaluz Manuel Pimentel han cerrado el c¨ªrculo.
Adem¨¢s, el PP no se encuentra precisamente en su mejor momento interno. La falta de sinton¨ªa entre los equipos de la presidenta y alcaldesa de C¨¢diz, Te¨®fila Mart¨ªnez, y el secretario regional, Antonio Sanz, es un secreto a voces que con frecuencia desemboca en la descoordinaci¨®n, especialmente en el ¨¢mbito parlamentario.
Desde las direcciones provinciales se reconoce que el panoramara electoral municipal "es horrible". "Nos hemos convertido en un partido antip¨¢tico y no hay argumentos para defender de manera medianamente seria por qu¨¦ Espa?a apoya la guerra". Son palabras de un dirigente local que, en cualquier caso, no repetir¨ªa ante un grupo m¨¢s numeroso de dos personas, dado el patriotismo interno que impera en el PP y el cierre de filas al que obliga una situaci¨®n tan delicada.
En consecuencia, la versi¨®n oficial es que las deserciones de militantes y ediles tienen un origen puramente organizativo: disputas por las listas que afloran al calor de la guerra. Por lo dem¨¢s, el PP andaluz sigue a rajatabla el discurso dictado desde la direcci¨®n nacional para repeler el aguacero de cr¨ªticas. Se denuncian agresiones y actos violentos a afiliados y sedes, se responsabiliza a PSOE e IU de los disturbios con la t¨¦cnica de pedir explicaciones y, sobre todo, se repite machaconamente que el gobierno de Felipe Gonz¨¢lez actu¨® igual en 1991 y ahora el PSOE invierte la posici¨®n por electoralismo.
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