"En mi batall¨®n todos quer¨ªamos rendirnos"

Parec¨ªa muerto de miedo. "En mi batall¨®n todos quer¨ªamos escapar para rendirnos", relataba ayer el desertor iraqu¨ª. Temblaba en cada pregunta formulada por los tres periodistas. Pero los marcados pliegues de sus arrugas se acentuaban en un rictus de terror cuando hablaba de los ¨²ltimos bombardeos a¨¦reos, la causa verdadera de su deserci¨®n. Su uniforme no llevaba insignia alguna o indicio de graduaci¨®n, aunque dijo que era cabo. Aparentaba tener buen aspecto y la ¨²nica lesi¨®n que presentaba proven¨ªa a simple vista de " una vieja herida", declar¨®.

Dijo tambi¨¦n que ten¨ªa 33 a?os y que viv¨ªa en Mosul junto a su mujer y su hija. El cabo se escap¨® el martes de las filas del tercer batall¨®n de la 29? Brigada del Ej¨¦rcito de Irak, antes de que esas tropas se retiraran en la ma?ana de ayer, tras una noche de intensos bombardeos a¨¦reos sobre el frente de G¨¹er, a unos 45 kil¨®metros al oste de Erbil, la capital del Kurdist¨¢n, y que se encuentra en direcci¨®n a Mosul, la principal ciudad del norte de Irak.

"No pod¨ªamos hacer nada contra los misiles, pero las ¨®rdenes eran defender la posici¨®n"

Hablaba sentado en un sof¨¢ en el despacho de Bayz Zerari, delegado del Partido Democr¨¢tico del Kurdist¨¢n (PDK), en la central de seguridad de Kalak. "Desde que empez¨® la guerra se han entregado en esta zona 41 militares iraqu¨ªes", aseguraba el responsable pol¨ªtico, que asisti¨® a la entrevista junto con un oficial de seguridad del PDK, el partido que gobierna en el noroeste del territorio aut¨®nomo kurdo. "S¨ª. Tienen hambre y miedo a las bombas y a los servicios de seguridad del r¨¦gimen iraqu¨ª; por todo eso escapan", admiti¨® Zerari.

El pasado viernes, los bombardeos de la aviaci¨®n estadounidense sobre el frente de G¨¹er fueron demoledores. "Hubo cuatro o cinco muertos y tres heridos. Varios veh¨ªculos del Ej¨¦rcito iraqu¨ª fueron destruidos", relataba ayer el desertor del tercer batall¨®n, fuerza integrada por unos 350 soldados. "Ten¨ªamos miedo; no pod¨ªamos hacer nada contra los misiles", asegur¨®, "pero nuestras ¨®rdenes nos obligaban a defender la posici¨®n y no abandonarla".

El cabo dijo adem¨¢s que en el tercer batall¨®n no recib¨ªa noticias sobre la situaci¨®n de la guerra -"no ten¨ªamos ni radio ni televisi¨®n"-, ni sobre la situaci¨®n de su familia en Mosul, una ciudad de m¨¢s de un mill¨®n de habitantes que est¨¢ siendo bombardeada desde los primeros d¨ªas en que desat¨® el conflicto.

"Si alguien se atreve a telefonear su casa le pueden disparar a matar", explic¨® el desertor iraqu¨ª en su ¨²nica referencia expl¨ªcita a la existencia de los llamdos escuadrones de la muerte que, seg¨²n denuncia la oposici¨®n al r¨¦gimen de Sadam, acompa?an a las unidades militares regulares.

"Por favor, no me identifiquen. Si mi comandante se entera de que me he entregado, a mi familia la meten en la c¨¢rcel", suplic¨® el desertor, que se neg¨® a ser fotografiado por la prensa incluso de espaldas. Nadie le escolt¨® escaleras abajo cuando termin¨® su entrevista con tres periodistas.