"EE UU se impacient¨® cuando Irak empez¨® a colaborar con la ONU"
Hans Blix est¨¢ sentado en el sal¨®n de su casa, un apartamento de clase media situado en el centro de la capital sueca. Este abogado de 75 a?os, ex funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores sueco, ha venido para visitar a su familia y, tambi¨¦n, para hacerse un chequeo m¨¦dico y visitar a su mujer para regresar de inmediato a Nueva York al puesto que ejerce en las Naciones Unidas desde el a?o 2000, cuando fue nombrado presidente de la Comisi¨®n de las Naciones Unidas de Vigilancia, Verificaci¨®n e Inspecci¨®n (Unmovic).
De maneras suaves, con una mujer y dos hijos que se han pronunciado contra la guerra, Blix se?ala que el objetivo de destruir las presuntas armas de destrucci¨®n masiva "ha sido relegado al cuarto lugar" por Estados Unidos y el Reino Unido. "El Gobierno norteamericano se impacient¨® cuando el Gobierno de Irak empez¨® a colaborar activamente como nosotros ped¨ªamos", recuerda Blix, al evocar los primeros d¨ªas de marzo pasado, cuando norteamericanos y brit¨¢nicos decidieron que ya no hab¨ªa margen para la tarea de los inspectores.
"Hay evidencias de que el conflicto se planific¨® con mucho tiempo. Esto te hace dudar"
"El sentido de esta guerra creo que, m¨¢s que en el petr¨®leo, est¨¢ en los atentados del 11-S"
"La presunta compra de uranio enriquecido por parte de Irak a N¨ªger fue un burdo montaje"
"Liberar al pueblo de Sadam es un precio muy alto en vidas y en destrucci¨®n de un pa¨ªs"
Pregunta. ?Recuerda el asunto de las armas de destrucci¨®n masiva que pose¨ªa Irak?
Respuesta. Creo que ahora, en estos momentos, encontrar las armas de destrucci¨®n masiva ha sido relegado, dir¨ªa, al cuarto lugar por el cual Estados Unidos y el Reino Unido est¨¢n librando la guerra en Irak. Hoy por hoy, el cambio del r¨¦gimen dictatorial de Sadam Husein es el principal objetivo.
P. Hasta ahora , tras 19 d¨ªas de invasi¨®n, no ha habido rastros de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas. Los equipos especiales del Ej¨¦rcito norteamericano dicen que eso es porque est¨¢n almacenados en Bagdad. ?Cree usted que es as¨ª?
R. Tanto Estados Unidos como el Reino Unido siempre nos dijeron que Irak pose¨ªa esas armas. Nosotros nunca lo aceptamos como un hecho probado. En eso, precisamente, consist¨ªa nuestro trabajo. Lamentablemente, ambos Gobiernos se mostraron en los primeros d¨ªas de marzo muy impacientes. Y no nos dejaron terminar la tarea. Unos cuantos meses hubieran permitido saber si, como aseguraban los norteamericanos y los brit¨¢nicos, el r¨¦gimen iraqu¨ª pose¨ªa esas armas. Tengo mucha curiosidad por saber si de verdad las van a encontrar. No creo que haya nadie m¨¢s interesado que yo.
P. La raz¨®n, dicen los expertos militares norteamericanos, es que Sadam Husein los almacenaba en Bagdad. La informaci¨®n que los servicios de inteligencia le proporcionaron a usted para que su gente investigara, ?se refer¨ªa s¨®lo a Bagdad?
R. No, los servicios de inteligencia norteamericanos nos dieron informaci¨®n sobre posibles dep¨®sitos de armas de destrucci¨®n masiva en varios puntos del pa¨ªs.
P. Por ejemplo, ?la zona sur de Irak?
R. No puedo contestar con ese detalle.
P. ?O en la regi¨®n del norte?
R. Insisto, la pregunta es muy precisa. Pero si lo que usted quiere saber es si las informaciones se refer¨ªan s¨®lo a Bagdad le digo que no. Nos dieron datos de otras zonas de Irak. Y, como ya sabe, no encontramos nada que tuviera que ver con armas de destrucci¨®n masiva. Los visitamos. Y nada.
P. En su presentaci¨®n ante el Consejo de Seguridad, el 5 de febrero pasado, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, insisti¨® en que exist¨ªan laboratorios m¨®viles para fabricar esas armas. Se supone que estar¨ªan diseminados en varias partes de Irak.
R. Ser¨ªa lo l¨®gico. Quiz¨¢, de existir, deber¨ªan haber encontrado alguno.
P. ?Hasta qu¨¦ punto fue complicada su relaci¨®n con los servicios de inteligencia de Estados Unidos y el Reino Unido?
R. ?ste es un punto interesante. Cuando me nombraron presidente de Unmovic, yo dej¨¦ claro que ¨ªbamos a crear un cuerpo de inspectores independiente. Eso hice.
P. Esto lleva a plantearse qu¨¦ pas¨® en 1998 cuando su antecesor, Richard Butler, decidi¨® retirar a los inspectores de Irak. Fue a ra¨ªz de que agentes de inteligencia norteamericanos acompa?aban a los inspectores de la Agencia de Desarme de la ONU (Unscom), ?no?
R. En efecto, yo estaba entonces en la Agencia Internacional de Energ¨ªa At¨®mica. Pero hubo ese problema. Los agentes de inteligencia, al parecer, recogieron datos que m¨¢s tarde fueron usados para atacar objetivos militares iraqu¨ªes. Por eso, cuando me hice cargo era necesario dejar claro un punto: nosotros ser¨ªamos un cuerpo independiente. Podr¨ªamos recibir informaci¨®n de los servicios de inteligencia. Pero este proceso ser¨ªa el equivalente a una avenida con una direcci¨®n ¨²nica. Los servicios pod¨ªan aportar sus datos. Y nosotros deb¨ªamos hacer la comprobaci¨®n de los mismos. Siempre les dije que no les ¨ªbamos a recompensar con nuevos datos recogidos por nosotros. El mejor premio para esos servicios y el Gobierno era que nosotros hall¨¢ramos las armas de destrucci¨®n masiva. Hombre, no dej¨¢bamos de hablar con esos servicios. Por ejemplo, para darles una idea sobre si las fuentes que hab¨ªan dado las informaciones eran solventes o no. Pero eso era todo. A algunos, esta actitud no les gust¨®. Nuestra conducta qued¨® justificada. F¨ªjese el caso de la fabricaci¨®n de los contratos de una presunta compra de uranio enriquecido a N¨ªger por parte de Irak. Fue un burdo montaje. Todo falso. Y la informaci¨®n fue proporcionada al Organismo Internacional de Energ¨ªa At¨®mica (OIEA) por los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Nosotros, para hablar del asunto de los laboratorios m¨®viles, s¨®lo encontramos, al comprobar los datos que nos pasaron los norteamericanos, que hab¨ªa unos camiones que se dedicaban al tratamiento y control de semillas. La idea de los laboratorios m¨®viles, creo, ven¨ªa de la experiencia sovi¨¦tica. Ellos hab¨ªan trabajado con ese tipo de laboratorios. La denuncia no era de esas cosas inconcebibles, pero se necesitaban pruebas. No las hallamos.
P. ?Hizo usted todo lo posible para determinar a trav¨¦s de las inspecciones la existencia de esas armas?
R. Tengo la conciencia tranquila. Lamento no haber tenido los meses que necesitaba para confirmar si exist¨ªan o no las armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas. Pero los norteamericanos comenzaron a expresar su impaciencia a primeros de marzo. Parec¨ªa que las altas temperaturas en Irak llegaban a un punto en el que hab¨ªa que desencadenar los ataques. Ahora bien, cuando les preguntabas, los norteamericanos te dec¨ªan que no, que pod¨ªan esperar m¨¢s tiempo. Cuando el 27 de enero denunci¨¦ en el Consejo de Seguridad de la ONU que Irak no colaboraba de la manera prevista en la resoluci¨®n 1.441-es decir, de manera inmediata completa e incondicional-, el Gobierno norteamericano, incluyendo a los halcones, me aplaudi¨®. Fue una cosa parad¨®jica. Porque a partir de entonces, el Gobierno de Irak inici¨® una colaboraci¨®n activa. Y, entonces, los norteamericanos comenzaron a criticarme.
P. Cuando habla de una conducta activa, ?se refiere s¨®lo a la destrucci¨®n de una parte de los misiles Al Samud?
R. La destrucci¨®n de esos misiles fue su respuesta a mi ultim¨¢tum. Me refiero a m¨¢s cosas. Nos dieron nombres de muchos t¨¦cnicos y cient¨ªficos que hab¨ªan participado en el proceso de destrucci¨®n de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas en 1991. Esto era fundamental. Porque en un principio, por ejemplo, s¨®lo nos dieron muestras de tierra donde presuntamente se hab¨ªa enterrado ¨¢ntrax. Pero, claro, era dif¨ªcil sacar conclusiones examinando un trozo de tierra. Nunca sabr¨ªas qu¨¦ cantidades de ¨¢ntrax se hab¨ªan sepultado. En conclusi¨®n, los iraqu¨ªes no hab¨ªan cumplido con la exigencia de darnos los datos que necesit¨¢bamos de inmediato, como constaba en la resoluci¨®n 1.441, pero a finales de enero comenzaron a darnos -probablemente ante el despliegue de 200.000 soldados norteamericanos y brit¨¢nicos en el golfo P¨¦rsico- datos relevantes. Ten¨ªamos unos meses para trabajar sobre ellos.
P. La Administraci¨®n de Bush, ?estaba interesada realmente en las inspecciones? ?No se siente utilizado, por as¨ª decirlo, cuando hay pruebas muy concretas de que la invasi¨®n fue planificada con mucho tiempo de antelaci¨®n?
R. Bueno, hay evidencias de que, en efecto, esta guerra fue planificada con mucho tiempo. Eso, a veces, te hace dudar sobre la actitud que manten¨ªan ante las inspecciones. Pero yo recuerdo que el presidente Bush nos convoc¨® en octubre de 2002 a la Casa Blanca a m¨ª y a Mohamed el Baradei, director del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica. Estaban con ¨¦l el vicepresidente Richard Cheney, Colin Powell, Condoleeza Rice y Paul Wolfowitz, secretario adjunto de Defensa. Nos dijo que apoyaban el proceso de inspecci¨®n que comenzaba. En aquel momento no los vi impacientes. Por supuesto, yo sab¨ªa que hab¨ªa dentro de la Administraci¨®n de Bush gente que era esc¨¦ptica y que ya trabajaba con la idea del cambio de r¨¦gimen. Pero en esa ¨¦poca yo cre¨ªa que hab¨ªa margen para la actuaci¨®n de los inspectores.
P. ?Cu¨¢ndo tuvo la sensaci¨®n de que quedaba poco por hacer?
R. Pienso que sent¨ª eso, como le acabo de decir, cuando los iraqu¨ªes comenzaron a trabajar m¨¢s activamente en el cumplimiento de la resoluci¨®n 1.441, despu¨¦s de que yo mismo denunciara su falta de colaboraci¨®n, el 27 de enero, al ver la impaciencia de los norteamericanos tuve la sensaci¨®n de que la situaci¨®n se agotaba. Y cuando, el 7 de marzo, los brit¨¢nicos dijeron que estaban dispuestos a modificar el ultim¨¢tum inicial del 17 de marzo s¨®lo por cuatro o cinco d¨ªas. Supe que era el final.
P. ?Cree que hay armas de destrucci¨®n masiva en Irak?
R. Yo soy el primer interesado en saberlo. Creo que los norteamericanos empezaron la guerra creyendo que las hab¨ªa. Ahora, pienso, creen menos en esa posibilidad. Pero, no s¨¦, cuando ves las cosas que se intentaron hacer para demostrar que los iraqu¨ªes ten¨ªan armas nucleares, como el contrato fantasma con N¨ªger que hemos mencionado, te haces muchas preguntas. ?Qui¨¦n pudo imaginar semejante invenci¨®n? Por eso nosotros siempre fuimos muy cautelosos.
P. ?Cu¨¢l es el sentido de esta guerra para usted?
R. No s¨¦, hay gente que dice que se trata de una guerra por el petr¨®leo. El petr¨®leo est¨¢ ah¨ª. Pero pienso que lo fundamental es el 11 de septiembre de 2001. Los atentados contra las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono cambiaron toda la perspectiva. Creo que la idea de una guerra de contraproliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva estaba en el ambiente desde hac¨ªa mucho tiempo. Me remonto a la crisis de los misiles de Cuba en los a?os sesenta. Aquello fue un tema claro de frenar la proliferaci¨®n. Luego recordar¨¢ usted el ataque de Israel contra un reactor nuclear iraqu¨ª en 1981. Y, despu¨¦s, los ataques a Libia y Sud¨¢n y, m¨¢s recientemente, cuando la Administraci¨®n de Clinton orden¨® los ataques en Sud¨¢n. Pero no cabe duda de que el 11 de septiembre convirti¨® lo que pod¨ªan ser incursiones puntuales en un objetivo central. Pas¨® en Afganist¨¢n. Y luego vino la teor¨ªa del eje del mal. Y ahora es Irak.
P. Pero lo que usted denomina contraproliferaci¨®n ha enviado una se?al contraria. Irak no ten¨ªa armas nucleares y ha sido atacada. Si te procuras ese tipo de armas sabr¨¢s que no ir¨¢n a por ti. ?Qu¨¦ le parece?
R. Estados Unidos sostiene que se trataba de mandar, con la guerra en Irak, una se?al a otros pa¨ªses para que se mantengan alejados de las armas de destrucci¨®n masiva. Pero esa se?al es percibida de otra manera. Tenemos la declaraci¨®n que acaba de realizar el Gobierno de Corea del Norte. Vienen a decir que, si dejas que entren los inspectores, como pas¨® en Irak, terminar¨¢s siendo atacado. El problema es importante. Si un pa¨ªs tiene la percepci¨®n de que su seguridad est¨¢ asegurada, no tendr¨¢ necesidad de pensar en armas de destrucci¨®n masiva. Esa garant¨ªa de seguridad es la primera l¨ªnea de defensa contra la proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva.
P. El ex ministro brit¨¢nico Robin Cook, al dimitir ante el Parlamento brit¨¢nico, dijo que Irak no ten¨ªa armas de destrucci¨®n masiva hasta el punto de constituir una amenaza mundial.
R. Toda la idea de la no proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva, desde el Protocolo de Ginebra de 1925, es la prohici¨®n de su uso. Despu¨¦s de la II Guerra Mundial pasamos al concepto de no posesi¨®n. Y de aqu¨ª surge la propuesta del sistema de inspecciones. En 1991, bajo la presi¨®n de la derrota, Irak declar¨® que ten¨ªa armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas. Y por eso, para evitar que pudieran ser usadas, se instaur¨® la inspecci¨®n. Ahora, no es menos cierto que algunos de sus vecinos como Ir¨¢n y Siria han dicho una y otra vez en los ¨²ltimos meses que no se sent¨ªan amenazados. El caso de Ir¨¢n es importante porque este pa¨ªs ya sufri¨® ataques con armas qu¨ªmicas por parte de Irak en la guerra de los a?os ochenta. Quiz¨¢ Kuwait s¨ª pudiera sentirse amenazado. Pero no creo que Sadam Husein se atreviera a una nueva aventura en Kuwait. Aqu¨ª me temo que volvemos al mismo punto: el 11 de septiembre de 2001. La conclusi¨®n de Estados Unidos es que cualquier pa¨ªs que pueda tener armas de destrucci¨®n masiva es una amenaza. Y con m¨¢s raz¨®n si se trata de un pa¨ªs que Estados Unidos considera un pa¨ªs canalla.
P. ?Qu¨¦ pasa si no aparecen las armas de destrucci¨®n o si lo que se encuentra no es una amenaza real?
R. Bueno, se habr¨ªa liberado al pueblo iraqu¨ª de Sadam Husein y de que en el futuro haya armas de destrucci¨®n masiva en Irak. Es un precio muy alto en vidas humanas y destrucci¨®n de un pa¨ªs. Pod¨ªamos alcanzar el objetivo de controlar la presunta amenaza a trav¨¦s de las inspecciones. De lograrlo, el r¨¦gimen de Sadam Husein habr¨ªa seguido en su lugar. Yo creo que hay m¨¢s riesgos con una guerra. Volviendo a Corea del Norte, este pa¨ªs ya no habla de pactos de no agresi¨®n. Lo que quiere es poseer armas nucleares para disuadir de manera agresiva a otros a la hora de que quieran atacarle.
P. ?Volver¨¢n sus inspectores a Irak?
R. Es posible que los aliados, Estados Unidos y el Reino Unido, deseen que los inspectores certifiquen la situaci¨®n en Irak si encuentran algo. Tambi¨¦n pueden solicitar el control independiente de los inspectores de la ONU a m¨¢s largo plazo. En lo que se refiere a m¨ª, el contrato que tengo con la ONU expira el 30 de junio de 2003.
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