Un actor llamado Fidel
Oliver Stone ha estado ausente de los grandes escenarios desde 1999, pero su retorno es letal. En febrero del a?o pasado, el pol¨¦mico cineasta neoyorquino acompa?¨® a Fidel Castro durante tres d¨ªas consecutivos. Disfrut¨® de un acceso sin precedentes y comparti¨® con el presidente cubano mesa, intimidades y bromas. El concienciado revolucionario y pertinaz enemigo de sucesivas administraciones estadounidenses se relaja ante las c¨¢maras de los profesionales espa?oles y mexicanos que viajaron con Stone a La Habana. Grabaron 30 horas de conversaci¨®n, parte de las cuales se han editado en un documental de 95 minutos.
Con im¨¢genes de archivo y actuales, Stone ofrece un retrato intimista de Castro sin enzarzarse en profundas pol¨¦micas sobre la trayectoria de la revoluci¨®n cubana. Su Comandante, dice el realizador, es una aproximaci¨®n al "rostro del poder" y una ocasi¨®n ¨²nica para que el p¨²blico comparta su "larga cena con Fidel".
"Se abri¨® porque le trat¨¦ de igual a igual. Establec¨ª una relaci¨®n de actor-director: ¨¦l era Mastroianni, y yo, Fellini"
"Tiene 77 a?os y el trabajo es duro... Los revolucionarios nunca se jubilan; en todo caso, terminan en la c¨¢rcel"
"Le plante¨¦ preguntas duras sobre las elecciones, los delatores, la tortura, gays y negros, armas nucleares..."
La amistad se sell¨® a cal y canto, y el contacto contin¨²a. A sus 56 a?os, Stone ha recuperado ahora un viejo proyecto colosal, la recreaci¨®n de la vida de Alejandro Magno, que le acerc¨® a mediados de marzo hasta Londres. Llevaba un par de d¨ªas sin conciliar el sue?o, de reuni¨®n en reuni¨®n, y el agotamiento comenzaba a hacer mella en su cuerpo. Ten¨ªa la cara hinchada y un ojo irritado por una alergia, pero a¨²n no pod¨ªa retirarse a su habitaci¨®n del hotel Covent Garden. Eran las nueve de la noche, un par de colegas le esperaban para cenar, y antes de embarcarse la ma?ana siguiente rumbo a la India deb¨ªa revisar su nuevo gui¨®n y hablarnos de Fidel Castro, a quien un d¨ªa escribi¨® una carta muy personal.
Esa misiva fue la llave que le abri¨® la puerta al centro del r¨¦gimen cubano.
?C¨®mo surgi¨® el proyecto de 'Comandante'?
De casualidad, con una propuesta del productor catal¨¢n Jaume Roures. Yo no estaba interesado en Cuba, y quiz¨¢ le sorprendi¨® mi aceptaci¨®n. Pero s¨ª admiraba a Castro. Le conoc¨ª en 1987, en el festival de cine de El Salvador, y me pareci¨® un hombre agradable, cari?oso. Es un tipo con cojones.
?C¨®mo logr¨® acceder a Castro?
Hab¨ªa o¨ªdo que no conced¨ªa muchas entrevistas y que un periodista esper¨® semanas para cerrar una cita. Tras aguardar dos d¨ªas en La Habana les record¨¦ que soy realizador, no periodista. Me pidieron que explicara por escrito mi objetivo. Escrib¨ª una carta de cuatro folios que contaba desde mi coraz¨®n lo que quer¨ªa hacer. Las autoridades cubanas nos invitaron entonces a cenar, y fue una cena que nunca olvidar¨¦. Dur¨® desde las diez hasta las cuatro de la madrugada, y me divert¨ª cada segundo. Fidel entendi¨® mi carta y sincronizamos en ese primer encuentro. Comprendi¨® que yo no quer¨ªa hacer la historia del r¨¦gimen, sino que, como cineasta, lo que persegu¨ªa era adentrarme en el rostro del poder.
?Le cost¨® ganar su confianza?
Se abri¨® porque le trat¨¦ de igual a igual. No iba a doblegarme ante ¨¦l, no es mi estilo. Establec¨ª una relaci¨®n de actor-director: ¨¦l era Marcello Mastroianni, y yo, Fellini. Le animaba en su actuaci¨®n porque soy su fan y quer¨ªa que ¨¦l fuera un buen actor. Nunca demand¨® que cort¨¢ramos una pregunta ni solicit¨® segundas tomas. Rara vez se ve a un jefe de Estado abri¨¦ndose con tanta libertad frente a la c¨¢mara.
Parece una relaci¨®n amistosa m¨¢s que profesional...
S¨ª, le ech¨¦ desparpajo, y eso le sorprendi¨®. Intu¨ª que nunca se relajar¨ªa si me limitaba a sentarme a su lado. Ten¨ªa que entrar de lleno, como si fuera un baile en el que yo participaba, adem¨¢s de dirigir. Fue agotador. Pero as¨ª, el formato de las entrevistas result¨® muy libre. Camino de ac¨¢ para all¨¢, le sorprendo con cuestiones personales y provoco su enfado con otros comentarios. Est¨¢ tan acostumbrado al contacto r¨ªgido que se divert¨ªa cuando le pillaba desprevenido. Pas¨® algo gracioso el segundo d¨ªa. Hab¨ªa salido de juerga la noche anterior y llegu¨¦ con retraso a la cita de la ma?ana. Fidel estaba impaciente esper¨¢ndome, y me dijo a la cara: "Has estado en todos los lugares err¨®neos". Tiene buen humor.
Evita cuestiones pol¨¦micas, y cuando roza temas controvertidos no reclama una respuesta clara. ?Cree que desaprovech¨® oportunidades?
Utilic¨¦ mi fama para acceder al poder y tratar al mismo tiempo de iluminar dicho poder de una forma que hasta ahora nadie ha conseguido con preguntas hostiles. La vida no es as¨ª. Ni tan siquiera a un enemigo se le aborda con cuestiones hostiles. Le plante¨¦ preguntas duras sobre las elecciones, los delatores, la tortura, los gays y los negros, las armas nucleares... Es cierto que no menciono a los exiliados, pero ellos han denunciado su caso repetitivamente. Nunca pretend¨ª recoger todos los puntos de vista, sino presentar un encuentro en tiempo real con un genuino l¨ªder mundial. Es mi cena con Fidel Castro en la que la audiencia descubre aspectos que normalmente no ve.
Pero acepta tambi¨¦n sus respuestas evasivas y vagas...
No pod¨ªa cortarle a cada momento para hacer la pregunta correcta. Denotar¨ªa autointer¨¦s por mi parte y una muestra de descortes¨ªa. Vi hacia d¨®nde se dirig¨ªa, y sus respuestas eran... Bueno, digamos que ten¨ªa sus respuestas y sus razones para darlas. No estaba dispuesto a discutir con ¨¦l. ?Piensa acaso que Fidel va a confesar ante la c¨¢mara que se equivoc¨® en alg¨²n punto? Le pregunt¨¦ si algo lamentaba y no llega a aclararlo. Tampoco piensa que cometi¨® grandes errores, aunque le gustar¨ªa que las cosas hubieran sido distintas, y compara la situaci¨®n de Cuba con el resto de Latinoam¨¦rica. Tiene raz¨®n porque hay mucha m¨¢s miseria en esos pa¨ªses.
?Cree que descubri¨® la verdad de Fidel?
Nunca llegas a la verdad de nadie. Extrajimos parte de la verdad, un poquito. El aspecto sentimental de su vida result¨® interesante. Responde con un lenguaje corporal a las cuestiones sobre su vida amorosa. Se muestra t¨ªmido y me record¨® a mi padre. A esa generaci¨®n no le gusta hablar de amor.
Confirma en parte su reputaci¨®n de donju¨¢n. ?Le sorprendi¨®?
Se supone que es un playboy, pero es un hombre muy moral. Recalca que nunca se volvi¨® a casar, que no cree en el matrimonio, y se incomoda, como tambi¨¦n le pasaba a mi padre, cuando le pregunt¨¦ si amaba a esta u otra mujer. Veo a Fidel como un mon¨®gamo en serie antes que un pol¨ªgamo. Pero por encima de todo est¨¢ enamorado de la revoluci¨®n. La revoluci¨®n es su amante y nunca la ha perdido de vista. De haberlo hecho, hubiera fracasado porque la CIA estaba alerta a cualquier despiste para matarle o desprestigiarle.
?Pudo confirmar los puntos de vista que desarrolla en sus pel¨ªculas pol¨ªticas, 'Nixon', 'JFK', y en su trilog¨ªa sobre la guerra de Vietnam?
En su comentario sobre Richard Nixon da en el clavo. A mi entender, Nixon es la causa de muchos problemas de Castro. De un ¨²nico encuentro con Nixon eman¨® la percepci¨®n de que Fidel era un comunista. Ahora todos sabemos que Nixon era un mentiroso y un paranoico, y Fidel aclara en el documental que no tuvo m¨¢s elecci¨®n que apoyarse en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. EE UU estaba empe?ado en destruir la revoluci¨®n.
?Cree que Castro renuncia a la reforma porque sigue anclado en la fase inicial de su revoluci¨®n?
No est¨¢ anclado en el pasado y, si acaso, es un pensador liberal en el sentido de que mira hacia delante. Est¨¢ comprometido con el mundo y le preocupan los problemas del siglo XXI. Sabe que hay limitaciones, pero no es un dictador al uso. Es la versi¨®n latina de un hombre fuerte, un genuino revolucionario latinoamericano.
?Delegar¨¢ Fidel Castro el poder antes de morir?
Tiene 77 a?os, y el trabajo es duro, pero sigue intentando resolver problemas. No tiene otra opci¨®n. Los revolucionarios nunca se jubilan; en todo caso, terminan en la c¨¢rcel. Un caudillo siempre ser¨¢ un caudillo. Yo no soy socialista y creo en el mercado regulado. Para que el mundo funcione, la gente debe tener incentivos. Podr¨ªa haber discutido de socialismo con Fidel, pero el documental no hubiera sido interesante. La cuesti¨®n es si McDonald's entrar¨¢ en Cuba. Espero que no, que encuentren el equilibrio, que encuentren una forma distinta de capitalismo. ?Por qu¨¦ el mundo debe ser global? ?Por qu¨¦ este avance del globalismo en todas partes?
?Teme Castro que su proyecto muera con ¨¦l?
Su respuesta a esta cuesti¨®n es preciosa: "Si el pueblo es fuerte no necesita un l¨ªder fuerte". El pueblo es la revoluci¨®n, y los cubanos son gente muy, muy luchadora.
?Observa nuevos riesgos para Cuba en la coyuntura actual?
No me extra?ar¨ªa que Cuba sea el pa¨ªs n¨²mero cuatro en el eje del mal de Bush. Ya han empezado a crear problemas en la isla, que provocaron la detenci¨®n de disidentes. Bush est¨¢ apuntando a Castro con el dedo y, por unos d¨ªas, se escucharon rumores falsos sobre terrorismo biol¨®gico en Cuba. La situaci¨®n es realmente preocupante. Si podemos eliminar Irak, ?por qu¨¦ no arremeter de paso contra esta isla tan peque?a, interesante y cercana? Una vez puestos en marcha no hay freno.
?C¨®mo ve el futuro tras la guerra de Irak?
El objetivo de Bush es abandonar y romper la ONU para convertirse en un poder imperial. Despu¨¦s de Irak apuntar¨¢n contra Ir¨¢n, se apropiar¨¢n luego de Siria y controlar¨¢n Afganist¨¢n. El papel de Rusia ser¨¢ importante e intentar¨¢n alcanzar un acuerdo que les permita controlar Eurasia. Teniendo Eurasia bajo control, la Administraci¨®n republicana ya no necesitar¨¢ a Europa. Yo no tengo simpat¨ªas por Sadam Husein ni por los te¨®logos iran¨ªes, pero el camino emprendido es err¨®neo.
En su aproximaci¨®n a enemigos de Washington llega tarde para entrevistar y retratar al presidente iraqu¨ª. ?Lo consider¨® en alg¨²n momento?
No creo que ¨¦l hubiera cooperado. Los ¨¢rabes se vuelven muy tensos frente a una c¨¢mara, y dudo que Sadam Husein me hubiera aportado algo interesante. Miente mucho. S¨ª he realizado, en cambio, un documental sobre Arafat. Le entrevist¨¦ en Ramala el d¨ªa que entraron los tanques. Pero, a diferencia de Fidel, Arafat nos evadi¨® constantemente. Se escabull¨ªa como una serpiente.
?Qu¨¦ lecci¨®n extrajo en sus tres d¨ªas con Castro?
Le admiro. Es un hombre carism¨¢tico y un buen actor en el sentido de que interpreta muy bien su ideolog¨ªa. En ning¨²n momento se mostr¨® a la manera de un 'yo, Fidel Castro'. Nunca percib¨ª se?ales de egotismo. S¨®lo le sent¨ª como un l¨ªder al servicio de la revoluci¨®n. Obviamente, no es la caricatura que de ¨¦l se hace en Estados Unidos, ni el carnicero que muchos denuncian. Nadie con esas caracter¨ªsticas se sentir¨ªa tan c¨®modo y tan a gusto. Fidel Castro es un tipo que aguanta el escrutinio de la c¨¢mara y no tiene mala conciencia.
Comandante', dirigida por Oliver Stone, se estrena el pr¨®ximo d¨ªa 24 de abril en Madrid, y el 25, en Barcelona.
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