La noche m¨¢s 'Hey Day' de Jordi Labanda
- Octubre de 1994. Jordi Labanda cuelga en el Caf¨¦ del T¨¨xtil de Barcelona los originales de su primera exposici¨®n, Girls. En mi libreta de entonces encuentro estas notas: "Labanda. Veintea?ero. Nacido en Uruguay de padres catalanes. Estudios de dise?o industrial. Dibuja con trazo preciso chicas encantadoras y se?oras malas de caderas peligrosas. Le gustan las bibliotecas, las m¨¢scaras africanas, los ovnis, los gatos y los cactus. Ecos de la d¨¦cada de 1950. Sensualidad en tecnicolor. Nostalgia de una elegancia olvidada...". Mi libreta no consigna el men¨² de la cena que sigue al vernissage, pero s¨ª la conversaci¨®n posterior frente a la reconstituyente barra del Gimlet. Labanda me confiesa la excitaci¨®n que le invade cuando cruza la redacci¨®n del peri¨®dico para entregar sus originales. "Me parece entrar en un lugar en el que se custodian secretos". Para no defraudarle, me callo que por las redacciones de los peri¨®dicos apenas corren algunos chismorreos intrascendentes. Luego hablamos de Lou Grant, del vestuario de Givenchy para Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes y de los ni?os con poderes paranormales que desconciertan a los psic¨®logos de barbita de chivo. Anoto clandestinamente en mi libreta la palabra "humanista". Al d¨ªa siguiente redacto una cr¨®nica sobre ¨¦l que no ser¨¢ publicada.
La fiesta de presentaci¨®n del libro de Jordi Labanda parece transportarnos a una vi?eta din¨¢mica y tecnicolor del autor
- Abril de 2003. Una multitud elegante se apretuja en un hist¨®rico osario de secretos y chismorreos, la antigua redacci¨®n de El Noticiero Universal, convertida recientemente en el restaurante club El Noti. El reclamo es la presentaci¨®n del libro Hey Day (RM Verlag), un espectacular volumen que recoge las ilustraciones de Jordi Labanda publicadas en diarios como EL PA?S o La Vanguardia, en revistas como Marie Claire, Vogue, Visionaire o Wallpaper o en los cat¨¢logos de las exclusivas firmas Knoll, Allen o JVC.
El abultado n¨²mero de asistentes y lo variado de su pelaje dan una idea de la dimensi¨®n estratosf¨¦rica y tentacular alcanzada por los pinceles de Labanda. ?En qu¨¦ otro lugar de esta ciudad han podido verse juntos, literalmente apretados por las circunstancias, al alcaldable convergente Xavier Trias y a un productor de cine porno? ?Y a Manuel Pertegaz, el hombre que vest¨ªa a las se?oras del r¨¦gimen, y a Bor¨ªs Izaguirre, el que se desnuda cada noche en televisi¨®n sin hacer uno estricto? ?Y a Tyler Br?l¨¦, el fundador de Wallpaper, sacando un codo involuntariamente incrustado en la oronda panza de un destacado cronista rosa local?
Bajo los influjos de los platos de DJ Bonavista y Las Perras (?qu¨¦ buena idea pinchar a Nino Ferrer!) y de la barra libre, que hacen imposible entablar una conversaci¨®n m¨ªnimamente audible, nos entretenemos en elaborar en nuestra libreta mental una taxonom¨ªa aproximada y recreativa de la fauna asistente.
Hay maniqu¨ªes de ambos sexos, periodistas tambi¨¦n de ambos sexos y hombres de empresa de riguroso aspecto monote¨ªsta. Hay fot¨®grafos, dise?adores, publicistas, directores de cine y estilistas. Est¨¢ el sector fashion, nutrido, ruidoso y subdividido en corrientes como el fashion glam, el fashion trash, el internacional fashion victim y el iberiqu¨ªsimo fashion petarda. Est¨¢ el inefable y bullicioso sector cool y trendy barcelon¨¦s, segregado tambi¨¦n a su vez en diferentes corrientes de opini¨®n: los cool cool, los cool freakies y alg¨²n que otro cool de opereta. Y los cool arqueol¨®gicos, que parecen salidos de un reportaje de la Factory de Andy Warhol, film¨¢ndose incansablemente los unos a los otros con sus c¨¢maras digitales. Hay chicas que han arrasado el armario materno, tipos con complejas arquitecturas capilares y otros que intentan meterse con uno en el lavabo sin que se les haya manifestado el menor inter¨¦s por gozar de su compa?¨ªa en ese lugar.
Suenan los primer¨ªsimos Radio Futura, enamorados de la moda juvenil, KK de Luxe, The Ramones, The Buggles, Dee Lite y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez. S¨ª, s¨ª, han le¨ªdo bien: el mism¨ªsimo Puma. Una chica de buena familia te susurra al o¨ªdo izquierdo que se pirra por los macarrillas; y un amigo no visto desde hace a?os te confiesa al o¨ªdo derecho que su sue?o consiste en comprarse tres cachorros de galgo ibicenco y darle al m¨¢s joven de ellos el nombre de Lutton, "porque es el aeropuerto de Londres m¨¢s barato".
Es, en resumen, una genuina noche Hey Day, una noche en la que la realidad imita a la direcci¨®n de arte y uno parece estar viviendo en una ilustraci¨®n din¨¢mica y tecnicolor de Jordi Labanda. Una noche que se acerca al delicioso momento de su sofisticada decadencia y s¨®lo falta que se nos aparezca el fantasma de Serge Gainsbourg.
?Y nuestro dibujante?, ?d¨®nde est¨¢? Por fin lo divisamos, vapuleado y feliz, algo desconcertado pero radiante como una estrella desbordada. Nos acercamos a despedirle y la canci¨®n de Jeanette suena como una pregunta: ?Por qu¨¦ te vas? Porque tambi¨¦n nosotros estamos ebrios y derrengados, agradecidos por la hey night y felices por su ¨¦xito. Y porque ahora comenzar¨¢ a sonar una rumba tremenda de Bambino.
Recogemos la veterana On Land de terciopelo gris y bajamos la calle de Ll¨²ria. Al llegar a casa, un mensaje en el buz¨®n de correo nos dice que C¨¦cile de Bruhoff, la creadora de Babar, ha pasado a mejor vida a sus 99 a?os de edad. Qu¨¦ mejor edad para nuestro elefantito.
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