El trompetista del Utop¨ªa
Fernando Aramburu (San Sebasti¨¢n, 1959) form¨® parte de la particular banda de creadores Cloc, aquel arrebato de surrealismo y arte en la calle. Despu¨¦s emigr¨® y a ¨¦l se deben algunas de las grandes novelas que en castellano han creado los escritores de este pa¨ªs, aunque, si entramos en definiciones de origen, puede que la ecuaci¨®n no salga. Resulta que Aramburu escribe, vive y trabaja en Alemania, y publica en Tusquets, que no es un lugar, sino una marca de calidad.
Desde Fuegos con lim¨®n (1997), Fernando Aramburu es tambi¨¦n una garant¨ªa de calidad. Premio Euskadi 2001 de narrativa en castellano por Los ojos vac¨ªos, ha llevado a cabo un trabajo personal con el lenguaje que lo acerca a los cl¨¢sicos. Podr¨ªa pasar por un autor de novela picaresca si no fuera por su especial cari?o al surrealismo.
Acaba de publicar El trompetista del Utop¨ªa, una novela en la que sus virtudes aparecen claras. Benito Lacunza vive en Madrid y toca la trompeta por las noches en el bar Utop¨ªa. Amoral y mujeriego, el personaje no mantiene una pizca de planteamiento ¨¦tico, gorronea a sus novias, en el pasado dej¨® a una chica embarazada y la abandon¨®. El retrato de Benito Lacunza es de una pieza; eso s¨ª, su manera de expresarse puede acercarlo a las simpat¨ªas del lector. La novela comienza cuando debe volver a su pueblo, Estella, para asistir a la agon¨ªa de su padre y, sobre todo, por la herencia. En la tierra que le vio nacer, su personalidad se transforma gracias al trato con su angelical hermano peque?o, con la prometida de ¨¦ste, Nines, y la hija de ella, Ainara.
La novela, estructurada de manera numeral (en el cap¨ªtulo 5 llega a la habitaci¨®n de su padre, en el 10 sucede la muerte, en el 15 se reparte la herencia...) cuenta la historia de Ca¨ªn redimido por Abel. Aramburu ha urdido una novela donde vuelve a resplandecer su uso del idioma, la creaci¨®n de tipos cercanos a la sordidez y al humor negro, que el autor tan bien sabe pintar. La novela adolece quiz¨¢s de falta de complejidad en los personajes, sobre todo en el protagonista, que pasa en muy poco tiempo de representar a un ser amoral a responsable y cabal.
El lenguaje, ese espl¨¦ndido castellano y los juegos con los esperpentos mantienen la lectura, pero la novela no alcanza la complejidad narrativa de aquella primera obra que deslumbr¨® a los lectores.
Fernando Aramburu: El trompetista del Utop¨ªa. Tusquets. Barcelona, 2003, 295 p¨¢ginas, 16 euros.
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