Los arquitectos cuestionan una ley que pone en peligro intervenciones pasadas y futuras
La mayor¨ªa de expertos considera un desprop¨®sito gastar para demoler una obra autorizada
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"No se ha tocado ni una sola piedra romana. Las piedras romanas est¨¢n en muchas casas de los saguntinos y tambi¨¦n se las llevaron para construir, por ejemplo, el monasterio de Sant Miquel dels Reis", indica el arquitecto Juan Jos¨¦ Estell¨¦s, que fue director de las obras en la intervenci¨®n de restauraci¨®n del Teatro Romano. "El monumento se ha ha hecho por personas competentes, se ha debatido, se ha usado y ha demostrado ser ¨²til y digno para todo tipo de representaciones", a?ade, al tiempo que, sin entrar en valoraciones jur¨ªdicas, recuerda que es patrimonio de todos, propiedad de la Generalitat, y por tanto del Estado. "El p¨²blico puede disponer de su propiedad", agrega.
M¨¢s pol¨ªtico se muestra Oriol Bohigas, quien ha defendido en numerosas ocasiones el proyecto. Ayer fue tajante: "Es una barbaridad t¨ªpica del PP, un acto de incultura, de desconocimiento, de desprecio a la arquitectura, que nos retrotrae a un conservacionismo lleno de caspa. Un precedente peligroso".
A t¨ªtulo particular, el decano del Colegio de Arquitectos dice que la sentencia viene a cuestionar la ley de Patrimonio que la ampara, sin dudar de la legalidad de su aplicaci¨®n. "Y es peligroso para actuaciones pasadas y futuras, que pueden ser cuestionadas, como la de Sant Miquel dels Reis, por ejemplo". agrega. En este sentido, se?ala la pol¨¦mica intervenci¨®n de Rafael Moneo en el Museo del Prado, cuyo cuestionamiento ha sido invalidado por el respaldo pol¨ªtico. "Es duro que en un programa electoral se incluya deshacer una intervenci¨®n", finaliza, al tiempo que anuncia la apertura de un debate sobre la necesidad de modificar la ley.
Sin nada detr¨¢s
Tambi¨¦n abunda en esta cuesti¨®n el ex decano Alberto Pe?¨ªn. "La Ley de Patrimonio tiene defectos y errores", apostilla, despu¨¦s de explicar que no se puede acometer una operaci¨®n de derribo si detr¨¢s "no hay otro proyecto". "No se puede derruir sin m¨¢s y ?por qu¨¦ se ha de bajar el muro hasta 1.20 metros, y no hasta dos metros, por ejemplo", a?ade. O si se tira la escena, ?qu¨¦ se piensa hacer en la escena? Preguntas que surgen al analizar el uso que se le quiere dar al monumento. "Si no sabemos qu¨¦ queremos hacer [la sentencia] es inejecutable", concluye.
El proyecto arquitect¨®nico de Grassi y Portaceli siempre gener¨® pol¨¦mica. Pero su derribo parece conciliar opiniones, incluso de aquellos que se manifiestan abiertamente contrarios. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, por ejemplo, se ha pronunciado contra el derribo. "Si la restauraci¨®n se hizo mal en una determinada ¨¦poca, peor ser¨ªa destruirlo ahora", ha dicho su director Gonz¨¢lez de Amez¨²a. Un grupo de arquitectos y expertos valencianos, como Vicente Gonz¨¢lez M¨®stoles y Rafael Ribera, inici¨® la recogida de firmas para pedir el "indulto" del teatro hace unos meses. Arquitectos como Juan Navarro Baldeweg, Sol¨¤-Morales o Guillermo V¨¢zquez Consuegra tambi¨¦n han defendido la intervenci¨®n.
El portugu¨¦s ?lvaro Siza volvi¨® a hacerlo en su reciente visita a Valencia en marzo. "Es un trabajo de gran calidad y un verdadero discurso de la historia de la arquitectura que pone y soluciona muchos problemas. Debajo de ese proyecto, hay mucho estudio. No es un caso ¨²nico en el tratamiento de ruinas. Demoler es otro despilfarro", declar¨® entonces al diario Levante.
Tambi¨¦n se mostr¨® abiertamente contrario en EL PA?S el que fue inspector general de Monumentos del Ministerio de Cultura, el arquitecto Ant¨®n Capitel. "C¨¢mbiese la ley si es demasiado equ¨ªvoca, si se cree que no funciona: pero no se tome como base para disponer aberraciones culturales, como resulta la de declarar culpables a arquitecturas autorizadas tanto de forma pol¨ªtica y legalmente leg¨ªtima como de absoluta buena fe: con la intenci¨®n de mejorar el patrimonio hist¨®rico, aunque ello no sea compartido por muchos".
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