EE UU busca los tesoros de Irak
D¨ªas despu¨¦s del saqueo, las tropas protegen ahora el Museo Nacional e intentan recuperar las obras robadas
El Museo Nacional de Irak est¨¢ protegido por un pelot¨®n de 70 soldados; 65 conservadores han vuelto para hacer un inventario; varios soldados de asuntos civiles est¨¢n transportando cuadros desde otros lugares; agentes de aduanas del Departamento de Seguridad de EE UU est¨¢n investigando el saqueo y hasta el administrador civil de Irak, Jay Garner, se pas¨® ayer por all¨ª. Lo ¨²nico que le falta a esta instituci¨®n son las piezas, sus tesoros arqueol¨®gicos de incalculable valor que resumen una civilizaci¨®n de 7.000 a?os de antig¨¹edad.
"No podemos saber el n¨²mero de piezas que han desaparecido. Algunas estaban escondidas tras haber sido evacuadas; pero todav¨ªa nos queda mucho trabajo antes de evaluar el desastre", dijo ayer Jaber Jadir, director del museo, tras la visita del ex general estadounidense encargado de la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. Garner prometi¨® que har¨ªa todo lo posible para recuperar lo que ha desaparecido y accedi¨® a una petici¨®n muy concreta del director: hacer todo lo posible para impedir el paso de piezas provenientes de esta zona por cualquier frontera.
Nadie puede responder por qu¨¦ no hubo una vigilancia permanente como la hay ahora
Por ahora, las salas permanecen completamente cerradas porque est¨¢n llenas de cer¨¢micas rotas en el suelo. Algunos ciudadanos han devuelto cajas llenas de antig¨¹edades: dicen que su prop¨®sito no fue robar, sino proteger. Pero Jadir tiene muy claro que la destrucci¨®n del museo, el jueves 10 y el viernes 11 de abril, no fue un arrebato de furia casual: "Es muy dif¨ªcil identificar a la gente que particip¨® en los saqueos; aunque seg¨²n vamos avanzando en el inventario cada vez estamos m¨¢s seguros de que hab¨ªa personas que sab¨ªan muy bien lo que buscaban". No quiere dar muchos detalles sobre las piezas perdidas m¨¢s importantes: se limita a una vasija de Warka del a?o 3.200 antes de Cristo y a una estatua de bronce acadia del 2.600 antes de Cristo.
Tanto los responsables del museo como el teniente coronel Eric Schwartz, el oficial al mando de las tropas que tomaron esa zona de Bagdad y que ahora la protegen, coinciden en el relato de lo que ocurri¨® en las horas previas al desastre que ha arruinado una de las instituciones culturales m¨¢s importantes de Oriente Pr¨®ximo; pero ninguno tiene una respuesta para el principal interrogante: ?por qu¨¦ nadie protegi¨® el museo durante tres d¨ªas?
Utilizando la palma de su mano como mapa, Schwartz explica que sus tropas (2? Brigada, 3? Divisi¨®n de Infanter¨ªa) entraron por el sur el martes 8 y el mi¨¦rcoles 9 de abril y que encontraron bastante resistencia en los alrededores del museo. Sab¨ªan perfectamente que era una zona protegida contra la que no deb¨ªan disparar. "Recibimos fuego de ametralladoras por parte de los fedayin que se hab¨ªan atrincherado aqu¨ª. Respondimos. Por eso hay un impacto de tanque en la fachada del edificio", asegura y se?ala tres b¨²nkeres construidos en el c¨¦sped. Perdi¨® a un soldado y tuvo 30 heridos. "Nuestra misi¨®n no era asegurar la zona. Era avanzar. No s¨¦ por qu¨¦ nadie se ocup¨® de vigilar estas instalaciones. No era nuestra responsabilidad y no soy yo quien puede responder a esta pregunta", insiste Schwartz, aunque no da ninguna pista sobre el responsable del desastre. Ahora sus tropas s¨ª han recibido la orden de que no se mueva una mosca en la zona.
El relato de Jadir y de George coincide con el de Schwartz. "Estuvimos aqu¨ª hasta las once de la noche del martes, cuando empezaron a llegar fedayin. Entonces nos fuimos. Cuando volv¨ª el s¨¢bado y vi lo que hab¨ªa ocurrido fue el d¨ªa m¨¢s triste de mi vida", se?ala Jadir. El director asegura que el jueves uno de sus conservadores avis¨® a un grupo de soldados que se encontraban en una plaza situada a unos 300 metros sobre lo que estaba ocurriendo, pero dijeron que no pod¨ªan abandonar su posici¨®n. De nuevo nadie puede responder a la pregunta de por qu¨¦ entre la huida de los fedayin el mi¨¦rcoles y la llegada de los saqueadores el jueves nadie tuvo la brillante idea de mantener una vigilancia permanente como la que existe ahora, como la que ahora deja a muchos antiguos trabajadores en la puerta (los que pertenec¨ªan a la Administraci¨®n no tienen autorizado el acceso).
Las tropas de Schwartz no son las ¨²nicas que viven en el recinto. Hace cuatro d¨ªas llegaron desde Qatar soldados de asuntos civiles y, sobre todo, un grupo de agentes (aunque van vestidos como fuerzas especiales) del Departamento de Seguridad Interior de EE UU. Pertenecen al Departamento de Inmigraci¨®n y Aduanas y su misi¨®n es investigar el paradero de las piezas. "Por ahora estamos en una fase inicial", explica el coronel Matthew Bogdanos. Roberto Pi?eiro, un sargento mayor de padres gallegos (de A Coru?a y Bueu) que habla perfectamente espa?ol, tambi¨¦n vive en el recinto y forma parte del equipo de investigaci¨®n
La numerosa presencia militar y la visita de Garner indican que se est¨¢n tomando el saqueo del museo muy en serio, as¨ª como la protecci¨®n de otras obras de arte. Los soldados de asuntos civiles llevan dos d¨ªas llevando cuadros que estaban expuestos en el Centro Cultural Sadam para una "eficaz protecci¨®n", explica un mayor. Una vez contemplados de cerca, no es extra?o que muchos de ellos hayan sobrevivido a los saqueos.
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