Xavier Velasco revela su historia de amor con Violetta
El escritor mexicano confiesa a Elvira Lindo c¨®mo conoci¨® a la protagonista de 'Diablo guardi¨¢n', libro ganador del Premio Alfaguara
"Xavier Velasco es tan tan joven que casi es un ni?o al que hubieran tra¨ªdo los Reyes Magos el regalo m¨¢s deseado". As¨ª present¨® la escritora Elvira Lindo al escritor mexicano que ha ganado este a?o el IV Premio Alfaguara con su novela de 500 p¨¢ginas Diablo guardi¨¢n. Y es que exultante se mostr¨® Velasco (San ?ngel, M¨¦xico, 1958) ayer durante un coloquio que mantuvo con la creadora de Manolito Gafotas en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. Atosigado y cansado tras recibir ayer el galard¨®n, no defraud¨® a los asistentes durante una larga hora en la que brome¨®, cant¨® un rap y cont¨® intimidades (momento en el que sus padres, seg¨²n dijo sentados en la primera fila, fueron invitados sin ¨¦xito por Elvira Lindo a abandonar la sala). A Velasco le acompa?aban Isabel de Polanco, su amigo el novelista Arturo P¨¦rez-Reverte y la antigua ganadora del Premio Alfaguara Clara S¨¢nchez. "Arturo me ha contado que cuando conoci¨® a Xavier era un muerto de hambre que hab¨ªa decidido dejar su trabajo en publicidad para escribir este libro. Es una novela larga, valiente, de sexo, drogas y rock and roll. Y nada f¨¢cil. Hay que entrar en su m¨²sica, en la forma de hablar de la protagonista, que tiene una cadencia especial", dijo Elvira Lindo.
"Result¨® que era rusa. Me ofreci¨® una manzana, y yo me la hubiese comido con serpiente y todo"
La escritora, que hace gala en sus columnas de tener un agujero en la mano, resumi¨® en pocas palabras el argumento de Diablo guardi¨¢n: "Cuenta la historia de Violetta, una chica de 15 a?os que roba m¨¢s de cien mil d¨®lares a sus padres, que a su vez se los hab¨ªan robado a la Cruz Roja. Y se marcha a Nueva York con un af¨¢n consumista que s¨®lo conoc¨ªa en m¨ª y en pocas m¨¢s".
Al mexicano le atra¨ªa mucho la mente femenina y se propuso estudiarla. "Desde 1982 hablaba y hablaba con las chicas y fui depurando la t¨¦cnica. Y en 1997 puse un mensaje sensual en una p¨¢gina web. Al principio s¨®lo me contestaban hombres, pero luego las mujeres empezaron a curiosear y hacer preguntas. As¨ª estuve tres a?os hasta que me dije: 'bueno, basta ya de perversiones, ponte a redactar'. Y me puse a escribir sobre la mujer", narr¨®.
Lindo le record¨® en ese punto que al hablar el d¨ªa anterior de Violetta, la protagonista de la novela, ¨¦l le hab¨ªa mostrado una foto. "Yo no pod¨ªa ver el rostro de la mujer de la que escrib¨ªa, ni o¨ªr su voz, pero no quer¨ªa inventarlos", dijo Velasco, para dar pie a una largu¨ªsima historia. "No acababa de entender de qu¨¦ hu¨ªa ella y a las tres y media de la ma?ana empec¨¦ a manejar el coche y a escribir sin papel, hablando", prosigui¨®. "Me par¨¦ en un puesto de tacos y, mientras me preguntaba cu¨¢nta salmonela tendr¨ªa el taco por cent¨ªmetro c¨²bico, una mujer me pregunt¨®: 'Do you speak english? (?Habla ingl¨¦s?). Result¨® que era rusa. Me ofreci¨® una manzana y yo me la hubiese comido con serpiente y todo. La propuse llevarla a su hotel y al llegar me dijo que subiera, que ten¨ªa vino en la habitaci¨®n", sigui¨® relatando. "Me dijo 'ahora vengo' y apareci¨® 20 minutos despu¨¦s comiendo tallarines con queso. Comenz¨® a pas¨¢rmelos d¨¢ndome un beso, y se nos acabaron los tallarines y se nos acab¨® la noche. Me dijo que ella cobraba, pero que esa noche no lo har¨ªa, y como en una relaci¨®n formal me la llev¨¦ a casa y le present¨¦ a mi perro. Fuimos a un restaurante de sushi y ella cog¨ªa un gran pedazo de una pasta verde muy fuerte (wasabi), se lo met¨ªa en la boca y me daba un beso que me abrasaba. Me ard¨ªa la boca y me ard¨ªa todo, pero, por supuesto, no quer¨ªa parar. Era un dolor que me gustaba. El beso me romp¨ªa todas las certezas al hacerlo, pero me daba un placer intenso. Y pens¨¦: C¨®mo me gustar¨ªa escribir un lenguaje tan ardiente como estos besos. Quer¨ªa una escritura as¨ª, un lenguaje as¨ª, un ritmo as¨ª", confes¨®.
"A los tres d¨ªas ella me dej¨®. Yo quer¨ªa salvarla y acab¨¦ chule¨¢ndola. Pasada la resaca amorosa me entregu¨¦ a ese lenguaje fulgurante que part¨ªa de la m¨²sica abismal, un poco suicida, de la ¨²ltima orilla de la vida", continu¨®. "Llev¨¦ una vida monacal y pens¨¦ que si no iba a poder verla iba a seguir su vida. Porque ten¨ªa su rostro, su voz y su nombre, Violetta, con doble t".
El autor dice que se present¨® al premio no tanto por el dinero, sino por obligarse a terminar Diablo guardi¨¢n: "Era un l¨ªmite suculento y pens¨¦ que si el 15 de diciembre se terminaba el mundo y sobreviv¨ªa podr¨ªa pensar en otros proyectos". Y as¨ª fue, sali¨® con vida, gan¨® el Alfaguara compitiendo con 473 originales presentados y con 163.000 euros planea escribir una nueva novela. "La literatura, como todos los vicios, es celosa y no le gusta que te vayas de juerga con la publicidad (su antigua profesi¨®n) y que luego vuelvas a sus brazos. Requiere su tiempo y yo volver¨¦ a escribir cuando termine la gira de promoci¨®n", explic¨® mientras aguarda otra Violetta.
Al son del 'rap' del diablo
Velasco fue durante mucho tiempo cr¨ªtico de m¨²sica desde su columna Es s¨®lo rock, pero me enferma. "Me permit¨ªa experimentar mucho en literatura, pero termin¨® por hartarme. Una vez qued¨¦ con un grupo de cr¨ªticos y se pusieron a jujar al trivial", relat¨® indignado. "Me aburr¨ª, as¨ª que empec¨¦ a ir con los m¨²sicos que arriesgaban y tom¨¦ con ellos lecciones de la universidad de la vida. Uno me dijo que le ayudara con la letra y empec¨¦ a componer, una, otra, otra... A veces las grab¨¢bamos y otras no. Hasta que me propusieron hacer un rap", continu¨® contando. Entonces, ante un aforo at¨®nito, y acompa?ando el ritmo con un movimiento de manos adelante atr¨¢s propio de un vecino del Bronx neoyorquino, cant¨® el Rap del Diablo guardi¨¢n, parte I: "M¨ªrame bien: no soy Superm¨¢n. ?yeme, mujer, yo soy tu Diablo guardi¨¢n. He venido aqu¨ª para seguirte a ti, mi boleto de regreso hace rato que lo perd¨ª. Ya s¨¦ lo que dicen si me ven pasar: tengo cola que me pisen y no s¨¦ rezar. Yo soy aquel que explora tu interior, soy Ca¨ªn y soy Abel en tu retrovisor... ?Mi cielo!". Los aplausos del p¨²blico asistente no cesaban al terminar el rap, que resume el esp¨ªritu e inicia uno de los cap¨ªtulos de la novela ganadora, Diablo guardi¨¢n.
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