'Babyboomers'
El ciclo electoral que se inicia con los inminentes comicios municipales y auton¨®micos ser¨¢ probablemente decidido por la generaci¨®n del baby boom: la cohorte m¨¢s numerosa de nuestra historia formada por los nacidos entre el Plan de Estabilizaci¨®n de 1959 y la Constituci¨®n de 1978. Y ello aunque s¨®lo sea por su volumen demogr¨¢fico, ya que suponen un tercio del censo electoral, lo que les confiere la mayor¨ªa relativa del pueblo soberano. Pero m¨¢s all¨¢ del poder que su peso les otorga, todav¨ªa parece m¨¢s crucial su influencia cualitativa, dada la estrat¨¦gica posici¨®n que ocupan en el centro de gravedad de nuestra pir¨¢mide de edades, pues ahora mismo est¨¢n protagonizando la formaci¨®n de las nuevas familias.
Como se sabe, se trata de una generaci¨®n de patitos feos nacidos con mala suerte, pues su malthusiana superpoblaci¨®n les bloque¨® el acceso a todas las oportunidades vitales que abordaban hasta masificarlas con su atestada saturaci¨®n: primero los colegios y las escuelas; luego, los institutos y las universidades; despu¨¦s, los empleos, y por ¨²ltimo las viviendas. Pero adem¨¢s de semejante exclusi¨®n, tambi¨¦n fueron discriminados durante la transici¨®n a la democracia, consensuada a sus espaldas por los arreglos acordados entre las generaciones previas. Bien es verdad que, a cambio de todo esto, y aunque nada m¨¢s fuera para camuflar su rampante desempleo, pudieron prolongar bastantes a?os su formaci¨®n acad¨¦mica, protagonizando el gran salto adelante de la ense?anza superior espa?ola.
Todas estas caracter¨ªsticas explican su desencantado escepticismo, que les llev¨® a retraerse de toda participaci¨®n pol¨ªtica. Y as¨ª fue como, ejerciendo su voto de protesta, los babyboomers echaron del poder a Gonz¨¢lez en 1996. Y cuatro a?os despu¨¦s, quiz¨¢ movidos por su elevada cualificaci¨®n que les permit¨ªa hacerse ilusiones profesionales, creyeron en las promesas de la propaganda neoliberal -pues en el a?o 2000 el futuro global todav¨ªa parec¨ªa color de rosa-, y confirmaron su voto de confianza a Aznar -aunque lo hicieran sobre todo por omisi¨®n, dado su abstencionismo electoral-.
Bien, pues ahora los babyboomers se hallan en perfectas condiciones de pasarle factura a Aznar, haci¨¦ndole pagar el mal uso que ha dado al cheque en blanco que sus electores le confiaron. En el a?o 2004 ya no tendr¨¢n ocasi¨®n, porque el guerrero del antifaz se habr¨¢ retirado, pero ahora todav¨ªa pueden hacerlo, exigi¨¦ndole que rinda cuentas como gran capit¨¢n de la guerra contra Irak. Pues no hay que olvidar que las recientes movilizaciones contra la guerra han estado protagonizadas por los superpoblados babyboomers, cuyas densas redes de interacci¨®n les dotan de un elevado capital social del que han hecho emerger una poderosa efervescencia colectiva.
Se alegar¨¢ que unas elecciones administrativas como ¨¦stas no permiten su agregaci¨®n pol¨ªtica, pues se dispersan en un mosaico localista imposible de integrar. Pero se olvida que las autoridades municipales y auton¨®micas son las responsables de aquellas competencias -infraestructuras, vivienda, servicios sociales, guarder¨ªas- de las que depende la encrucijada vital por la que hoy atraviesan los babyboomers, que es su leg¨ªtimo derecho a formar familia, hoy injustamente bloqueado por la inaccesibilidad de la vivienda.
En este momento en Espa?a tendr¨ªa que estar produci¨¦ndose un peque?o baby boom, ya que que la cohorte en edad de procrear es la m¨¢s numerosa de la historia. Y en lugar de eso, la fecundidad espa?ola es la m¨¢s baja del mundo. Todo porque las babyboomers no pueden acceder a pisos propios ni a guarder¨ªas. Pero ya se sabe qui¨¦nes son los responsables: los gestores del partido en el poder, que se financian recalificando suelo urbano para las grandes constructoras, lo que les permite intensificar su especulaci¨®n inmobiliaria en detrimento de quienes buscan su primera vivienda. ?sta es la factura electoral que los babyboomers le pueden girar a Aznar.
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