Arafat y la izquierda
Hoy no es buen d¨ªa para hacer este art¨ªculo. La tremenda incursi¨®n de las tropas israel¨ªes en Gaza, con un balance de 15 muertos, no tiene defensa posible -por mucho derecho a la autodefensa del terrorismo que tenga Israel- y dificulta enormemente una reflexi¨®n serena. Pero, al mismo tiempo, ?cu¨¢ndo es un buen d¨ªa? Tampoco lo era mientras saltaban por los aires algunas personas en Tel Aviv, v¨ªctimas del fatalismo nihilista terrorista. Ni lo es desde hace mucho, especialmente en esa poco santa Tierra Santa, tan reacia a sustituir por palabras la sangre. Pero, abrazada a la bella expresi¨®n de Rosa Montero, que mi brillante amigo Jaime Naifleisch ha convertido en lema, "un pensamiento independiente es un lugar desapacible y solitario", escojo este d¨ªa maldito (tan maldito como todos los d¨ªas malditos) para opinar en voz alta y con m¨²sica distinta de la mayoritaria. El motivo son miles de motivos, pero especialmente la ¨²ltima sandez de Izquierda Unida, que se ha negado, como otros a?os, a estar presente en la jornada de recuerdo del Holocausto. ?La excusa? Considera ileg¨ªtimo que se honre a seis millones de muertos jud¨ªos y no a los miles de sovi¨¦ticos que tambi¨¦n murieron en la Segunda II Mundial. Es decir, Izquierda Unida no ha entendido nada de lo que signific¨® la Sho¨¢, el ¨²nico intento de destrucci¨®n industrializada de todo un pueblo que ha intentado la humanidad. Muchas han sido las guerras que ha protagonizado la historia, a cual m¨¢s cruel, pero s¨®lo una vez la historia ha creado una industria del exterminio. Europa tiene la obligaci¨®n moral de recordar su peor miseria y de renovar su compromiso para que nunca m¨¢s repita tal locura. La lucha contra el antisemitismo no es una cuesti¨®n jud¨ªa. Es una cuesti¨®n de autodefensa que subyace en la lucha por la tolerancia, la justicia y la libertad.
Pero Izquierda Unida dice no, y se queda tan contenta bailando sobre el recuerdo de millones de tumbas. Seguramente cree que as¨ª defiende mejor la causa palestina y se mira al espejo para encontrarse la m¨¢s coherente, la m¨¢s comprometida, la m¨¢s solidaria. Siempre ha sido as¨ª: la izquierda m¨¢s aut¨¦ntica lo ha sido tanto que se ha ido enamorando de todos los irredentismos que viven por esos mundos y, por supuesto, de todos los dictadores de pacotilla que viven y matan dentro de la coherencia de izquierdas. Ah¨ª est¨¢n, m¨ªrenlos, sus mejores mitos: Stalin, Pol Pot, por supuesto Fidel, por supuesto Arafat. Arafat es el ¨²ltimo y el m¨¢s querido de los falsos iconos de la libertad que el pensamiento dogm¨¢tico de izquierdas ha adoptado para verg¨¹enza de la izquierda. Puedo entender la cr¨ªtica feroz a los dirigentes israel¨ªes, especialmente a Sharon, pero nunca entender¨¦ el ciego, acr¨ªtico y suicida amor que la izquierda profesa por un d¨¦spota violento, corrupto y sanguinario llamado Arafat. Ese hombre que nunca ha perdido una sola oportunidad para perderlas todas, ese que lanz¨® su locura terrorista contra los acuerdos de Oslo y Camp David, ese mismo que Clinton consider¨® "el mayor mentiroso de la historia", el mismo que traicion¨® a la izquierda israel¨ª y al movimiento Paz Ahora, el mismo que ha permitido y potenciado la exaltaci¨®n del martirio integrista, el mismo que intenta torpedear el trabajo de Abu Mazen, ese mismo es, seg¨²n en qu¨¦ cen¨¢culos, un ¨ªdolo. Hu¨¦rfanos de las ¨¦picas de anta?o, sobrecargados de buenas intenciones pero tambi¨¦n de mal pasado, algunos dogm¨¢ticos de la izquierda encuentran en el panarabismo paternalista su nueva utop¨ªa. Y eso incluye el acriticismo con el terrorismo. Lo dijo el escritor Marcos Aguinis -cuya ¨²ltima novela, Asalto al para¨ªso, es extraordinaria-: "La izquierda ha retrocedido hacia la antimodernidad".
Antimodernidad. Y, tambi¨¦n, una grave irresponsabilidad. S¨¦ perfectamente que Abu Mazen no es el paradigma del l¨ªder perfecto. Como recordaba Valent¨ª Puig, es el autor de una tesis doctoral negacionista que aseguraba que el Holocausto hab¨ªa sido un invento sionista y hasta afirmaba la conexi¨®n fraternal entre nazismo y sionismo. Pero, dentro de la grave crisis de liderazgo que siempre ha mostrado la causa palestina, es lo mejor de lo peor y sin duda el hombre que puede cambiar el curso de la historia. ?Por qu¨¦? Precisamente porque es el hombre que se ha enfrentado a Arafat y porque sabe que lo palestino no puede estar secuestrado por el ciclo diab¨®lico del integrismo. Eso que Mahmoud Abbas sabe, ?por qu¨¦ no lo han sabido algunos de nuestros l¨ªderes de izquierda, tan obsesivamente antisemitas que han llegado a ser, por inhibici¨®n, favorables al terrorismo palestino? La defensa de Arafat, en los momentos de mayor ceguera del d¨¦spota, y el acriticismo de los actos terroristas han dado alas a ambos y, en los dos casos, ¨¦se era el camino equivocado para la paz. Me dir¨¢n que la culpa de todo la tiene Sharon. Siempre existe alg¨²n jud¨ªo para culparlo de todo. Pero Sharon s¨®lo es responsable de sus responsabilidades. El problema de la izquierda es que nadie acusa a Arafat de las suyas. Desde los Saramago de estos mundos (ejemplo privilegiado de c¨®mo un gran escritor puede ser un gran sectario) hasta nuestro querido Ayuntamiento y su "Barcelona por Palestina".
Vivimos tiempos dif¨ªciles para el debate. Al pensamiento d¨¦bil se le a?ade, por ¨®smosis, el pensamiento ¨²nico de la izquierda, cada vez m¨¢s dogm¨¢tico, menos visionario. Quiz¨¢ antimoderno. Y por los repliegues de la antimodernidad se nos cuelan los elogios a los dictadores, las indiferencias ante los terrorismos, las intolerancias ancestrales. Lo de IU y el Holocausto no es, pues, una an¨¦cdota: es el ejemplo de c¨®mo, en nombre de la izquierda, se puede ser de derechas.
Y eso que no hemos hablado de Fidel...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.