Jugar al ajedrez con una escalera de color
Mi art¨ªculo del pasado 5 de abril (L'Europe c'est moi) dio lugar a una carta al director de Jos¨¦ Vidal Beneyto en la que ¨¦ste, debido a mis cr¨ªticas a la pol¨ªtica exterior de Chirac, pon¨ªa en duda mi proclamada francofilia. Tambi¨¦n anunciaba una cr¨®nica que me imagino fue la publicada d¨ªas despu¨¦s en estas p¨¢ginas, razonando su propia francofilia. Sin pretender establecer una competici¨®n al respecto, insistir¨¦ una vez m¨¢s en el papel central que a mi entender ha desempe?ado Francia en la historia de Europa. Pero, ?es obligatorio que adem¨¢s me guste todo lo relacionado con Francia? Pues, por ejemplo, hay muchas cosas de Espa?a que no me gustan, hasta el punto de que tal vez me sentir¨ªa mucho m¨¢s c¨®modo siendo franc¨¦s. Pero, ?tiene por ello que gustarme Chirac? Y, sobre todo, ?el que no me guste Chirac significa que me gusta Bush? Se conoce que el se?or Vidal Beneyto no ley¨®, o ha olvidado, algunos art¨ªculos que publiqu¨¦ en esta misma secci¨®n en fechas relativamente recientes -C¨®mo perder amigos, USA hoy, La ignorancia en el poder-. ?Qu¨¦ triste tener que elegir entre Bush y Chirac cuando se puede elegir que no te guste ninguno de los dos!
De cualquier modo, identificar a los pa¨ªses con sus dirigentes pol¨ªticos, m¨¢s que una peculiaridad del se?or Vidal Beneyto, es, por desgracia, un vicio muy extendido. Alemania no es Hitler o Adenauer o Brandt. Como USA no es Roosevelt, Truman, Eisenhower o Bush Jr. O como Francia no es P¨¦tain, De Gaulle, Mitterrand ni, por supuesto, Chirac. En mis art¨ªculos antes mencionados sobre Bush y sobre determinados aspectos de la vida pol¨ªtica norteamericana he procurado siempre distinguir entre lo que es el pa¨ªs y esos aspectos que no me gustan de la realidad norteamericana. Las "actividades antiamericanas" son una obsesi¨®n de los c¨ªrculos m¨¢s reaccionarios estadounidenses; me parece tonto darles la raz¨®n haciendo del antiamericanismo una especie de jaculatoria, estribillo o letan¨ªa.
Lo que nos trae al aspecto esencial de lo que, a mi entender, pudo molestar al se?or Vidal Beneyto de mi art¨ªculo del pasado 5 de abril. En ese art¨ªculo yo dec¨ªa, entre otras cosas, que si Bush atacaba Irak por motivos distintos de los declarados, Chirac, al oponerse a tal ataque, tambi¨¦n lo hac¨ªa por razones que no eran las expuestas. Y hete aqu¨ª -me sospecho- que lo que en realidad molestaba de mi art¨ªculo al se?or Vidal Beneyto no era tampoco lo que proclamaba en su carta, sino el pensamiento de que, al meterme con Chirac, estaba yo beneficiando indirectamente, no ya a Bush, sino, sobre todo, a Aznar. ?Lo estaba yo haciendo? Es posible, del mismo modo que al meterme con Bush en los art¨ªculos antes mencionados indirectamente estar¨ªa perjudicando a Aznar. Y tanto en una ocasi¨®n como en la otra tal consideraci¨®n me tuvo sin cuidado, ya que el tema no era ¨¦se. ?Qu¨¦ clase de escritor ser¨ªa yo si a la hora de extenderme sobre Estados Unidos o Francia o Irak tuviese en cuenta argumentos que en el fondo apuntan a las elecciones municipales? En un art¨ªculo publicado en estas p¨¢ginas el 20 de marzo, d¨ªa en que comenz¨® la guerra de Irak, ya adelantaba yo que en Espa?a los partidos de oposici¨®n se estaban equivocando, que las cosas podr¨ªan discurrir de un modo distinto al que hab¨ªan previsto, que la estrategia adoptada podr¨ªa volverse en su contra incluso a medio plazo. Y eso es lo que mucho me temo que acabar¨¢ sucediendo, pues mientras que Alemania y Francia han ido rectificando el rumbo de acuerdo con la marcha de los acontecimientos, aqu¨ª, la oposici¨®n se ha limitado a quedarse cada vez con menos cartas que jugar. Mientras que los errores ya cometidos son como para que el se?or Arenas se los vaya recordando toda la vida.
Ha faltado, sobre todo, imaginaci¨®n. No es preciso ser novelista para imaginar que alg¨²n d¨ªa habr¨¢ en Estados Unidos un Gobierno que nada tendr¨¢ que ver con Bush, o que tendr¨¢ que ver, pero con el que un eventual Gobierno socialista tenga que tratar y que la aureola antiyanqui creada ahora por las acusaciones de car¨¢cter general no han de favorecer precisamente el di¨¢logo; hablar de yanquis no es conceptualmente mucho m¨¢s preciso que hablar de moros o de boches. O imaginar lo que hubiera hecho la oposici¨®n de haber estado en el Gobierno en las presentes circunstancias: Irak, ?no, de entrada? O recordar la frustraci¨®n de todos los dem¨®cratas espa?oles cuando, tras la Segunda Guerra Mundial, las tropas angloamericanas no culminaron su liberaci¨®n de Europa liberando a Espa?a de Franco, una intervenci¨®n ansiosamente deseada al margen del inevitable costo en vidas humanas que hubiera supuesto. O lo que sucedi¨® en Francia tras la liberaci¨®n, donde los ajustes de cuentas fueron mucho m¨¢s ensa?ados de lo que han sido ahora en Irak, as¨ª como la inmediata campa?a del yankee go home. O lo ocurrido en Alemania, donde los aliados eran vistos como ocupantes, como invasores, y el pueblo alem¨¢n era el gran vencido. Tambi¨¦n podr¨ªan haber tenido alg¨²n recuerdo los militantes de IU hacia sus compa?eros iraqu¨ªes, machacados por Sadam durante treinta a?os; los expresivos titulares de su peri¨®dico, Sendero del Pueblo, aparecido en Bagdad tras una larga prohibici¨®n, fueron recogidos por EL PA?S el pasado 21 de abril. La represi¨®n es as¨ª, las guerras son as¨ª, y olvidarlo a fuerza de palabras que repetidas en abstracto carecen de significado es un ejercicio de candidez cuando no de cortedad moral adem¨¢s de intelectual.
En la Francia de la posguerra, un similar recurso a la restricci¨®n mental referido a unos hechos en cierto modo equivalentes, dio lugar a la pol¨¦mica Sartre-Merleau Ponty. Sartre hab¨ªa mencionado las matanzas de malgaches llevadas a cabo por tropas francesas en Madagascar. Merleau-Ponty le acus¨® de no estar legitimado para denunciar la matanza de malgaches si no denunciaba al mismo tiempo la coet¨¢nea matanza de mongoles decretada por Stalin en la URSS. Ni el se?or Vidal Beneyto es Sartre ni yo soy -ni ganas- Merleau-Ponty, pero hoy resulta obvio que era Merleau-Ponty quien ten¨ªa raz¨®n. Y tambi¨¦n parece obvio que si USA se merece algo mejor que Bush, Francia se merece algo mejor que Chirac.
Luis Goytisolo es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.