Problema constituyente
No es la alcald¨ªa de Madrid lo m¨¢s importante de lo que est¨¢ en juego en las pr¨®ximas elecciones municipales y auton¨®micas del pr¨®ximo 25 de mayo, a pesar de que as¨ª se nos est¨¦ intentando hacer ver por buena parte de los medios de comunicaci¨®n. Es evidente que en la competici¨®n por Madrid hay mucho en juego, entre otras cosas, el futuro pol¨ªtico de uno de los pesos pesados del PP, Alberto Ruiz Gallard¨®n, que ha declarado p¨²blicamente que abandonar¨ªa la pol¨ªtica activa en el caso de no conseguir ser elegido alcalde de la capital de Espa?a.
Pero hay mucho m¨¢s en juego en otras zonas del Estado. Por ejemplo, en Galicia, en donde se van a celebrar las primeras elecciones tras la crisis del Prestige y en las que vamos a poder comprobar, en primer lugar, si el PP mantiene su hegemon¨ªa o pasa a ser simplemente el partido mayoritario pero con un desgaste notable, y en segundo, si el eventual descenso del PP es compensado por un ascenso del PSOE o del Bloque. Desde la perspectiva del funcionamiento del Estado de las Autonom¨ªas, que es el problema pol¨ªtico-constitucional m¨¢s serio que tenemos planteado en Espa?a, el resultado de las elecciones gallegas es mucho m¨¢s importante que el de Madrid capital.
Es a lo que ocurra en Andaluc¨ªa, m¨¢s que en ninguna otra regi¨®n, a lo que habr¨¢ que estar atento
Algo parecido puede decirse de las elecciones en el Pa¨ªs Vasco en general y en ?lava en particular. Se trata de las primeras elecciones en las que simult¨¢neamente se van a poner a prueba la mayor¨ªa del PP en la provincia de ?lava alcanzada en las ¨²ltimas elecciones municipales y el apoyo del llamado Plan Ibarretxe. Es obvio que las condiciones de la gobernabilidad del Pa¨ªs Vasco en el inmediato futuro van a depender en muy buena medida de la manera en que los ciudadanos vascos en general y alaveses en particular orienten su voto el 25 de mayo. No es descartable, dependiendo del resultado electoral, que se produjera la disoluci¨®n anticipada del Parlamento vasco y la convocatoria de nuevas elecciones auton¨®micas. Creo que a nadie se le ha olvidado la tensi¨®n que acompa?¨® a las ¨²ltimas y eso que en aqu¨¦llas el nacionalismo vasco estuvo a la defensiva frente a la coalici¨®n f¨¢ctica del PP y del PSOE. No es esa la situaci¨®n en este momento.
No menos cargadas de futuro est¨¢n las elecciones en la tercera nacionalidad hist¨®rica. A la chita callando en Catalu?a se est¨¢ configurando una mayor¨ªa aplastante a favor de la reforma del Estatuto. Reforma no muy precisada en su contenido, pero que expresa de manera inequ¨ªvoca la insatisfacci¨®n de la inmensa mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa y de los pol¨ªticos catalanes con la forma en que se est¨¢ gestionando el Estado de las Autonom¨ªas por el Gobierno del PP en esta legislatura. Teniendo en cuenta que las elecciones auton¨®micas tendr¨¢n que celebrarse a la vuelta del verano, es m¨¢s que probable que estas elecciones municipales sean interpretadas como la primera vuelta de las auton¨®micas y que en todas ellas est¨¦ presente la reforma estatutaria, esto es, la renegociaci¨®n de la posici¨®n de Catalu?a dentro del Estado espa?ol.
Despu¨¦s de las elecciones municipales podemos encontrarnos con una reviviscencia de la cuesti¨®n "nacional" con una intensidad y una generalidad como no la hemos conocido nunca antes. Y esto es mucho m¨¢s importante que si Ruiz Gallard¨®n o Trinidad Jim¨¦nez van a ser alcalde o alcaldesa de Madrid. En Madrid no est¨¢ en juego ning¨²n problema de gobernabilidad del Estado, sino problemas partidarios y personales, que no carecen de importancia, pero que no pueden compararse a los que est¨¢n presentes en otros territorios de Espa?a.
Desde la perspectiva de la gobernabilidad del Estado no es en Madrid, sino en Andaluc¨ªa donde se va a librar la batalla m¨¢s importante. La debilidad del PP en Andaluc¨ªa cobra una nueva importancia a la vista de la quiebra que est¨¢ empezando a evidenciarse en los consensos b¨¢sicos que presidieron la transici¨®n. Andaluc¨ªa es mucho m¨¢s importante que Madrid para el equilibrio de la estructura del Estado. Fue Andaluc¨ªa a trav¨¦s de las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, del Pacto de Antequera del 4 de diciembre de 1978, de las elecciones municipales de mayo de 1979, que dieron paso a la iniciativa auton¨®mica por la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n y del refer¨¦ndum del 28-F de 1980, la que acab¨® imponiendo la estructura del Estado de las Autonom¨ªas que hoy tenemos. En la medida en que nos encontramos ante unas elecciones que pueden acabar conduciendo a que se replantee la estructura del Estado constitucionalmente definida, es a lo que ocurra en Andaluc¨ªa, m¨¢s que en ninguna otra regi¨®n de Espa?a, a lo que habr¨¢ que estar atento.
Es lamentable que no sean los problemas propios de la gobernabilidad de los municipios los que vayan a centrar la campa?a electoral del 25 de mayo. Pero ya me parece que la suerte est¨¢ echada. El protagonismo que el presidente del Gobierno ha decidido tener en esta campa?a va a conducir casi inevitablemente a que sean los problemas de estructura del Estado y no los problemas municipales los que centren el debate. Las acusaciones acerca de la "ruptura de la unidad de Espa?a" en el caso de que el PSOE gane las elecciones ya han sido puestas en circulaci¨®n por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Jaime Mayor Oreja, sin que se haya producido ning¨²n tipo de rectificaci¨®n.
Nuevamente nos vamos aproximando al planteamiento de la cuesti¨®n constituyente que tanto trabajo nos cost¨® resolver mediante la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n primero y la interpretaci¨®n de la misma despu¨¦s. Y no es en la alcald¨ªa de Madrid donde se va a dilucidar la manera en que vamos a darle respuesta. Hay otros lugares en los que hay m¨¢s en juego el 25 de mayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.