Nadie vigilaba a la soldado Lynch
Las tropas de Sadam ya se hab¨ªan retirado del hospital de Nasiriya cuando la prisionera fue rescatada por fuerzas especiales
Cuando las fuerzas especiales estadounidenses entraron en el hospital de Nasiriya la noche del 1 de abril para rescatar a la soldado Jessica Lynch, todos los efectivos iraqu¨ªes hab¨ªan abandonado el centro 14 horas antes. Lynch, que se ha convertido en un mito en Estados Unidos y sobre la que se est¨¢ preparando una pel¨ªcula para televisi¨®n, lleg¨® malherida al empobrecido hospital de esta ciudad del sur de Irak, situada en la ribera del ?ufrates. Estuvo una semana en la Unidad de Cuidados Intensivos de la primera planta hasta la llegada de una decena de helic¨®pteros y carros de combate.
"Cuando se produjo la operaci¨®n estadounidense, ya no quedaba ning¨²n soldado de guardia", relata el doctor Riad Abdul Bari, de 41 a?os, uno de los cirujanos traumat¨®logos que atendieron a la soldado. Su relato es corroborado por Ahmud Abdul¨¢ y Riad Al¨ª, dos j¨®venes enfermeros de la primera planta; por Sabah Jzaal, conductor de ambulancias; y por Saad Abdul Razak, de 47 a?os, subdirector del hospital, encargado de la administraci¨®n, que estuvo detenido por los estadounidenses durante cuatro d¨ªas.
El rescate dur¨® entre tres y cuatro horas y se realiz¨® sin disparar un solo tiro. Las fuerzas especiales utilizaron cargas huecas para volar algunas puertas, esposaron a unas cuatro personas -entre ellos al jefe de seguridad del centro, un civil desarmado- y s¨®lo arrestaron a Razak. Se llevaron tambi¨¦n los cad¨¢veres de 10 soldados, nueve hombres y una mujer, que hab¨ªan muerto durante la toma de Nasiriya, una de las batallas m¨¢s cruentas de la invasi¨®n de Irak.
Tras caer en una emboscada el 23 de marzo, Jessica Lynch, de 19 a?os, lleg¨® herida grave al hospital de esta ciudad, que por fuera parece un centro moderno pero cuyo interior padece tremendas carencias. Ten¨ªa un brazo y una pierna rotos. Sufr¨ªa una herida en la cabeza y hab¨ªa perdido mucha sangre. "Tuvimos que hacerle una transfusi¨®n. Por suerte, mi familia tiene el mismo grupo que ella, 0 positivo, y conseguimos la sangre. Su pulso era de 140 cuando lleg¨®. Creo que le salvamos la vida", se?ala Razak. "Nos pod¨ªan haber fusilado, pero era nuestro deber de musulmanes y nuestra obligaci¨®n seg¨²n la Convenci¨®n de Ginebra", dice.
Seg¨²n los testimonios recogidos en el hospital, la operaci¨®n fue mucho menos espectacular de lo que se vendi¨® desde el Pent¨¢gono. Los soldados que vigilaban a la soldado hab¨ªan abandonado el centro a las diez de la ma?ana ante el temor de que llegasen los estadounidenses. "No hubo ninguna resistencia. Aqu¨ª s¨®lo hab¨ªa personal m¨¦dico. Muchos se hab¨ªan tirado al suelo y les pidieron que se levantasen y se comportasen de forma normal, como si no estuviesen all¨ª", comenta Razak. El doctor Bari asegura que nadie result¨® herido y que los soldados no dispararon un solo tiro en el hospital.
"Con nosotros se encontraba bien y no ten¨ªa miedo", relatan los enfermeros que se ocuparon de ella. "Nos pareci¨® muy guapa y muy agradable. Hablamos bastante con ella, aunque nuestro ingl¨¦s es muy limitado", explica Ahmud Abdul¨¢. "Le preguntamos que por qu¨¦ hab¨ªa venido a Irak. Primero nos dijo que para conocer nuestro pa¨ªs y luego que estaba en el Ej¨¦rcito para ganar dinero", agrega Riad Al¨ª. Lynch se encontraba bien cuando estaba con el personal del hospital, pero que ten¨ªa terror a los fedayin, fuerzas irregulares voluntarias que vigilaron su habitaci¨®n hasta horas antes del rescate. "Ten¨ªa miedo a que la gente de Sadam se la llevase, a la polic¨ªa secreta", relata Razak.
El hospital de Nasiriya, una extensa ciudad de 200.000 habitantes situada 375 kil¨®metros al sur de Bagdad, muestra la pobreza y las carencias de 12 a?os de embargo, mucho m¨¢s que los centros m¨¦dicos de la capital. Ahora mismo carece de ox¨ªgeno. Tiene dos cuartos de ba?o por planta, encharcados e insalubres. Lynch, sin embargo, fue atendida en la mejor cama del centro, especial para la UCI.
Nadie en el hospital ha o¨ªdo hablar de la pel¨ªcula que se prepara sobre la vida de la soldado. Tampoco conocen la historia del abogado que cruz¨® las l¨ªneas, jug¨¢ndose la vida, para informar a los estadounidenses sobre la presencia de Lynch. "Todo el mundo en Nasiriya sab¨ªa que aqu¨ª estaba internada una estadounidense", apostilla Razak.
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