Pr¨®tesis en cuerpo y alma
Mar¨ªa tiene 25 a?os. Hace dos le practicaron una mastectom¨ªa radical al serle detectado un c¨¢ncer. "En aquel momento cre¨ª morir", recuerda, "no pod¨ªa soportar ese sentimiento de castraci¨®n". Cuando a los pocos meses sali¨® del trance, lo primero que exclam¨® fue: "?Qu¨¦ bien! Los m¨¦dicos me han aconsejado una reconstrucci¨®n pl¨¢stica. Por fin voy a conseguir un pecho decente. Siempre he tenido complejo de pecho peque?o".
Una esmerada intervenci¨®n no s¨®lo ha devuelto a Mar¨ªa la mama que perdi¨®, sino que le ha igualado el tama?o de ambos senos a la medida que ella siempre hab¨ªa so?ado. Mar¨ªa se siente feliz, s¨®lo recuerda que ha tenido un c¨¢ncer cuando acude a las revisiones anuales.
Los expertos alertan contra "las cl¨ªnicas ocultas", cirujanos no especializados y viajes a pa¨ªses de tradici¨®n en est¨¦tica; esto ¨²ltimo, porque dificulta el seguimiento del posoperatorio
En el ¨²ltimo quinquenio, las j¨®venes de 18 a 25 a?os est¨¢n acudiendo m¨¢s que nunca a las consultas de cirujanos pl¨¢sticos para solicitar implantes mamarios de silicona
El mismo complejo por haber sido escasamente dotada por parte de la naturaleza que ten¨ªa Mar¨ªa es sentido por muchas j¨®venes. Las reglas de la est¨¦tica de hoy reclaman delgadez, pero tambi¨¦n una buena y firme delantera. Esa operaci¨®n que sirve a algunas mujeres para reparar una amputaci¨®n traum¨¢tica representa para otras muchas la soluci¨®n a una constante batalla ante el espejo.
En el ¨²ltimo quinquenio, las j¨®venes de 18 a 25 a?os (antes de los 18 no conviene este tipo de intervenci¨®n por no haber madurado el desarrollo) est¨¢n acudiendo m¨¢s que nunca a las consultas de cirujanos pl¨¢sticos para solicitar implantes mamarios de silicona. En algunos casos, muy pocos, tambi¨¦n para eliminar grasas y cartucheras, o para cambiar esa desmesurada o desviada nariz, o ese ment¨®n que desequilibra la armon¨ªa del rostro. Los chicos de la misma edad, sin embargo, apenas se acercan a estas consultas. Cuando lo hacen, suele ser para pedir un retoque de nariz o una reducci¨®n de barriga.
Pese a que se han barajado muchas cifras, no existen estad¨ªsticas fiables en Espa?a sobre el n¨²mero de intervenciones de est¨¦tica en adolescentes. No obstante, el presidente de la Sociedad Espa?ola de Cirug¨ªa Pl¨¢stica, Reparadora y Est¨¦tica (SECPRE), Manuel S¨¢nchez Nebreda, destaca el aumento que se ha producido en la demanda de implantes de silicona en mamas por parte de la chicas j¨®venes a lo largo del ¨²ltimo lustro. "El 30% de nuestras cirug¨ªas son de silicona, y la mitad de ¨¦stas se aplican a pacientes menores de 25 a?os", comenta. Otro doctor de la SECPRE, Vicente Paloma Mora, se?ala que de las nuevas visitas a los cirujanos pl¨¢sticos (unas 15.000 anuales), el 40% son chicas de estas edades, y pr¨¢cticamente la totalidad desea un aumento de mamas. Estas cifras apuntan a colocar a Espa?a en el primer pa¨ªs de la UE en cuanto a esta demanda, y en el tercero del mundo, despu¨¦s de Brasil y Estados Unidos.
Otras muchachas, en un n¨²mero considerablemente inferior, piden una reducci¨®n de mamas, pero, al ser esta operaci¨®n m¨¢s larga y complicada y dejar cicatrices demasiado visibles, los cirujanos tienden a quitarles la idea de la cabeza pese a que, a menudo, estas mujeres viven desde la adolescencia una aut¨¦ntica pesadilla: se convierten en el blanco de la broma constante por parte de los compa?eros de estudios, pasan por verdaderas angustias cuando tienen que elegir un ba?ador o quieren practicar alg¨²n deporte y, sobre todo, padecen dolores de espalda motivados por la posici¨®n viciada y forzada que adoptan para disimular el tama?o del pecho.
El fen¨®meno ha invitado a un sinn¨²mero de conjeturas. Una de ellas, que las que reclaman reparar su situaci¨®n consiguen sacar a los padres las pr¨®tesis de silicona como regalo de fin de estudios, desplazando as¨ª la demanda de las tradicionales llaves del primer coche. Los especialistas de la SECPRE aseguran, sin embargo, que este rumor no responde a la realidad. "Los padres las acompa?an y les pagan la intervenci¨®n si ellas no disponen de medios [muchas utilizan sus ahorros], pero lo hacen porque las ven mal y acomplejadas. Suele ser la madre la que apoya a la hija y la que convence al padre", apunta Vicente Paloma Mora.
La mayor¨ªa de las solicitantes llegan a las consultas muy bien informadas, con las ideas muy claras, y no suelen decidirse por la operaci¨®n hasta despu¨¦s de haber visitado a varios cirujanos. Francisco Abril, cirujano pl¨¢stico en el hospital madrile?o Ram¨®n y Cajal y con larga trayectoria en intervenciones de est¨¦tica, alerta, sin embargo, contra "las cl¨ªnicas ocultas", los cirujanos no especializados en pl¨¢stica y los viajes a pa¨ªses de tradici¨®n en est¨¦tica, por el problema que esto ¨²ltimo puede acarrear en el seguimiento del posoperatorio.
Una intervenci¨®n que aparece como mano de santo, "que cambia su vida e incluso mejora su car¨¢cter", coinciden en decir los especialistas. Algo que, sin embargo, no comparten tan claramente psic¨®logos y psicoanalistas. Algunas de estas j¨®venes acuden a las consultas tan atormentadas por lo que viven como un defecto insuperable que impulsa a los cirujanos a orientarlas hacia un psic¨®logo o un psiquiatra antes de practicarles la intervenci¨®n. La moda del pecho turgente y la seguridad que ofrecen operaciones y anestesias en la actualidad no ciegan a los expertos pl¨¢sticos, que conocen hasta qu¨¦ punto los adolescentes pueden tender a desplazar hacia el cuerpo conflictos internos relacionados con la propia identidad y con el proceso hacia la madurez.
La moda del cuerpo ideal es uno de los factores que estimulan a estas chicas a corregir los defectos que se vuelven insoportables ante tanto est¨ªmulo de la perfecci¨®n del cuerpo. Pero la baja autoestima, la crisis de la adolescencia cuando el cuerpo reclama ser identificado y la inmadurez ps¨ªquica est¨¢n detr¨¢s de la mayor¨ªa de esas insatisfacciones, afirman psicoanalistas y psic¨®logos.
Soluci¨®n-trampa
SIEMPRE HA HABIDO MUJERES con complejo de pecho peque?o. Los complejos son atemporales y el recurso a remediarlos por la v¨ªa del quir¨®fano no resuelve, seg¨²n psic¨®logos y psicoanalistas, el sufrimiento propio de la adolescencia; tampoco facilita el paso hacia la madurez. "Intentan paliar el dolor ps¨ªquico confundiendo el ser con el tener y resolviendo con la acci¨®n antes que por el pensamiento y el sentimiento", apunta Paloma Morera, psicoanalista.
El ¨¦xito que se est¨¢ dando en los quir¨®fanos, y sobre todo para el caso de las adolescentes que se encuentran en conflicto con el pecho, s¨ªmbolo sexual importante, se interpreta como un avance social; sin embargo, para la psicoanalista "es una trampa porque se pretende solucionar desde fuera lo que hay que resolver desde dentro. La adolescencia", dice Morera, "es un tr¨¢nsito de la etapa infantil hacia otra sobre la que no se tiene control. Es un momento en el que las cosas se descolocan para reorganizarse, as¨ª funciona el psiquismo humano, y eso provoca sufrimiento. El ¨ªmpetu por acudir a la soluci¨®n exterior se arrastra desde antes, y suele provenir de una relaci¨®n con unos padres que, en un af¨¢n constructivista, han intentado remediar todo a los hijos, entorpeciendo su crecimiento ps¨ªquico por la v¨ªa de otorgar m¨¢s que por la de aguardar".
Para el psicoanalista Roberto Fern¨¢ndez, se est¨¢ promoviendo el cuerpo a la categor¨ªa de un bien de consumo, renovable, y se le est¨¢ desubjetivizando. "Todo esto forma parte de la ret¨®rica discursiva del economicismo reinante", afirma Fern¨¢ndez. "Lo prot¨¦sico", a?ade, "utilizado contra el malestar interno, incluidas las drogas, es una neutralizaci¨®n ficticia de lo que no se puede poner un nombre, del desconcierto. Se altera un proceso de madurez. Y adelantar el proceso es una violencia".
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