La Juana y otros revuelos
Los Revuelo, una familia de arte, sobre todo -por no decir que en exclusiva- en los sones festeros. No les veo tanto como hace a?os, quiz¨¢ porque coincido menos con ellos, pero siguen en el secreto de un cante y una m¨²sica que a ratos emocionan y siempre divierten. Aunque no salgan de tangos y buler¨ªas, y apenas unos fandanguitos. Juana, que lleva la voz cantante, siempre con su estampa de pololos y canasto, cant¨® con gracia y con nervio, d¨¢ndole a su voz la entonaci¨®n precisa, solt¨¢ndola incluso con desgarro, y todo ello subrayado por el zarandeo bail¨®n de su cuerpo.
Mart¨ªn, su marido, el titular en realidad del sobrenombre Revuelo y para m¨ª quien rige est¨¦ticamente el grupo, hace de todo, incluso cantar macarr¨®nicamente unas buler¨ªas en diversos lenguajes (asturiano, vasco...), lo que tiene su gracia. Mart¨ªn Chico, el hijo, a la guitarra, tiene unos toques que van perfectamente al arte de sus progenitores, con un soniquete en el que afloran aquellos ecos moronenses de Diego el del Gastor. Y Carmen, la hija, se marca una patadita por buler¨ªas que no tiene nada del otro mundo, pero que ayuda a crear esa atm¨®sfera especial que los Revuelos manejan tan bien cuando son capaces de darla. En esta noche lo fueron, y crearon momentos de singular encanto, un entendimiento de la fiesta que resulta grat¨ªsimo al espectador.
XX Semana Flamenca de Alcobendas
Cante: Chano Lobato, Rancapino, Juana la de Revuelo. Toque: Fernando Moreno, Mart¨ªn Chico. Comp¨¢s: Mart¨ªn Revuelo, Carmen Jim¨¦nez. Teatro Auditorio Ciudad de Alcobendas. 9 de mayo.
Tambi¨¦n Chano Lobato sabe manejarse como un se?orito de post¨ªn en sus ocurrencias flamencas. Aunque me dio la impresi¨®n de que tard¨® m¨¢s de lo que suele en meterse a la harina del cante y de sus dicharachos, cuando lo logr¨® fue ya ese se?or imparable, flamenco de los pies a la cabeza, que se hace amigo ¨ªntimo de todo el p¨²blico en menos que canta un gallo. Mucho m¨¢s cant¨® ¨¦l, y por buler¨ªas lleg¨® al portento.
En cambio, Rancapino anduvo con apuros. Cant¨® sin poder, alivi¨¢ndose. Pese a lo cual, cuando hizo buler¨ªas y cre¨ªamos que iba a meterse, nos dio la sorpresa cantando por siguiriyas, con fatigas pero jondo, con lo que salv¨® su actuaci¨®n. Los cantaores de raza son capaces de cosas as¨ª.
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