Fidel Castro, Carlos Fuentes y Neruda
Cuando Fidel Castro, Camilo Cienfuegos y el Che Guevara entraron triunfantes a La Habana, el barbudo l¨ªder de la Sierra Maestra se convirti¨® en la figura pol¨ªtica m¨¢s popular del continente y su revoluci¨®n, vista como democr¨¢tica, tuvo el respaldo de medio mundo, poni¨¦ndose de moda entre los j¨®venes universitarios a quienes R¨®mulo Betancourt calificara de cabezas calientes, aspirantes a convertir los Andes en una gran Sierra Maestra.
No hubo intelectual de izquierda o de centro-izquierda que no respaldara el movimiento revolucionario fidelista, desde Jean-Paul Sartre a Pablo Neruda, desde Vargas Llosa a Carlos Fuentes. Para esos tiempos, Fidel Castro no ten¨ªa nada que ver con el comunismo; por el contrario, siendo dirigente universitario, ¨¦poca en que lo conoc¨ª, pertenec¨ªa al Partido Ortodoxo, de centro-izquierda, presidido por Eduardo Chivas, un talentoso pero alocado dirigente que al ver perdida su candidatura presidencial ante su contendor Carlos Prio Socarr¨¢s, termin¨® peg¨¢ndose un tiro frente a los micr¨®fonos de la CMQ.
La actitud de rechazo del Gobierno norteamericano, anota Carlos Fuentes, al joven l¨ªder victorioso y a su revoluci¨®n que calificaron de comunista, ech¨® en los brazos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica al
antiguo dirigente socialdem¨®crata. La imperial Rusia tendi¨® su generosa mano, compr¨® el az¨²car cubana a precio de gallina flaca, instal¨® misiles, surti¨® de maquinaria anticuada que jam¨¢s sirvi¨® para el desarrollo agr¨ªcola e industrial de Cuba y radicaliz¨® el rencor reci¨¦n nacido de Fidel hacia los Estados Unidos.
Cada d¨ªa se acentu¨® el enfrentamiento con la potencia del Norte, vino el bloqueo y Fidel se fue convirtiendo en el despiadado dictador que hoy envejece fusilando y encarcelando por a?os a compatriotas suyos defensores de los derechos humanos, de la justicia y de la democracia, mientras la gente pensante que ayer lo apoyaron en diferentes partes del mundo, le han ido retirando su respaldo, como ha sucedido con un anterior fidelista y comunista doctrinario como Jos¨¦ Saramago, cuya breve nota de arrepentimiento, titulada "Hasta aqu¨ª he llegado", ha causado conmoci¨®n. Lo mismo ha hecho el mexicano Carlos Fuentes, como lo hizo en su debida oportunidad Pablo Neruda, cuando esa especie de zar del fidelismo intelectual cubano llamado Roberto Fern¨¢ndez Retamar, acus¨® injustamente a Neruda y a Fuentes de haberse pasado al enemigo, cuando asistieron, como informa Fuentes, a una reuni¨®n del PEN Club Internacional. Pero es bueno o¨ªr a Fuentes: "Neruda se carcaje¨® del 'Sargento Retamar' y yo lo inclu¨ª en mi novela Crist¨®bal Nonato como 'El sargento del Tamal".
La cr¨ªtica de Fuentes al Gobierno dictatorial de Castro remata con el siguiente p¨¢rrafo: "Soy mexicano y no puedo desear para mi pa¨ªs ni el diktat de Washington acerca de c¨®mo conducir nuestra pol¨ªtica exterior, ni el ejemplo cubano de una dictadura sofocante, sin prensa, opini¨®n, disidencia o asociaci¨®n libre", situaci¨®n ¨¦sta hacia la cual nos conduce el aut¨®crata venezolano.
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