Cr¨®nica para no leer por la noche
Es como si no hubiese ocurrido nada, yo aqu¨ª tan tranquilo, las cosas en el lugar de costumbre (las mismas cosas)
muebles, fotograf¨ªas, todo como siempre, los edificios de costumbre en la ventana, los ¨¢rboles de costumbre en la otra ventana, la ara?a en el techo, la l¨¢mpara de metal, de pie, al lado del sof¨¢, todo igual, sin mudanza, y a pesar de no haber ocurrido nada especial nos preguntamos
-?Qu¨¦ ha sido?
y no encontramos ninguna respuesta concreta, encontramos un malestar, una inquietud vaga, algo por dentro
(no se sabe muy bien qu¨¦)
tal vez sea un error, tal vez no sea nada, y no hay error, y algo hay, un malestar real, una inquietud real, ganas de telefonear pero a qui¨¦n, de decir algo pero qu¨¦, la irritaci¨®n por no comprender lo que no comprendemos y sin embargo existe, miramos la mesa, miramos el estante y la mesa y el estante id¨¦nticos, los pasos del vecino de arriba y tan remotos hoy que los quer¨ªamos m¨¢s cerca, si alguien llamase a la puerta, me llamase
Me cuesta entender que soy yo el del cuadro, la convicci¨®n de que he cambiado de todo en todo
(no llaman)
si alguien
-Estoy aqu¨ª
y no est¨¢, si me levantase
(no me levanto)
el cuerpo pesad¨ªsimo, huesos, carne, mejor quedarse quieto, pensar que dentro de poco ya no me acordar¨¦ de lo que no me acuerdo ahora, ya he olvidado lo que no s¨¦ qu¨¦ es y por no saber qu¨¦ es no importa, y por no saber qu¨¦ es importa, si me echasen al menos una mano
(?al menos una mano?)
lo conseguir¨ªa, pero esto me suena raro porque conseguir no es la palabra y no encuentro la palabra, la bombilla de la l¨¢mpara de metal parpadea sin motivo, vuelve a aquietarse, contin¨²o, observo la bombilla y no parpadea, tal vez no ha parpadeado, s¨®lo imagin¨¦ que hab¨ªa parpadeado, dejo de observar la bombilla y
?zas!
un parpadeo, observo de nuevo la l¨¢mpara y la l¨¢mpara
-No he parpadeado, lo juro
un dechado de inocencia, de asombro, una de las fotograf¨ªas sonr¨ªe cuando no deber¨ªa sonre¨ªr en este momento, me cuesta entender que soy yo el del cuadro, el a?o pasado, en agosto, la convicci¨®n de que he cambiado de todo en todo
-?Soy yo ¨¦ste?
las facciones diferentes, la nariz, los ojos, si viniese un amigo le mostrar¨ªa el cuadro
-?Conoces a ¨¦ste?
y el amigo extra?ado, sus cejas dos arcos en la frente
-?C¨®mo?
incr¨¦dulo, desconfiado, lleno de dudas
-?Te est¨¢s quedando conmigo?
-?Has estado bebiendo?
-?No te sientes bien?
las tres interrogaciones simult¨¢neas y no me estoy quedando con ¨¦l, no he bebido, en cuanto a que me sienta o no me sienta bien ya es m¨¢s dif¨ªcil saberlo, mejor decir
-Claro que me siento bien
c¨®mo no sentirme bien si no ha ocurrido nada, las cosas en el lugar de costumbre
(las mismas cosas)
los edificios de costumbre en la ventana, los ¨¢rboles de costumbre en la otra ventana, todo igualito, sin diferencias
-Claro que me siento bien
el cuadro serio
(-?Y t¨² qu¨¦? ?Ya no te r¨ªes?)
advirti¨¦ndome de lo que no comprendo, mirando fijamente, m¨¢s all¨¢ de m¨ª, un punto difuso, me concentro en el punto y el punto vac¨ªo, qu¨¦ estar¨ªa mirando cuando pulsaron el bot¨®n de la c¨¢mara, el amigo arqueando las cejas de nuevo
-?Est¨¢s seguro de que te sientes bien?
los pasos del vecino se han detenido, el timbre de la puerta mudo, el tel¨¦fono mudo, el silencio que cae, como ceniza, a mi alrededor, intento uno de esos gestos que, por no querer decir nada, lo dicen todo, y el gesto torcido, incompleto, desistiendo, regresando a la rodilla de la que ha salido la mano y en la que se apoya
(el anillo en el me?ique, la cicatriz de la navaja de cuando era un ni?o)
no s¨®lo una de las manos, ambas manos en las rodillas, las que me llevo a la cara con la esperanza de formar con ellas una m¨¢scara que me esconda, oculto en las manos se acabaron los muebles, las fotograf¨ªas, los edificios, si las apartase de repente y me encontrase en el espejo
qui¨¦n soy
no me atrevo a apartar las manos y me refugio entero en las palmas, me alarmo entero
-?Ser¨¦ yo?
con la impresi¨®n de que no soy yo y en esto la lluvia que multiplica los cristales, en esto la bombilla que parpadea y se apaga, en esto el amigo que me llama
-Jo?o
con un tono de miedo en la oscuridad, insistiendo
-Jo?o
sus manos en mis hombros, mis manos en la cara, no aparto las manos de la cara para que ¨¦l no se asuste
-?Jo?o?
yo inm¨®vil, inclinado hacia delante, con ganas de soltar un grito, con ganas de afirmar
-No es nada
sabiendo que desde la ventana de este apartamento hasta la calle son siete pisos, as¨ª que ni siquiera queda tiempo, a pesar de la lluvia, de mojarme un poco.
Traducci¨®n de Mario Merlino.
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