Cogida de Roble?o y el subalterno
Fernando Roble?o vio c¨®mo le devolv¨ªan su primer toro y hubo de entend¨¦rselas con el primer sobrero, manso, que desarroll¨® una punta de genio y que mand¨® a la enfermer¨ªa al tercero de su cuadrilla, ?ngel Majano, al que alcanz¨® a la salida de un par de banderillas en las tablas, sobre el estribo. Roble?o estuvo valent¨®n y result¨® prendido al entrar a matar en el segundo viaje. El toro lo tuvo dram¨¢ticamente sujeto por debajo de la chaquetilla durante unos segundos. De todas maneras, volvi¨® a entrar a matar, termin¨® con el burel y luego pas¨® a la enfermer¨ªa, igual que su subalterno. Roble?o sufri¨® una cornada en la axila izquierda, y Majano, en el muslo izquierdo, con dos trayectorias. Ambos de pron¨®stico menos grave.
Los Guateles / Uceda, Barrera, Roble?o
Toros de Los Guateles, desigualmente presentados y de juego irregular; 1?, sobrero con genio. Uceda Leal: silencio; oreja; silencio. Antonio Barrera: ovaci¨®n en los dos. Fernando Roble?o: cogido en su 1? al entrar a matar y pasa a la enfermer¨ªa. Plaza de Talavera, 17 de mayo. Un tercio de entrada.
Uceda Leal salud¨® a su primero con una larga cambiada y perdi¨® el capote. Una vez recobrada la verticalidad y el percal, dos ver¨®nicas de trazo limpio y una media de m¨¢s estimable favor le endilg¨® el de Usera al toro, que en el ¨²ltimo tercio desarroll¨® casta y repiti¨® por el lado derecho. La faena result¨® desigual, aunque dos series de derechazos tuvieron buen son. En su segundo, Uceda Leal pudo dibujar, tanto al natural como con la derecha, buenos muletazos en una labor irregular, larga, que por momentos dejaron ver un toreo reposado y mand¨®n. Como tuvo punter¨ªa en el momento de la verdad, se gan¨® una oreja.
Antonio Barrera, en su primero, noble y soso, al que hab¨ªa que ayudar mucho, se mostr¨® dispuesto y mulete¨® con voluntad y ganas de agradar. M¨¢s separado fue el quinto en el tercio de muleta, y Barrera lo exprimi¨®, no se cans¨® de estar en la cara hasta que los tendidos demandaron que se fuera a por la espada. Dos series de derechazos serios y t¨ªmidos al final ser¨ªa lo m¨¢s logrado, que no fue mucho.
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