"Los escritores somos fr¨¢giles y vanidosos"
Todos los novelistas tenemos un vicio, una compulsi¨®n irrefrenable de querer hablar sobre la escritura de un libro". ?sta es la tentaci¨®n de los escritores de cuyos cantos no ha podido escapar Rosa Montero. S¨®lo que ella ha ido m¨¢s all¨¢, hasta adentrarse en pasadizos que la llevaron hacia predios de la imaginaci¨®n, de la locura, de la pasi¨®n y de la muerte, de la vida. Y se ha topado con sus propios fantasmas personales y literarios en La loca de la casa.
PREGUNTA. Se une a los escritores que reflexionan y comparten sus ideas y misterios sobre el arte de la escritura.
RESPUESTA. Desde hace 15 a?os ten¨ªa esta idea, pero cuando empec¨¦ a escribirlo se fue convirtiendo en algo distinto, porque cada libro tiene vida propia.
P. Como un organismo vivo.
R. Es una de las magias de la escritura. Tras la idea original salieron fragmentos de ficci¨®n en una especie de autobiograf¨ªa que me retratan de manera profunda.
P. Y mirando de frente la imaginaci¨®n.
R. Pero no s¨®lo en el proceso creativo de un escritor o un artista, sino de la fantas¨ªa como ingrediente necesario en la vida. Somos sobre todo nuestros sue?os, que es lo que nos permite vivir. Porque la vida de todos es fundamentalmente imaginaria.
P. ?Ah, s¨ª?
R. Por ejemplo, la idea que tenemos de nosotros mismos se basa en la memoria y esa memoria es una construcci¨®n imaginaria.
P. ?Por qu¨¦ esa necesidad de moldearnos?
R. Son trucos de la memoria que dependen de la edad o del estado de ¨¢nimo. De lo que necesites. Si nuestra identidad es nuestra memoria, entonces nos inventamos nuestra identidad, porque nos inventamos lo que recordamos y lo modificamos.
P. Tambi¨¦n habla de locura.
R. La imaginaci¨®n est¨¢ cerca de la locura. ?Por qu¨¦ nos da miedo la locura? Porque lo que tememos es que se abra esa compuerta que tenemos dentro. El libro tambi¨¦n trata de la pasi¨®n de vivir. Y de la pasi¨®n amorosa. La ¨²nica locura que permite la sociedad es la de volverse loco enamorado.
P. Por la locura perdimos el Para¨ªso, dice usted.
R. A lo mejor el Para¨ªso que perdimos fue la capacidad de ver la realidad en su fulminante plenitud. Quiz¨¢ eso es lo que llamamos la locura, no poder soportar esa visi¨®n desordenada.
P. ?Se puede recuperar?
R. En parte, intentando no dejar escapar al ni?o que llevamos dentro. Eso es lo que hace que los lectores vayan abandonando los g¨¦neros narrativos. Es com¨²n que de joven se lean m¨¢s novelas que de adulto, porque vas perdiendo esa capacidad fabuladora del ni?o; de jugar con otras realidades.
P. Los escritores tambi¨¦n dejan escapar a ese ni?o.
R. Todos tendemos a no salir de esa guarida en que convertimos nuestras vidas. Otra raz¨®n es el miedo. Los escritores somos gente fr¨¢gil y vanidosa que dependemos de la mirada del otro.
P. Usted tambi¨¦n ejerce una mirada sobre grandes escritores en la l¨ªnea ¨¦tica es est¨¦tica.
R. Es importante ser coherente. Eso se termina reflejando en la obra. No todos los autores maravillosos han sido personas maravillosas. Tal vez no se enga?aban a s¨ª mismos. Quiz¨¢ ah¨ª est¨¢ el quid de la cuesti¨®n. Como malvados se analizaban y as¨ª pod¨ªan seguir siendo grandes. La cuesti¨®n consiste en no enga?arse. Ahora bien, ?puede un autor malvado crear buenos libros? Pues s¨ª.
P. ?Y cu¨¢ndo no?
R. Cuando se miente a s¨ª mismo. Muere cuando se cree su propia importancia.
P. Los cr¨ªticos literarios tampoco escapan a su mirada.
R. Escritores y cr¨ªticos estamos al mismo nivel. La cr¨ªtica en Espa?a es floja. Es un subg¨¦nero literario al que no se le ha dado el suficiente reconocimiento. Aqu¨ª, muchos de los cr¨ªticos hacen varias cosas a la vez y eso hace que salgan chapuzas, a lo que se suman presiones econ¨®micas, comerciales o amiguismos de grupos. En general es una cr¨ªtica poco seria y con muy poca ambici¨®n.
P. ?Tan mal la ve?
R. Hay buenos cr¨ªticos, pero aunque as¨ª sea las relaciones con el escritor no suelen ser las mejores, porque como somos tan fr¨¢giles y vanidosos y a pesar de que te hagan una cr¨ªtica espl¨¦ndida no te deja satisfecho. Es dif¨ªcil llevarnos bien, encajamos muy mal las cr¨ªticas negativas, incluso las que tienen buena base.
P. La muerte es otro de sus temas.
R. Una de mis teor¨ªas es que los novelistas somos gente m¨¢s consciente de ella, m¨¢s obsesionados por el paso del tiempo que los dem¨¢s. De alguna manera escribimos para intentar detener o recoger ese tiempo, estar al v¨¦rtigo de las cosas. Se escribe siempre contra la muerte. Siempre vivo con el tiempo sopl¨¢ndome en los o¨ªdos.
P. A los escritores tambi¨¦n les sopla el Daimon, que llamaba Melville, y descubren que no sab¨ªan lo que sab¨ªan hasta que lo escriben.
R. Un escritor maduro, adulto, escribe lo que no sabe que sabe, y el joven, lo que sabe, de lo que es conciente. Por eso las primeras novelas son verborreicas, reivindicativas, las adultas, m¨¢s esenciales.
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