La ilegalizaci¨®n de Batasuna marca la batalla electoral en el Pa¨ªs Vasco
Los resultados mostrar¨¢n si ha sido eficaz el intento del PNV-EA de captar votos de Batasuna durante una campa?a sin atentados
Los partidos vascos realizaron ayer sus ¨²ltimas llamadas al voto con muchas inc¨®gnitas pendientes -seg¨²n las encuestas, ninguna instituci¨®n tiene garantizada la gobernabilidad si no es mediante pactos- despu¨¦s de una campa?a marcada por la ilegalizaci¨®n de Batasuna y la ausencia de atentados de ETA, la apelacion al voto ¨²til de los radicales desde la coalici¨®n PNV-EA y el emplazamiento continuo de ¨¦sta y del PP a los socialistas para que desvelen su pol¨ªtica de alianzas.
?lava permanece como el gran reto para nacionalistas y constitucionalistas, y as¨ª lo evidenci¨® la elecci¨®n de Vitoria como lugar de apertura de campa?a tanto para la coalici¨®n nacionalista PNV-EA, con el lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe al frente, como de los socialistas, que contaron con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y del PP, que llev¨® a Javier Arenas.
El principal pulso entre nacionalistas y constitucionalistas se produce en ?lava
La amenaza de ETA sobre los candidatos y actos de campa?a de los constitucionalistas qued¨® en s¨®lo amenaza y la organizaci¨®n terrorista no ha cometido atentados. No obstante, la campa?a ha mostrado a los candidatos de PP y PSE ofreciendo sus mensajes en la calle rodeados por sus escoltas, y protegidos por dotaciones de la Ertzaintza, lo que no ha impedido a muchos de ellos, como hizo Maite Pagazauturndua en Urnieta (Guip¨²zcoa), realizar su petici¨®n de voto puerta a puerta.
Con las candidaturas sustitutas de Batasuna ilegalizadas, si alg¨²n mensaje ha predominado sobre los dem¨¢s, ¨¦ste ha sido la apelaci¨®n constante de la coalici¨®n PNV-EA al voto ¨²til de los electores abertzales para evitar ser desalojados de las instituciones y garantizar el futuro del plan Ibarretxe. En lograr movilizar o no en su favor a ese voto se juegan los nacionalistas gran parte de sus resultados.
La campa?a vasca no ha registrado una movilizaci¨®n ni una tensi¨®n tan altas como las vividas en las elecciones auton¨®micas de 2001. Frente al intento del nacionalismo de reeditar el enfrentamiento dial¨¦ctico al m¨¢ximo nivel, los constitucionalistas, muy particularmente el PSE-EE, han atemperado su tono, de forma que PNV y EA se han quedado relativamente solos en esta apuesta, vital para captar el voto radical de Batasuna.
La amenaza de un frente PP-PSE, dispuesto a desalojar al nacionalismo del Gobierno, declarado y decisivo en 2001, no ha sido tan evidente en esta ocasi¨®n, pese a los esfuerzos del nacionalismo por hacerlo aparecer como tal. Tampoco ETA ha tensado la situaci¨®n. La organizaci¨®n terrorista no ha realizado atentados y los ha sustituido con dos comunicaciones, uno de ellos con comparecencia f¨ªsica de tres dirigentes, destinados a blindar el espacio de Batasuna frente al asalto del nacionalismo gobernante. La revitalizaci¨®n de los sabotajes -esta vez con ataques dirigidos tambi¨¦n a sedes del PNV- ha suplido igualmente durante la campa?a la presencia pol¨ªtica de la izquierda abertzale.
Ajenos en teor¨ªa a la campa?a, pero plenamente inmersos en ella, ha estado el emplazamiento del Tribunal Supremo al Parlamento vasco para disolver el grupo de la antigua Batasuna y el equilibrio en el que ha tratado de mover el Gobierno vasco a la Ertzaintza ante los actos de la plataforma AuB, que ha oscilado entre la permisividad y la prohibici¨®n.
Emplazamientos al PSE
El otro elemento permanente de campa?a ha sido la insistencia de la coalici¨®n nacionalista, coincidente con la del PP, en emplazar a los socialistas a clarificar cu¨¢l ser¨¢ su pol¨ªtica de alianzas a partir del lunes, como elemento m¨¢s revelador del decisivo papel que PNV-EA y populares reconocen a este partido. Los socialistas f¨ªan parcialmente los buenos resultados que anticipan al ascenso general del socialismo en el conjunto de Espa?a, un efecto que podr¨ªa materializarse mejor en provincias como ?lava y en los grandes n¨²cleos urbanos.
El protagonismo de la alta pol¨ªtica, vasca o nacional, ha hecho de ¨¦sta una campa?a donde muchos candidatos, ganen o pierdan, sabr¨¢n que no toda, ni siquiera quiz¨¢ la mayor parte de la culpa o el m¨¦rito, de su resultado ser¨¢ suya.
De la campa?a nacionalista ha sorprendido el silencio total, excepci¨®n hecha del acto de cierre ayer, del presidente del PNV, Xabier Arzalluz. Su ausencia, muy probablemente deliberada para evitar la fuga del voto autonomista moderado, ha contrastado con la presencia, muy activa, del lehendakari. Ibarretxe se ha volcado especialmente en ?lava, donde ha respaldado a los candidatos de la coalici¨®n en cuatro actos de campa?a, adem¨¢s de otros dos en fechas previas a ella. Una evidencia m¨¢s de la importancia de ese territorio.
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