Ensaimadas en un retiro de dise?o
CONVENT DE LA MISSI?, reci¨¦n abierto en el centro de Palma de Mallorca
S¨ª, aunque no lo parezca, tras la fachada an¨®nima se escond¨ªa desde el siglo XVII un convento dedicado a la formaci¨®n de padres misioneros. Hoy, su lugar lo ocupa un hotel de hiperdise?o reci¨¦n estrenado en pleno centro hist¨®rico de Palma. Un templo moderno para seguidores del minimalismo urbano, en la l¨ªnea propuesta por otros ap¨®stoles del menos es m¨¢s responsables del ¨¦xito obtenido en el Hempel londinense o en el Soho Grand neoyorquino.
Arquitectura de Rafael Balaguer, caracterizada, en el fondo y en las formas, por la pureza conceptual. L¨ªneas puras, ¨¢ngulos invisibles, diedros de axonometr¨ªa muy calculada. Espacios interiores definidos por la luz tapial y por el dictado de la hal¨®gena, tibia y focal. Equidistante entre la atm¨®sfera culta de una galer¨ªa de arte y la asepsia hospitalaria.
CONVENT DE LA MISSI?,
Categor¨ªa oficial: cuatro estrellas. Direcci¨®n: Carrer de la Missi¨®, 7. Palma de Mallorca. Tel¨¦fono: 971 22 73 47. Fax: 971 22 73 48. 'Web': www.conventdelamissio.com. Instalaciones: garaje concertado, sauna en la antigua cripta del convento, sal¨®n de estar, sala de convenciones para 150 personas, restaurante. Habitaciones: ocho dobles y seis 'suites'; todas con ba?o, calefacci¨®n, aire acondicionado, tel¨¦fono, minibar, frutas de bienvenida, secador de pelo y albornoz. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, no admite perros. Precios: todo el a?o, 160 euros + 7% IVA; desayuno incluido. Tarjetas de cr¨¦dito: American Express.
Arquitectura ... 9
Decoraci¨®n ... 8
Estado de conservaci¨®n ... 9
Confortabilidad habitaciones ... 9
Aseos ... 9
Ambiente ... 8
Desayuno ... 7
Atenci¨®n ... 8
Tranquilidad ... 8
Instalaciones ... 6
Imaginado por los mismos due?os de la finca Son Gener, arquetipo del nuevo agroturismo en Mallorca, el Convent de la Missi¨® se identifica por un garabato en forma de cruz, de enorme plasticidad, bordado en las toallas, las s¨¢banas, los albornoces; omnipresente en la papeler¨ªa, en la mampara de las duchas y, por supuesto, en la fachada del edificio, cuya simplicidad geom¨¦trica evoca el rigor practicado por los antiguos moradores del convento, precursores del breviario minimalista actual.
As¨ª, la entrada es m¨ªnima. El mostrador de recepci¨®n, exiguo, junto a una peque?a rampa para equipajes rodantes. El vest¨ªbulo, vac¨ªo, con una ¨²nica chimenea empotrada en su art¨ªstico frontispicio. Y el restaurante, enclaustrado detr¨¢s de un purgatorio lleno de grandes platos blancos.
En tonos neutros
Confinado en la segunda planta, el sal¨®n principal exhibe otra chimenea frente a una peque?a galer¨ªa ambientada con sof¨¢s de marca y varios lotes de libros de arquitectura y decoraci¨®n sobre la mesa. M¨¢s arriba est¨¢n los dormitorios, en tonos neutros, sin otra digresi¨®n crom¨¢tica que el caf¨¦ de los cabeceros y el de las tres piezas de fruta (una pera, una manzana y un kiwi) ofrecidas al hu¨¦sped sobre una bandeja negra. Unos paneles de cristal transl¨²cido separan los cuartos del ba?o, impecables bajo su piel tecno, con ducha en lugar de ba?era y una ¨²nica nota de color puesta por los cosm¨¦ticos clorof¨ªlicos de la firma Bulgari. Todo ideado para causar una fuerte impresi¨®n en la retina.
Pero no solamente. En el comedor, decorado con un mural fotogr¨¢fico y una rosa en agua sobre cada mesa, se sirven unos inopinados desayunos a la carta. Nada de cocina ornato o efectismo bajo en calor¨ªas. Ensaimada mallorquina, naranjas reci¨¦n exprimidas y otros pocos productos bien elaborados. Que ya lo dice el refr¨¢n: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno". Puro minimalismo.
ALREDEDORES
ANTES DE acudir al puerto de Palma de Mallorca para admirar la bah¨ªa en todo su esplendor crepuscular, la ciudad se recorre a pie desde las callejas colindantes al hotel: su catedral, del siglo XIII, restaurada por Gaud¨ª; la lonja g¨®tica, del siglo XV; la iglesia de San Francisco, del siglo XIII; el palacio de La Almudaina, edificado sobre un alc¨¢zar musulm¨¢n; los ba?os ¨¢rabes; el Consulado del Mar, de estilo manierista; el Ayuntamiento, barroco, y los alrededores de la plaza Mayor.
Un paseo nocturno por el paseo del Born revela la gran calidad de vida existente en la ciudad balear. Tambi¨¦n se puede llegar a pie al castillo de Bellver (del siglo XIV), de planta circular, no sin detenerse un momento en alguna pasteler¨ªa a comprar la t¨ªpica ensaimada mallorquina (mejor que compr¨¢rsela despu¨¦s en el aeropuerto, como manda la tradici¨®n).
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