Cibeles

Enhorabuena diosa madrile?a, te felicito, y me felicito, por los crespones de luto salidos de las plumas de muchos, y los p¨¦sames orales de otros. Este a?o los v¨¢ndalos no se te subir¨¢n encima. Este a?o los gamberros no te pisar¨¢n con sus malditos zapatos. No, este a?o los macacos no se te subir¨¢n, cual ¨¢rbol, hasta tu digna corona, ni te romper¨¢n el brazo, ni te robar¨¢n nuestra preciosa llave. No, no tendr¨¢n ¨¢nimos de masacrarte.

Este a?o llorar¨¢n sus penas dentro de su Bernab¨¦u (all¨ª, y no en otro lugar, es donde deben manifestarse, e incluso, si les apetece, seguir el culto a Cibeles, como lo hac¨ªan los romanos, dando lugar a manifestaciones de tipo orgi¨¢stico y sangrientas en las que los fieles llegaban incluso a castrarse, a imitaci¨®n de Atis.). Les aconsejo que s¨®lo cuelguen grandes cintas negras por el exterior, as¨ª participaremos todos los que no podamos entrar y nos haremos part¨ªcipes de su luto.

S¨ª, mi diosa madrile?a, felicidades, pues esta vez no mancillar¨¢n tu nombre, y tu serena mirada podr¨¢ seguir so?ando en una ciudad bonita para todos. De tu vecino Neptuno, no te preocupes, pues los otros b¨¢rbaros est¨¢n bajo m¨ªnimos, y ni siquiera podr¨¢n celebrar ganar la Liga de Segunda el a?o que viene, porque con un poco de suerte no bajar¨¢n.

Dicen algunos imb¨¦ciles que ayer vieron l¨¢grimas en tus ojos, diles la verdad, que fue por el maldito polen al mirar de soslayo a la feria del libro de ocasi¨®n.

Enhorabuena diosa, disfruta y descansa en tu trono y sigue contemplando la belleza que te rodea de mi Madrid. ?Ah!, espero que el pr¨®ximo alcalde no sea como el saliente y no permita estos vandalismos.