Los socialistas creen que los resultados confirman "la din¨¢mica de cambio"
Maragall se compromete a trasladar la "mayor¨ªa de progreso" al Gobierno catal¨¢n
No hab¨ªan pasado ni 10 minutos desde el cierre de las urnas cuando el portavoz del Partit dels Socialistes (PSC), Miquel Iceta, ya le¨ªa los comicios en clave auton¨®mica y subrayaba que la victoria de las fuerzas progresistas supon¨ªa la antesala del triunfo en oto?o. La consigna para el PSC estaba escrita desde el inicio de la campa?a: el gui¨®n dec¨ªa que el avance augurado de la izquierda y el retroceso de CiU ser¨ªan el primer pelda?o de un eventual triunfo en las auton¨®micas.
Iceta lo dijo con satisfacci¨®n en seguida, aunque al final los resultados no acaban de coincidir al 100%, ni mucho menos, con el dise?o de los estrategas del PSC: la izquierda avanza, s¨ª, pero la izquierda plural ha crecido en detrimento de los socialistas. Pese a la impronta de primarias que el PSC hab¨ªa dado a la campa?a, Maragall se apresur¨® ayer a matizar este componente ya con los resultados sobre la mesa: "No eran primarias, eran s¨®lo las primeras del ciclo electoral".
Los comicios anteriores se celebraron en unas condiciones excepcionalmente favorables para el PSC: Esquerra e Iniciativa acudieron fracturados a las urnas, de modo que los socialistas captaron buena parte del voto ¨²til de izquierdas. Adem¨¢s, la campa?a de CiU en 1999 en Barcelona arrastr¨® a la baja a la coalici¨®n en toda Catalu?a y desmoviliz¨® a nacionalistas y populares. Sobre el papel, este escenario tan beneficioso era irrepetible para el PSC. Efectivamente, no se repiti¨®, aunque la ca¨ªda de CiU prosigui¨®, lo cual permiti¨® que los socialistas mantuvieran el discurso de que el cambio es "imparable".
La tendencia de crecimiento de los partidos minoritarios ven¨ªa apunt¨¢ndose a lo largo de la campa?a. Las continuas y ambiguas alusiones de Maragall a un entendimiento futuro con CiU encendieron las luces de alarma en el aparato del PSC, temeroso de que esta puerta abierta no hiciera sino aumentar la tendencia ya apuntada. En el ecuador de la campa?a, el presidente del PSC cambi¨® el chip: dej¨® de hablar de Converg¨¨ncia y puso su m¨¢ximo empe?o en pedir a los progresistas que concentraran el voto en el PSC.
Maragall insinu¨® ayer que se han acabado los zigzagueos t¨¢cticos: se comprometi¨® solemnemente a trasladar a la Generalitat la "mayor¨ªa de progreso" que a su juicio gan¨® los comicios de ayer: es decir, contar¨¢ con ICV y ERC. "Los resultados son el anuncio de que tendremos en Catalu?a el gobierno de progreso que hace 25 a?os que esper¨¢bamos", subray¨®.
Los portavoces del PSC pasaron de puntillas desde el principio sobre el reequilibrio interno entre las fuerzas de izquierda y consideraron los comicios un gran ¨¦xito del conjunto del polo progresista, encabezado por los socialistas. "Somos el primer partido de Catalu?a", afirm¨® un sonriente Iceta, quien "salud¨®" el avance de Iniciativa y de Esquerra Republicana. El portavoz socialista se felicit¨® tambi¨¦n por "el incremento del voto de izquierdas", que vio como un aval de las "mayor¨ªas de progreso".
Que las cosas no marchaban exactamente como deseaba el PSC da una idea el bloqueo informativo en la sede central del partido, en la calle de Nicaragua de Barcelona, adonde iban llegando los simpatizantes socialistas. La informaci¨®n se dosificaba con cuentagotas, incluso para los medios de comunicaci¨®n. La mayor parte del tiempo los televisores instalados se limitaban a pasar videoclips propagand¨ªsticos del partido. Algo tan simple como las conexiones televisivas se convirtieron casi en un lujo y muy pocos dirigentes del partido se dejaron ver.
Uno de los golpes m¨¢s dolorosos para el PSC fue el resultado de Tarragona: la ciudad prioritaria, que hab¨ªan situado como term¨®metro del cambio y que a ¨²ltima hora de la tarde dieron por ganada, seguir¨¢ gobernada por Converg¨¨ncia.
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