El arco de 'No¨¦'
La inform¨¢tica y un entrenador espec¨ªfico potencian la eficacia del Dallas, finalista del Oeste en la NBA, en los tiros libres
Don Nelson estaba preocupado. Al entrenador del Golden State Warriors le tra¨ªa de cabeza el bajo porcentaje de tiros libres marcados por su equipo, por jugadores como Sprewell, Webber o Mullin. Entonces, en 1994, no pasaban del 66% de eficacia. Pero Nelson recibi¨® una carta de Gary Boren, un desconocido entrenador que alardeaba de su conocimiento en la mec¨¢nica del lanzamiento. En un curso, el Golden State alcanz¨® el 70%. Desde entonces, Boren no ha dejado de acompa?ar al ahora t¨¦cnico del Dallas Mavericks, que acaba de reducir a 2-3 su desventaja ante el San Antonio Spurs en la final del Oeste de la NBA. Su doctrina y la ayuda de un artilugio inform¨¢tico llamado No¨¦, que analiza el arco que el bal¨®n dibuja hasta el aro, ha convertido al conjunto tejano en el de mejor porcentaje de aciertos en esta temporada, casi el 83%, y el segundo de la historia.
En el primer partido ante el San Antonio, los pupilos de Boren anotaron 49 de sus 50 tiros libres, todos menos el primero. En el quinto, el martes, 23 de 23. Van Exel, por ejemplo, est¨¢ atinando incluso situ¨¢ndose un metro por detr¨¢s de la l¨ªnea reglamentaria. "Gracias a Dios, tenemos los tiros libres", exclama Nelson. Y es que las eliminatorias finales se resuelven siempre por un estrecho margen. Desde 1952, seg¨²n los c¨¢lculos de Boren, el 16% de los encuentros se deciden por uno o dos puntos. Johnson ha cambiado nueve veces de equipo en 15 a?os de profesional y reconoce que nunca ha tirado tantos tiros libres en los entrenamientos como en el Dallas: el plantel debe lanzar cien.
Boren se ha ayudado este a?o de la inform¨¢tica para inculcar sus conocimientos. Alan Marty es un f¨ªsico de Stanford que los fines de semana iba al parque con su hija a jugar al baloncesto. La ni?a ten¨ªa problemas con su tiro. Su mec¨¢nica era correcta, pero su arco demasiado plano. Cuanta m¨¢s altura alcance, m¨¢s posibilidades hay de que la par¨¢bola lleve dentro al bal¨®n. Marty calcul¨® el arco perfecto para su hija. Depende de la estatura del tirador. En el mismo parque un experto en software, Ridge McGhee, tambi¨¦n practicaba el baloncesto con sus hijos. Ambos intercambiaron sus experiencias y se pusieron en contacto con un ingeniero de la NASA. Idearon un prototipo y en unos meses ya hab¨ªan construido una m¨¢quina a la que bautizaron como No¨¦. Mientras lanzaban, una c¨¢mara conectada a un ordenador grababa la trayectoria de la pelota hasta la canasta. Luego, un programa analizaba su trayectoria.
La noticia de la existencia de No¨¦ se fue extendiendo por Silicon Valley hasta que lleg¨® a o¨ªdos del famoso quarterback Joe Montana. El ex jugador de f¨²tbol americano es muy amigo de Mullin, entrenador asistente del Golden State, que se mostr¨® muy interesado en el invento. Marty se puso en contacto con Boren, ya que hab¨ªa o¨ªdo que ¨¦ste pone mucho ¨¦nfasis en la importancia del arco en los tiros. Cuando vio a No¨¦, Boren se mostr¨® encantado: "He insistido en ello durante a?os". Por fin hab¨ªa encontrado un mecanismo capaz de medir el rumbo del bal¨®n. El ojo humano es incapaz de distinguir los grados de la par¨¢bola y medio grado de diferencia con el ¨¢ngulo perfecto puede variar hasta un 7% las posibilidades de acierto.
En el American Airlines Arena se entrena el Dallas. El p¨ªvot reserva, Eschemeyer, se coloca sobre la l¨ªnea de personal y lanza. Detr¨¢s de la de fondo, Boren se sit¨²a al lado del invento, un atril naranja. Una voz sale del ordenador: "No¨¦ est¨¢ listo". Eschemeyer comienza a tirar: "48 grados, 49". No¨¦ calcula la par¨¢bola. El objetivo es el arco de 50 grados. Terminada la sesi¨®n, se repasan las grabaciones del ordenador y los an¨¢lisis.
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