La semana fant¨¢stica
Dicen los optimistas que se ha iniciado la semana fant¨¢stica del toro bravo; los que a¨²n mantienen los pies en el suelo opinan que hemos entrado en la ¨²ltima semana de un fant¨¢stico mes para la empresa, que ha conseguido buenos dividendos a cambio de ofrecer toros de saldo. Lo que ha comenzado, pues, es la semana cumbre de la decadencia del toro bravo, el espect¨¢culo de la ruina, la certeza de que la falta de casta, la invalidez y la mansedumbre son los cimientos sobre los que se asienta hoy esta fiesta de arte y valor que los taurinos han convertido en una mentira permanente, en un verdadero fiasco que s¨®lo se mantiene por la paciencia infinita de quienes todav¨ªa sue?an con una tarde para el recuerdo.
Partido de Resina / Joselito, Puerto, Aguilar
Toros de Partido de Resina, bien presentados, inv¨¢lidos y mansos; devueltos 4? y 6? y sustituidos por dos de Castilblanco, justos de presencia y mansos. Joselito: dos pinchazos y un descabello (silencio); casi entera perpendicular (bronca). V¨ªctor Puerto: pinchazo hondo y dos descabellos (silencio); pinchazo, pinchazo hondo y un descabello (silencio). Sergio Aguilar, que tom¨® la alternativa: media estocada, un descabello -aviso-, un descabello y el toro se echa (silencio); cuatro pinchazos, casi entera atravesada -aviso- y un descabello (silencio). Plaza de Las Ventas, 4 de junio. 22? corrida de feria. Lleno.
Ayer se lidi¨® la corrida supuestamente torista de Partido de Resina y s¨®lo la educaci¨®n de las gentes impidi¨® que se tomara la plaza por asalto y se corriera a gorrazos, Alcal¨¢ arriba, a m¨¢s de un responsable. Se cumpli¨® el segundo d¨ªa de rebajas despu¨¦s de la singular inauguraci¨®n de los toros de Dolores Aguirre.
Hace a?os que los toros de Pablo Romero perdieron la bravura que les dio fama; ayer se presentaron sin h¨¢lito de vida. No han perdido su bella estampa, pero rodaron por la arena como pelotas desde su salida de chiqueros hasta que fueron arrastrados por las mulillas entre el desencanto general. Un desastre aut¨¦ntico que cont¨® con el benepl¨¢cito de la autoridad, que, inexplicablemente, s¨®lo devolvi¨® dos toros cuando los seis eran carne de matadero.
Con material de tal calibre, no es dif¨ªcil imaginar lo que ocurri¨®. Ah¨ª est¨¢ el caso de Joselito, que es una sombra de s¨ª mismo y a quien se le nota en demas¨ªa que los a?os no pasan en balde. Ni de lejos tiene ya la decisi¨®n de sus buenos tiempos, se lo piensa una barbaridad, adopta excesivas precauciones y el conjunto de su labor carece del m¨¢s m¨ªnimo relieve. Necesita un toro muy claro, muy noble, que le permita alcanzar la relajaci¨®n de la que hoy carece. En su primero se limit¨® a seguir el soso viaje del toro con escaso mando y menos convicci¨®n. Fue una faena larga y premiosa, con alg¨²n natural largo, bien es cierto, pero por casualidad. En el otro, que se present¨® con un pit¨®n izquierdo sospechosamente romo y al que le pegaron con fuerza en varas, se inhibi¨® sin delicadeza alguna y lo abroncaron con fuerza.
De la decepci¨®n y el enfado producidos por Joselito se benefici¨® V¨ªctor Puerto, que pas¨® por Madrid absolutamente inadvertido. Sin toros, es verdad, se podr¨ªa dudar, incluso, de que ayer estuviera en Las Ventas. Y el joven Sergio Aguilar tom¨® la alternativa en tarde tan nefasta. Parece un torero valiente y de buenas maneras, aunque no dej¨® nada claro. Se mira en el espejo de Jos¨¦ Tom¨¢s, pero de sus imitadores ser¨¢n sus defectos; en su primero ofreci¨® una imagen triste y mulete¨® con vulgaridad. En el sexto, un manso y con genio, permiti¨® un desastroso tercio de varas y naufrag¨® con muleta y espada.
La m¨¢s grande ovaci¨®n de la tarde se la llev¨® una pancarta que apareci¨® en la andanada del 4 y que dec¨ªa: "No al fraude". Era el anuncio de la semana fant¨¢stica.
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