Tarjetas de cr¨¦dito: el objeto m¨¢s codiciado de los ladrones
El fraude con tarjetas bancarias robadas, que en 2000 alcanz¨® 600 millones de euros en la UE, aumenta sin que mejore su seguridad
El mi¨¦rcoles de la semana pasada, un ciudadano mexicano llamado Roberto Ram¨ªrez compr¨® en una joyer¨ªa de Alcobendas (Madrid) una pieza de 1.670 euros. Pag¨® con una tarjeta de cr¨¦dito de un banco mexicano y demostr¨® su identidad con un pasaporte de ese pa¨ªs. El joyero no ten¨ªa por qu¨¦ sospechar. El nombre coincid¨ªa, la foto correspond¨ªa al hombre que ten¨ªa delante y la firma del tique sin duda era de la misma mano que la de la tarjeta. Le falt¨® fijarse en un ¨²ltimo detalle. En una esquina de la parte de abajo del recibo, la m¨¢quina registradora hab¨ªa impreso un nombre extra?amente familiar para ser mexicano: Caja Madrid.
El pl¨¢stico, y todos los datos que aparec¨ªan en ¨¦l, eran falsos. La banda magn¨¦tica, no. Era una copia exacta de la banda magn¨¦tica de la Visa Electr¨®n de Caja Madrid de Justo Crespo, un madrile?o en cuya cuenta corriente se cobr¨® la joya y que se qued¨® de piedra al ver su saldo al d¨ªa siguiente, cuando sacaba dinero con la tarjeta original.
Los bancos tardan meses en devolver lo robado, porque deben investigar cada recibo
Ya no hace falta robar f¨ªsicamente una tarjeta para operar con ella; copiarla es sencillo
Ante cualquier duda, es mejor cancelar la tarjeta. Una gesti¨®n sin coste para el usuario
Crespo ten¨ªa 2.000 euros en la cuenta. Despu¨¦s de comprarse la joya, est¨¢ pasando la avalancha de facturas de primeros de mes con 300 euros.
M¨¢s de 50 millones de tarjetas bancarias circulan en Espa?a. Adem¨¢s, hay unos 12 millones de tarjetas de comercios (El Corte Ingl¨¦s, Iberia, etc¨¦tera). Cada una es una puerta abierta a la cuenta corriente de su due?o, a sus ahorros y sus proyectos. Hubo un tiempo en que los carteristas de toda la vida se desesperaban con el dinero de pl¨¢stico. Ya no. Cada a?o se hacen m¨¢s de 650 millones de operaciones en cajeros y m¨¢s de 455 millones de compras con tarjetas. Cualquiera de ellas puede ser el principio de una pesadilla.
Ya no hace falta robar f¨ªsicamente una tarjeta para operar con ella. La Guardia Civil ha revelado recientemente c¨®mo una banda copiaba los datos de la banda magn¨¦tica al pasarla por un cajet¨ªn falso de los que sirven para abrir la puerta del habit¨¢culo del cajero. Esa informaci¨®n se puede imprimir luego en una tarjeta falsa con otro nombre. El n¨²mero secreto lo obten¨ªan con una minic¨¢mara escondida sobre el teclado.
"Ni siquiera hace falta una gran tecnolog¨ªa", afirma Antol¨ªn Souto, director de seguridad de Servired (uno de los tres operadores espa?oles, junto con 4B y Red6000). "Un equipo de lectura y grabaci¨®n de tarjetas sale por unos 600 euros", a?ade.
La log¨ªstica est¨¢ m¨¢s al alcance de lo que parece: "Los lectores de tarjetas no son dif¨ªciles de conseguir. Y un impresor de tarjetas lo tienen, por ejemplo, los hoteles, que te imprimen una llave magn¨¦tica con tus datos cuando te registras", comenta Souto mientras muestra una colecci¨®n de pl¨¢sticos falsos. La m¨¢s espectacular es una tarjeta de tel¨¦fono corriente, con una cinta de v¨ªdeo corriente pegada encima. "Y funciona".
El volumen de fraude con tarjetas de cr¨¦dito en Espa?a se estimaba en 2000 en 45 millones de euros y en toda la Uni¨®n Europea, 600 millones, seg¨²n datos de la Audiencia Nacional y la Comisi¨®n Europea citados por la Asociaci¨®n de Usuarios de Servicios de Banca, Ausbanc. Entonces, la Comisi¨®n afirmaba que este tipo de delito hab¨ªa aumentado un 50% desde el a?o anterior.
Desde que se publicaron estos datos, el uso de tarjetas ha aumentado casi un 20% anual. Seg¨²n datos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa en Catalu?a, el fraude ha aumentado un 70% durante los ¨²ltimos siete a?os.
En Servired afirman que se han dado incluso casos de complicidad entre el ladr¨®n y el comercio, que hace la vista gorda a tarjetas que sabe que son robadas a cambio de fuertes compras. "Incluso hay comercios que se abren espec¨ªficamente para defraudar". El pasado abril, la Uni¨®n de Consumidores de Castilla-La Mancha demand¨® a nueve establecimientos por no pedir identificaci¨®n en pagos con tarjetas robadas.
Adem¨¢s del aumento del fraude con tarjetas, hay una segunda parte, si cabe m¨¢s humillante para la v¨ªctima. Ausbanc viene denunciando la actitud reticente por parte de los bancos para devolver el dinero defraudado a los clientes. La batalla est¨¢ en saber qui¨¦n es el responsable de que le hayan robado: el titular de la tarjeta, por no tener m¨¢s cuidado, o el banco, por no poner m¨¢s medidas de seguridad.
El caso de Justo Crespo es t¨ªpico. Tras darse cuenta del fraude, cancel¨® la tarjeta por tel¨¦fono, puso una denuncia en comisar¨ªa y se present¨® en la oficina de Caja Madrid. "S¨®lo me dejaban disponer de los 300 euros que me quedaban", se queja. Despu¨¦s de "montar un pollo", el subdirector de la oficina le ofreci¨® adelantarle 600 euros, dej¨¢ndole en n¨²meros rojos, aunque no le cobrar¨ªan intereses por la deuda. "Por supuesto, les dije que no".
En estos casos, la v¨ªctima debe presentar una queja al defensor del cliente de la entidad. Por encima de eso, s¨®lo le queda quejarse al Servicio de Reclamaciones del Banco de Espa?a. El siguiente paso ya es presentar una demanda. El Banco de Espa?a considera una "mala pr¨¢ctica bancaria" que los bancos pongan la carga de la prueba sobre los clientes a la hora de demostrar el fraude en las operaciones con su tarjeta.
Ignacio Bas, director de Operaciones con Medios de Pago del Banco Santander Central Hispano (SCH), explica: "Cuando recibimos una reclamaci¨®n, abrimos un expediente de fraude. Pueden haber pasado tres cosas. Que la operaci¨®n est¨¦ mal hecha por el comercio: entonces se le rechaza el cargo y es su problema. Que est¨¦ correcta, entonces el banco asume todo lo que sobrepase 150 euros. Si interviene el n¨²mero secreto en la operaci¨®n, es responsabilidad del cliente".
"Para saber qu¨¦ ha pasado", contin¨²a Bas, "tenemos que comprobar uno por uno todos los recibos de compra. Pedimos fotocopias de todas las facturas, con un plazo de 45 d¨ªas. Luego, pueden seguir apareciendo facturas hasta tres y cuatro meses despu¨¦s". S¨®lo meses despu¨¦s de la reclamaci¨®n, cuando se han comprobado todos los recibos, incluso con visitas al comercio, se devuelve el dinero.
El Banco de Espa?a detalla en su memoria de 2001 casos de esta "mala pr¨¢ctica bancaria" por parte de casi todos los bancos espa?oles. "Deber¨ªan devolver esos pagos en el momento en que lo reclamas. Las entidades incumplen de manera generalizada las obligaciones asumidas en los contratos y compromisos europeos", a?ade Carlos Hern¨¢ndez, abogado y delegado en Baleares de Ausbanc. En una encuesta realizada en 2000 por la Comisi¨®n Europea para comprobar el grado de cumplimiento de sus recomendaciones en este terreno, Espa?a qued¨® en ¨²ltimo lugar.
Hasta en los casos extremos, los jueces empiezan a dar la raz¨®n a los usuarios. El pasado mes de febrero, la Audiencia Provincial de Sevilla oblig¨® al SCH a devolver a un cliente los m¨¢s de 3.500 euros que le hab¨ªan sustra¨ªdo de la tarjeta. Se la robaron por el m¨¦todo del billete. Una persona se coloca a su lado en el cajero. En el momento en que ¨¦ste devuelve su tarjeta, tira un billete al suelo y le avisa de que se le ha ca¨ªdo. Mientras se agacha a recogerlo, un c¨®mplice coge su tarjeta de la ranura y mete otra parecida. Cuando se incorpora, recoge esa tarjeta y se la echa al bolsillo sin saber que no es la suya. Normalmente, este m¨¦todo se acompa?a con la observaci¨®n de su n¨²mero secreto. A partir de ese momento, comienza una carrera para comprar todo lo posible y sacar el m¨¢ximo del cajero antes de que el titular se d¨¦ cuenta del enga?o.
En el caso de Sevilla, el banco solamente le devolvi¨® las compras realizadas por Internet, en las que no interviene el n¨²mero secreto. Seg¨²n la sentencia, la v¨ªctima no incurri¨® en negligencia grave porque observaran c¨®mo tecleaba su n¨²mero, y a?ad¨ªa que el riesgo inherente a este medio de pago debe ser asumido por los bancos.
El n¨²mero secreto es considerado por los bancos inviolable, a no ser que medie "negligencia grave" por parte del cliente. Pero la astucia de los delincuentes ha demostrado ya que no es as¨ª. En Espa?a, todav¨ªa no se han puesto en circulaci¨®n tarjetas con la informaci¨®n en un chip, un m¨¦todo que, por ahora, s¨ª es inviolable. En Francia lo llevan el 90% de las tarjetas.
Desde todas las instancias implicadas se insiste en unas recomendaciones b¨¢sicas para evitar el fraude. La principal es que se debe tratar el dinero de pl¨¢stico como si fuera dinero en efectivo. Adem¨¢s, nunca se es demasiado celoso del n¨²mero secreto. No permita nunca que manipulen la tarjeta fuera de su vista: ha habido casos de copiado de tarjetas por empleados de restaurantes y gasolineras. Y, ante cualquier duda o sospecha, anule la tarjeta. Es gratis.
Una encuesta en Reino Unido citada por American Express indicaba que cuatro de cada diez usuarios no coteja el extracto mensual de su tarjeta con los recibos de las compras; muchos ni siquiera miran el recibo antes de firmarlo; un 16% no se toma la molestia de revisar el extracto mensual; y uno de cada cuatro no guarda los recibos. Hasta ese papelito que se arruga y se tira a la basura contiene informaci¨®n de sobra para el que est¨¦ dispuesto a usarla.
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