El gigante aturdido
La candidatura de Llu¨ªs Bassat (Barcelona, 1941) ha ido avanzando en la precampa?a con pasos de elefante pero en esta recta final empieza a temer que la victoria en esta recta final en beneficio de Joan Laporta, uno de los hombres que le convenci¨® hace tres a?os, cuando estaba en Buenos Aires, para que compitiera en las elecciones ante Joan Gaspart. El publicista perdi¨® en 2000 y ahora ha reunido en su equipo la solvencia de la sociedad civil catalana, esa etiqueta tan barcelonesa que alude al poder y el glamour de la alta burgues¨ªa con capacidad de maniobra para lograr acuerdos financieros (Salvador Alemany, ex presidente de la secci¨®n de baloncesto, es un hombre fuerte de La Caixa) y los despachos (Miquel Roca Junyent) para recalificar terrenos. La guinda la ha puesto Guardiola, que ha dejado su carrera futbol¨ªstica para ejercer de hipot¨¦tico secretario t¨¦cnico.
?Roca, Alemany y Guardiola, todos juntos? Ese tr¨ªo, de peso incuestionable, habr¨ªa garantizado la victoria hace meses a cualquiera, pero las dudas de la candidatura, a medida que se acerca el domingo, no hacen m¨¢s que aumentar. Y eso que Bassat fue el aspirante con m¨¢s firmas y que parte, por tanto, como favorito. Pero estas elecciones atomizadas parece que se resolver¨¢n por poco. Las encuestas apuntan que Bassat ha perdido un respaldo notable de los socios que, entre otras cosas, no han comprendido el plan para reestructurar la fundaci¨®n (estar¨ªa presidida por Alemany) que pasar¨ªa a velar por el patrimonio del Bar?a para no ser despilfarrado por las juntas. Demasiadas sombras porque el patrimonio es sagrado en una masa social peque?o-burguesa a la que se le ponen los pelos de punta cuando se venden terrenos; se pierde la independencia (?Ser¨¢ La Caixa la due?a del club?, se preguntan muchos) o se cometen lapsus como cuando Bassat confundi¨® la asamblea de compromisarios con junta de accionistas.
Seductor en el di¨¢logo, sumamente educado, con la persuasi¨®n de los publicistas, Bassat tiene, por contra, el inconveniente de no manejarse bien ni en los debates ni en los ba?os de masas. Esos actos parecen ser su cruz (se neg¨® a ir a un debate con Llaurad¨® tras acusarle ¨¦ste de ocultar su origen jud¨ªo) y da la sensaci¨®n que ser¨ªa mejor presidente que candidato.
Atado a la integridad de Guardiola, que quiere fichar en silencio (entre otros, a Koeman como t¨¦cnico), Bassat no dar¨¢ nombres. Su apuesta es la que tiene m¨¢s influencia en la clase pol¨ªtica y econ¨®mica, pero carece de gestos que ilusionen: son, por ahora, los apellidos ilustres y el discurso impecable de Guardiola. Su campa?a ha sido austera, ingenua por creerse ya ganadora (su lema es Guanyarem) y su sede, en un hotel, carece del aroma futbol¨ªstico de otras. El posible fichaje de Beckham por Laporta ha acabado por aturdir al gigante de la sociedad civil, que, perpleja, no entiende que se le haya reprochado durante a?os actuar en el Bar?a como Pilatos para correr ahora el riesgo de perder.
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