Fondo de Cultura celebra sus 40 a?os en Espa?a con un homenaje a Javier Pradera
El que fue su primer director en Madrid pone la editorial mexicana como "modelo y paradigma"
Fondo de Cultura Econ¨®mica naci¨® en M¨¦xico en 1934 y en 1963 abri¨® sucursal en Madrid. Javier Pradera, que entonces ten¨ªa 29 a?os, fue su primer director. "Cuando Arnaldo Orfila me ofreci¨® hacerme cargo de Fondo en Espa?a tuve la mayor satisfacci¨®n de mi vida. Estuve muy poco tiempo, me march¨¦ en 1965 cuando en M¨¦xico echaron a Orfila. S¨®lo edit¨¦ un libro, intent¨¦ crear una red comercial y, sobre todo, me dediqu¨¦ a sacar libros del infierno de la censura", afirm¨® Pradera.
"Pero aprend¨ª mucho, aprend¨ª la tradici¨®n de que los libros no son mercanc¨ªas, sino bienes culturales. Fondo de Cultura fue y es modelo y paradigma editorial, no s¨®lo por los libros que ha publicado sino, sobre todo, por la forma de comprender la cultura latinoamericana y espa?ola".
"Tiene el deber ciudadano de escribir sus memorias", afirma Herralde
La editorial mexicana quiso celebrar sus primeros 40 a?os en Espa?a rindiendo homenaje a Javier Pradera, a quien el embajador de M¨¦xico en Madrid, Gabriel Jim¨¦nez Remus, entreg¨®, en reconocimiento y gratitud, una escultura de Carlos Albert.
Antes dos editores, que se consideran disc¨ªpulos y admiradores de Pradera, trazaron un muy personal perfil del editor. Beatriz de Moura, de Tusquets Editores, recorri¨® cinco etapas de la vida de Pradera. "Primero fue la leyenda. Cuando yo, en Ginebra, era 'compa?era de viaje' de una c¨¦lula fantasma del PSUC, ¨¦l estaba en la cima invisible e inalcanzable. Cuando yo empec¨¦ a trabajar en Barcelona en el mundo editorial, era el mito de los editores", prosigui¨® De Moura. Luego, cuando ya hab¨ªa fundado Tusquets, sinti¨® por ¨¦l un "irritante respeto". "Ten¨ªa esa tranquilidad y esa serenidad propia de los sabios". En una cuarta etapa "se convirti¨® en la eminencia gris de la transici¨®n y segu¨ªa siendo temible e intimidante". "En los noventa, la leyenda, el mito, la eminencia, el maestro temible se convirti¨® en un hombre de carne y hueso, en un amigo de verdad, leal".
En tono parecido continu¨® Jorge Herralde, de Anagrama: "Si Beatriz lo dice, estoy dispuesto a creer que Pradera es de carne y hueso. Mi primera imagen de ¨¦l fue la de un conspirador. En las manifestaciones estudiantiles de 1956 era ya la referencia. En Barcelona sab¨ªamos que era el rojo de confianza en Madrid, el referente. Cuando apareci¨® EL PA?S, el conspirador tom¨® el poder".
Herralde repas¨® su trayectoria editorial, destacando su trabajo en Alianza. "Con Jos¨¦ Ortega Spottorno, con Jaime Salinas, con Daniel Gil hicieron una editorial y una colecci¨®n de bolsillo de categor¨ªa internacional".
"Pero si algo admiro de Pradera", a?adi¨® Herralde, "es su faceta de escritor que se niega a editar sus propios libros. S¨®lo he encontrado su nombre como autor junto a otros dos coordinadores de Memoria de la transici¨®n, que public¨® Taurus. Y, sin embargo, es un gran escritor como atestiguan sus miles de art¨ªculos, un escritor de s¨®lida cultura cl¨¢sica y moderna, de sarcasmo homicida. Tiene el deber ciudadano de escribir sus memorias".
Tanto De Moura como Herralde destacaron el papel de Pradera al frente de la revista Claves, una "publicaci¨®n imprescindible en un paisaje ingrato".
"Tras esa larga etapa de clandestinidad y penumbra de la que habl¨¢is, acabo de recibir un chute de autoestima con luz y taqu¨ªgrafos", respondi¨® Pradera a los elogios. "Yo pensaba que ven¨ªamos a hablar de libros, no a una sesi¨®n de incienso".
El veterano editor rindi¨® homenaje a Fondo de Cultura Econ¨®mica de M¨¦xico y a la emigraci¨®n republicana espa?ola, "a la que la editorial abri¨® sus puertas y ellos lo agradecieron potenciando la editorial". Pradera record¨® lo que signific¨® Fondo de Cultura en la "s¨®rdida Espa?a de 1963". Aunque antes, desde 1944, ya llegaban sus libros a Espa?a gracias a la distribuidora Hispano Argentina, de Francisco P¨¦rez Gonz¨¢lez, que "contra lo que muchos cre¨ªan no tra¨ªa libros de sexo ni pornogr¨¢ficos".
Cuarenta a?os de historia dan para muchos recuerdos: como cuando Fondo inaugur¨® en Madrid, el 16 de junio de 1975, la librer¨ªa M¨¦xico. Apenas tres meses despu¨¦s la cerraron, en protesta por el fusilamiento de etarras ordenado por Franco. El 21 de noviembre, el d¨ªa despu¨¦s de la muerte del dictador, la volvieron a abrir.
Un solo libro en 10 a?os
El 23 de abril de 1963, Fondo de Cultura Econ¨®mica de M¨¦xico expuso en la Biblioteca Nacional de Madrid una importante selecci¨®n de sus fondos. Al d¨ªa siguiente, la editorial mexicana abri¨® su sucursal en Madrid. Javier Pradera fue nombrado primer gerente (permaneci¨® en el cargo apenas cuatro a?os). Sus objetivos: mejorar la presencia de Fondo en el mercado y reducir el n¨²mero de libros prohibidos, mediante una delicada pol¨ªtica de negociaci¨®n.
Nada fue f¨¢cil, Fondo de Cultura Econ¨®mica, fundada en M¨¦xico en 1934, comenz¨® a distribuir sus libros en Espa?a en 1944, a trav¨¦s de la distribuidora Hispano Argentina, libros que, generalmente, se vend¨ªan bajo cuerda.
La censura fue uno de los problemas graves que tuvo que soportar la sucursal espa?ola. "Censuraron El capital, que quiz¨¢ se lo merec¨ªa, pero tambi¨¦n Pedro P¨¢ramo, de Juan Rulfo, o La regi¨®n m¨¢s transparente, de Carlos Fuentes", dijo ayer Pradera. Entre el 30% y el 40% de los t¨ªtulos de Fondo de Cultura estuvieron prohibidos. En la aduana se abr¨ªan los paquetes y esta revisi¨®n era imposible de burlar. Era tal el acoso, que durante los a?os sesenta Fondo de Cultura Econ¨®mica de Espa?a s¨®lo edit¨® un libro, y aun con dificultades: Antolog¨ªa, de Miguel de Unamuno, hecha por Jos¨¦ Luis Aranguren y Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo.
El director de la llamada Oficina de Orientaci¨®n Bibliogr¨¢fica, Carlos Robles Piquer, oblig¨® a eliminar una l¨ªnea del pr¨®logo.
Pradera era considerado persona non grata por el Gobierno franquista, e incluso desde la casa madre se hab¨ªa advertido a la sucursal de los problemas que podr¨ªa suponer tenerle como gerente. De hecho, fue acusado de hacer propaganda antifranquista por tener en su biblioteca particular libros de Marx y Lenin.
La librer¨ªa M¨¦xico, de Fondo de Cultura, sufri¨® dos atentados, pero varias generaciones se educaron, afortunadamente, leyendo los famosos breviarios de la editorial.
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