Pulpos y caimanes
A las alturas de esta cr¨®nica a¨²n no se sabe muy bien si son caimanes desviados de los fondos de reptiles de la Comunidad o visones redivivos y descolgados de los armarios de los chal¨¦s de la zona, pero algo, con escama, o con pelo, se mueve entre dos aguas en el pantano de Valmayor, uno o varios bichos, de cualquier forma feroces y voraces, pues la ferocidad y la voracidad son caracter¨ªsticas de semejantes saurios y de tales must¨¦lidos, carn¨ªvoros los reptiles y bebedores de sangre los mam¨ªferos.
Entre los rumores y especulaciones que circulan por los mentideros madrile?os, corre una versi¨®n que dice que son efectivamente caimanes huidos de los fondos de reptiles de la Puerta del Sol, que andan un poco alterados desde que se enteraron, primero, de la mudanza de Ruiz-Gallard¨®n, y unos d¨ªas m¨¢s tarde, de las fara¨®nicas y catac¨²mbicas obras que el nuevo alcalde est¨¢ dispuesto a emprender en el subsuelo de la plaza en la que hasta ahora tuvo su residencia, una forma casi literal de minarle el suelo bajo los pies a su probable sucesor desde el primer momento, de hacerle la vida imposible y la jornada un infierno a Simancas, conden¨¢ndole a largos meses de asedio y estr¨¦pito de tuneladoras y taladradoras y al clamor de los comerciantes afectados, de los peatones oprimidos y de los turistas cabreados.
A¨²n no asent¨® Alberto sus posaderas en el sill¨®n de la Plaza de la Villa y ya parece contagiado del s¨ªndrome del gran topo que acometi¨® a su predecesor, excavador febril de galer¨ªas subterr¨¢neas. Cierto es que Gallard¨®n ya experimentaba s¨ªntomas de la misma fiebre en su etapa presidencial, pero en la Comunidad hab¨ªa m¨¢s espacio, se notaba menos y generalmente se agradec¨ªa m¨¢s. Se queja la oposici¨®n, que para eso est¨¢, de que una obra de la envergadura que ahora se propone, una obra que afecta a lo m¨¢s emblem¨¢tico y ca¨®tico del centro de Madrid, no haya aparecido por ning¨²n lado durante la reciente campa?a electoral y de que lo haga ahora como si fuese una ocurrencia espont¨¢nea inspirada por el Esp¨ªritu Santo en forma de lengua de fuego que no de paloma, pues ya sabe la tercera persona la opini¨®n que tienen en el Ayuntamiento de las palomas, ratas con alas que las llam¨® un concejal del anterior equipo.
No resulta raro que Gallard¨®n piense en alejarse cuanto antes del caser¨®n de la Plaza de la Villa, donde su hasta ahora triunfante carrera pol¨ªtica tropieza con graves escollos incluso antes de comenzar su andadura. A los baj¨ªos peligrosos de la Puerta del Sol se suma el feo asunto del cofrade Pedroche, uno de los m¨¢s fieles de la cohorte, portaestandarte y portavoz que dimiti¨® de su cargo antes de ejercerlo, m¨¢s fiel a sus devociones que a sus obligaciones, a su voto particular que al voto popular que le exige ser fiel y ejemplar cumplidor de las leyes.
Antes dimitir que pecar, antes dimitir que readmitir a la secretaria pecadora, seg¨²n el estricto y perverso c¨®digo moral de su secta, una secta de infausta memoria y de inquietante y subrepticia presencia en las instituciones de una democracia claramente incompatible con sus creencias religiosas, que descartan, por supuesto, todos los supuestos de aborto, pero tambi¨¦n condenan y cuando pueden sancionan, como en este caso, a las madres solteras seg¨²n sus estrechos criterios contrarios al divorcio y a lo que ellos llaman adulterio. La Iglesia cat¨®lica suscribe tan restrictiva y perversa moral, pero son muchos los pol¨ªticos dem¨®cratas y cristianos, de siglas o creencias, que en el ejercicio de sus funciones separan obligaci¨®n y devoci¨®n. S¨®lo los m¨¢s puros de esp¨ªritu, como el numerario Pedroche, se sienten contaminados por los pecados de sus secretarias.
A Simancas le saltan los cocodrilos, o los visones, en el embalse comunitario, pero a Gallard¨®n le crecen los pulpos en el garage de su escuder¨ªa. Octopus Dei, pulpo de Dios, llamaron al Opus los redactores de la revista Time en los a?os sesenta, cuando el Time era el Time y los pulpos se aferraban todav¨ªa al deteriorado casco del franquismo.
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