Esto de la pol¨ªtica...
Es curioso. Pol¨ªticos, s¨®lo los hay en democracia. En el resto de sistemas de gobierno, sean "democracias populares" o dictaduras de espad¨®n, hay l¨ªderes carism¨¢ticos -o dictadores-, ministros, generales, secretarios generales, etc¨¦tera, gu¨ªas, pero no pol¨ªticos. La condici¨®n de pol¨ªtico es consustancial a la democracia. Cuando hablamos de pol¨ªticos y pol¨ªtica es s¨®lo en democracia. Es famosa, casi manida, aquella expresi¨®n de Franco dirigida a uno de sus ministros en los sesenta: "Usted haga como yo: no se meta en pol¨ªtica y no tendr¨¢ problemas". Pues eso, la pol¨ªtica son problemas, los problemas de la vida p¨²blica que han de ser resueltos con dignidad y dialogadamente.
Y, sin embargo, teniendo a¨²n valor la democracia entre nosotros, comienza a o¨ªrse con alguna frecuencia "esto de la pol¨ªtica no va conmigo", pongamos. O, m¨¢s extremadamente, "estos pol¨ªticos son una banda de tunantes". No aqu¨ª, en el paisito, que vivimos un punto asustados y procuramos no hablar mucho de ello, no. Lo o¨ªmos en general. Y (esto, los matem¨¢ticos lo entender¨¢n a la primera: es la transitiva), el desprestigio de los pol¨ªticos acarrea el desprestigio de la democracia.
Cuando la gente habla de "esto de la pol¨ªtica..." con menosprecio, la democracia corre peligro
No es cosa de alarmar, pues ya estamos verdaderamente alarmados, pero vean esta secuencia. Francia, 1932, el radical Herriot, presidente del Gobierno, presenta una propuesta para salvar la deuda con EE UU, manifiestamente inaceptable para los franceses. Pierde. Debe dimitir. Le sustituye un socialista, Boncour. Cuarenta d¨ªas de gobierno, y vuelve un d¨¦bil radical, Daladier, que repite los presupuestos de Herriot. Dur¨® nueve meses. Le siguieron otros dos radicales con resultados parecidos. Pues bien, esta serie de gobiernos ineficaces y ajenos al sentir de la gente, (junto con algunos casos de corrupci¨®n) llevaron a Charles Maurras, adalid de la extrema derecha en Francia a hablar en 1934 de los "ladrones de la C¨¢mara de Diputados" y a tener el suficiente eco como organizar una manifestaci¨®n de unas cien mil personas ante la C¨¢mara reivindicando el fin del sistema parlamentario, cosa que estuvieron a punto de lograr.
Agoreros, se dir¨¢. Tal vez. Pero el espect¨¢culo de cinismo, transfuguismo (con sospecha de corrupci¨®n) e incontinencia verbal que est¨¢n dando los pol¨ªticos de este pa¨ªs resulta dif¨ªcilmente soportable. Lo ocurrido en el Parlamento de Madrid, el espect¨¢culo que se est¨¢ dando con ?lava, esa especie de soberbia de nuevo (y grosero) rico del que est¨¢ haciendo gala Aznar de un tiempo (bastante) para aqu¨ª, esas expresiones de taberna de Iturgaiz y Arzalluz (¨¦ste, adem¨¢s, con la retranca del viejo padrino), el ocio de Mayor Oreja que le impide ir al Parlamento, la melindrosa manera de Zapatero de apoyar a Rojo para luego desautorizarle, esa amenaza en ?lava de que habr¨¢ gobierno del PP pero resultar¨¢ inviable (como los franceses, salvando las distancias, pero ?lava la han convertido en una cuesti¨®n de Estado), las maneras estrechas en los gestos de Ibarretxe mientras propone dinamitar Espa?a; todo eso hace que alguien se permita hablar de esos "bribones" de pol¨ªticos que nos gobiernan.
Espa?a est¨¢ en la Europa de los inmigrantes, los tiempos cambian, las formas de actuar en la vida p¨²blica se trasladan en d¨ªas en este mundo medi¨¢tico; los pol¨ªticos han ca¨ªdo en un descr¨¦dito como nunca antes en Espa?a desde 1917. El PP y el PSOE -o sus grupos m¨¢s responsables- debieran tomar nota de estas cosas. Resolver el tema en Madrid (?lo impedir¨¢n los intereses?), formar un gobierno de coalici¨®n en ?lava y recuperar la palabra y las buenas maneras, ayudar¨ªan. Del PNV no digo nada, pues parece que "sus grupos m¨¢s responsables" han decidido pasar desapercibidos.
Cuando el p¨²blico habla de "esto de la pol¨ªtica..." con menosprecio, es que la democracia corre peligro.
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