Mudable y fascinante
Este a?o es, sin duda, un muy buen a?o para premiar la trayectoria del no poco c¨¦lebre Miquel Barcel¨®. Est¨¢ siendo actualidad, hoy d¨ªa, por diversos motivos que prueban que se halla en un momento de poderosa ebullici¨®n creadora. Puede verse ahora mismo, para empezar, una amplia exposici¨®n antol¨®gica de su trabajo en las Baleares. Por otra parte, se acaba de estrenar en el Festival de Baden-Baden la producci¨®n de El rapto del serrallo, de Mozart, dirigida por la compa?¨ªa de teatro parisiense Les Dechamps. Barcel¨® ha colaborado en la realizaci¨®n de los decorados -su segunda incursi¨®n en este terreno-. Tambi¨¦n este a?o ha aparecido una monumental edici¨®n ilustrada por ¨¦l de La divina comedia, de Dante. Adem¨¢s, y seguramente no es necesario ni recordarlo, Barcel¨® est¨¢ finalizando en Vietri Sul Mare los relieves cer¨¢micos que ha ideado para revestir la capilla a la derecha del altar mayor de la catedral de Palma. Adecuadamente, los motivos marinos con los que est¨¢ trabajando nos remiten a los mosaicos de la pompeyana Casa del Fauno, que se exhiben en el Museo Arqueol¨®gico napolitano.
A Miquel Barcel¨® no le ha faltado nunca el reconocimiento, del que ha gozado desde muy joven. Precisamente esto mismo ha hecho que a veces se hable poco espec¨ªficamente de su trabajo, impresionado todo el mundo por los precios que alcanzan sus obras y el resto de las cosas m¨¢s aparatosas -sus amistades o lugares de residencia, por ejemplo- que rodean su forma de vida. Barcel¨® es, sin embargo, un artista importante y, el tiempo lo est¨¢ demostrando -lleva ya un cuarto de siglo de trayectoria-, tremendamente original. En un momento de globalizaci¨®n de todas las cosas, y cuando mucho arte es id¨¦ntico en todos los lugares -como pudo verse en la ¨²ltima Documenta, que presentaba una ¨²nica forma de arte con voluntad excluyente-, nos sorprende la obra de Barcel¨® tan obstinadamente culta y europea. A diferencia de cierto arte internacional dominante que hace ostentaci¨®n de su falta de tradici¨®n, la suya es una pintura inmersa en la historia de la cultura de Altamira a T¨¤pies.
Los pocos pintores j¨®venes reconocidos en estos momentos se relacionan con el cine y la fotograf¨ªa. Barcel¨®, sin embargo, intenta casar el placer sensorial con conceptos e ideolog¨ªas. En su ¨²ltima serie de cuadros en la que nos ofrece im¨¢genes del mar, Barcel¨® nos presenta una met¨¢fora sobre las posibilidades infinitas de la pintura, como el mar siempre mudable y fascinante. Pero adem¨¢s estas pinturas son una fenomenolog¨ªa de la pr¨¢ctica art¨ªstica siempre atenta a todas sus caracter¨ªsticas f¨ªsicas. Lejos de sus or¨ªgenes expresionistas, la pintura de Barcel¨® es un compendio anal¨ªtico de sus posibilidades, adem¨¢s de un ant¨ªdoto contra la prisa y las correcciones preventivas de la historia.
Enrique Juncosa es director del Museo Irland¨¦s de Arte Moderno de Dubl¨ªn.
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