Cemento nacional frente al extranjero
Los fabricantes espa?oles critican la proliferaci¨®n de importadores que producen un material de menor calidad
El sector cementero anda a la gre?a. La demanda r¨¦cord que vivi¨® el pasado a?o el sector y que sigue en el primer semestre ha provocado divergencias entre fabricantes y algunos importadores. Los fabricantes denuncian que los importadores de clinker (la pasta base para fabricar el cemento) transforman este producto en cemento en sus moliendas (lugares donde se muele el material) y producen cemento con la mitad de coste, menor calidad y con un grave riesgo de que se genere sobrecapacidad.
Seg¨²n ha denunciado la patronal de los cementeros, Oficemen, en los ¨²ltimos a?os se asiste a una proliferaci¨®n de proyectos de moliendas en el territorio nacional. A su juicio, "son proyectos atra¨ªdos por una situaci¨®n puntual de r¨¦cord de demanda, que una vez que se estabilice dar¨¢n lugar a una excesiva sobrecapacidad de producci¨®n". Adem¨¢s, en cuanto a la calidad, no existen normas concretas para el clinker, por lo que los cementos fabricados por estos importadores en sus moliendas pueden tener problemas para alcanzar el nivel adecuado.
Una industria local
El negocio cementero est¨¢ formado por productores locales y por importadores, tanto de cemento como de clinker. Los fabricantes nacionales desarrollan todas las fases del proceso de producci¨®n, que van desde la obtenci¨®n de materias primas, cuya trituraci¨®n y posterior procesamiento permite obtener el clinker, hasta la molienda e incorporaci¨®n de aditivos para obtener el producto final. Tal y como se?ala Oficemen, para llevar a cabo el proceso de producci¨®n completo es necesario disponer de instalaciones industriales (f¨¢bricas integrales) que requieren elevadas inversiones.
En el caso de los importadores, las inversiones necesarias, aun siendo importantes, resultan menos elevadas que las de una f¨¢brica integral. Los importadores de clinker lo transforman en cemento en sus moliendas, con lo que desarrollan s¨®lo la mitad del proceso productivo. Las importaciones de clinker (a veces tambi¨¦n las de cemento) suelen proceder de pa¨ªses que se hallan en recesi¨®n y que tienen problemas de excedentes. Esto hace que la entrada del producto en suelo espa?ol se realice con dumping, es decir, con precios por debajo de costes, lo que desestabiliza el mercado, seg¨²n Oficemen.
Esta desigualdad competitiva entre los productores nacionales y los importadores va a incrementarse en el futuro debido a que los productores nacionales deben realizar elevadas inversiones para cumplir con las normativas medioambientales. Por su parte, los importadores traen el producto de pa¨ªses emergentes que est¨¢n poco sujetos a controles medioambientales y que cuentan con mayores niveles de emisi¨®n de gases de efecto invernadero.
La pr¨¢ctica totalidad de las importaciones procede de pa¨ªses no miembros de la Uni¨®n Europea. El primer puesto lo ocupa Turqu¨ªa, con el 30% del total, que no paga ning¨²n tipo de aranceles debido a la existencia de un acuerdo con la Uni¨®n Europea. Le siguen Rumania, Arabia Saud¨ª y Rusia, con el 10% cada uno, e India, con el 8%.
A la cabeza de Europa
En 2002, el consumo de cemento en el mercado espa?ol alcanz¨® los 44,1 millones de toneladas, un 4,6% m¨¢s que en el a?o anterior. El fuerte crecimiento del sector desde el a?o 1997, ligado al auge inmobiliario, ha hecho que en 2002 Espa?a se situara como el primer consumidor de la Uni¨®n Europea, tras desbancar a Italia y Alemania. Esos pa¨ªses ocupaban tradicionalmente las dos primeras posiciones. En Italia se consumieron 40,5 millones de toneladas y Alemania se qued¨® en los 30 millones de toneladas. En Espa?a, el consumo subi¨® el 4,6%; en Italia, el 1,2%, y en Alemania cay¨® el 5,2%.
La actividad cementera en Espa?a se encuentra en niveles r¨¦cord, tanto en consumo como en producci¨®n. Sin embargo, el incremento de una fuerte competencia en el sector y la implantaci¨®n de medidas derivadas de las exigencias del Protocolo de Kioto, que limitar¨¢ las emisiones de CO
2, auguran un futuro incierto al sector, tal y como recoge en sus informes la patronal Oficemen.
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