Los diarios de Victor Klemperer detallan la espantosa rutina de 13 a?os de nazismo
Galaxia Gutenberg edita en dos vol¨²menes 'Quiero dar mi testimonio hasta el final'
Hicieron falta 50 a?os para que vieran la luz, pero vali¨® la pena: es el testimonio m¨¢s completo sobre la espantosa vida cotidiana del nazismo desde que Hitler lleg¨® al poder. Son los diarios del catedr¨¢tico jud¨ªo de Filolog¨ªa Rom¨¢nica Victor Klemperer (1881-1960), 1.600 p¨¢ginas de l¨²cido y minucioso recuento del horror que empiezan el 14 de enero de 1933 y acaban el 10 de junio de 1945. Los diarios, divididos en dos vol¨²menes (1933-41 y 1942-45), se editan en espa?ol ocho a?os despu¨¦s de aparecer en Alemania, con Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores. Ayer los presentaron en Madrid, y hoy lo har¨¢n en Barcelona, la traductora Carmen Gauger y el editor alem¨¢n, Walter Nowojski.
Victor Klemperer fue un testigo privilegiado del holocausto. No desde los campos de concentraci¨®n, sino desde la retaguardia de Dresde, donde viv¨ªa y dio clases entre 1920 y 1935. Periodista en sus inicios, Klemperer estaba casado desde 1906 con una alemana no jud¨ªa, la pianista Eva Schlemmer. Ese matrimonio mixto le salv¨® la vida, pero no su casa, su c¨¢tedra, su biblioteca, su angustia: fue obrero forzoso, vivi¨® en una casa jud¨ªa. Pero ten¨ªa una misi¨®n y lo super¨® todo: anotar en su diario lo que ve¨ªa y sent¨ªa con una regularidad, una firmeza y una capacidad de an¨¢lisis y de detalle realmente pasmosas.
Sus observaciones filol¨®gicas se reunieron en el libro LTI (por Lingua Tertii Imperii, La lengua del Tercer Reich), que convirtieron en 1947 al ya por entonces comunista Klemperer en un mito vivo de la RDA (en Espa?a lo public¨® en 2001 Min¨²scula, traducci¨®n de Adam Kovacsis).
Los diarios eran un deber moral, pero tambi¨¦n un peligro mortal. Klemperer sab¨ªa que pon¨ªa en riesgo a su mujer y a los muchos conocidos y amigos que citaba con su letra picuda y r¨¢pida. El pope de la cr¨ªtica alemana, Marcel Reich-Ranicki, que calific¨® la obra como "grandiosa", a?adi¨® que, si la Gestapo hubiera hallado las p¨¢ginas secretas de Klemperer, miles de personas habr¨ªan sido enviadas a los campos de concentraci¨®n.
Hundido
Pero cuanto m¨¢s arreciaba la represi¨®n, m¨¢s se compromet¨ªa Klemperer. El 11 de junio de 1942 anot¨®: "Ayer, y hoy todo el d¨ªa, he estado muy hundido. Peligro de muerte cada vez m¨¢s angustioso, estrangulamiento cada vez mayor, atroz inseguridad. (...) Ahora, avanzada la tarde, estoy m¨¢s tranquilo. Hay que continuar, tambi¨¦n en estas circunstancias. Ya encontrar¨¦ alguna lectura enriquecedora, y continuar¨¦ con esta osad¨ªa del diario. Quiero dar testimonio hasta el final".
La emoci¨®n marc¨® ayer la presentaci¨®n de la tard¨ªa pero espl¨¦ndida edici¨®n espa?ola. El editor, Hans Meinke, aclar¨® que ninguna editorial quiso asociarse con C¨ªrculo de Lectores para traducirla al espa?ol cuando, en 1995, la edit¨® Aufbau Verlag en Alemania; record¨® a Antonio Mu?oz Molina, "quiz¨¢ la primera persona que habl¨® de Klemperer en Espa?a", y destac¨® "la riqueza de estas cr¨®nicas antisentimentales, escritas bajo el principio de la exactitud".
Walter Nowosjki, de 72 a?os, traz¨® una c¨¢lida semblanza de Klemperer y narr¨® su intensa relaci¨®n con ¨¦l: empez¨® como estudiante suyo y acab¨® como transcriptor ("su letra era casi ilegible") y editor de sus diarios. Cont¨® que cuando el fil¨®logo volvi¨® a dar clases tras estar 15 a?os apartado de su c¨¢tedra, los alumnos le aplaud¨ªan durante 15 minutos antes de cada lecci¨®n; record¨® que era un intelectual cl¨¢sico, de una talla asombrosa ("hablaba hora y media y todo lo que dec¨ªa parec¨ªa listo para imprimir"), y glos¨® as¨ª su inter¨¦s por los j¨®venes: "Pensaba que s¨®lo los ni?os fueron inocentes en la Alemania nazi, y sab¨ªa que ellos eran la esperanza para salir de la esclavitud del fascismo".
Nowosjki emprendi¨® en 1978 la dura y fascinante peripecia de descifrar, reducir y editar las 5.000 p¨¢ginas originales de los diarios depositadas en la Landerbibliotek de Dresde. Empez¨® a pasarlos a m¨¢quina y su tarea atraves¨® la censura de la RDA, el miedo, el insomnio, la fuerza del olvido, la incomprensi¨®n y la ca¨ªda del muro. Luego lleg¨® el ¨¦xito, en 1995, y los premios y las lecturas en los colegios. Hoy, se queja de no tener financiaci¨®n para una edici¨®n cient¨ªfica y electr¨®nica. Pero sigue luchando: "Klemperer es un ant¨ªdoto contra la manipulaci¨®n".
Tambi¨¦n luch¨® mucho Carmen Gauger, la traductora al espa?ol. "Ha sido una odisea. Pero queda su introspecci¨®n agustiniana, su valent¨ªa radical, su exactitud espeluznante, su prosa maravillosa, su elegancia y su sinceridad. Klemperer nos dice que el miedo no sirve de nada, que todo es destino".
Babelia
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