?Pobre pol¨ªtica!
En la opereta rufianesca de los dos tr¨¢nsfugas del PSOE de la Comunidad de Madrid hay algo sobre lo que quiz¨¢ no se ha reflexionado lo suficiente, el inmenso da?o que esta torva maniobra ha causado a la pol¨ªtica democr¨¢tica de nuestro pa¨ªs. Y ello con independencia de cu¨¢l sea la resoluci¨®n del caso. Despu¨¦s de un periodo de calma relativa vuelve al centro del foco p¨²blico la inclemente colonizaci¨®n de la pol¨ªtica por tramas de oscuros intereses privados. Es inevitable una cierta sensaci¨®n de d¨¦j¨¤-vu y que cunda el des¨¢nimo sobre las posibilidades efectivas de una renovaci¨®n a fondo del mundo de la pol¨ªtica. Con la consecuencia inmediata de trasladar lo que son casos puntuales no ya s¨®lo al PSOE como un todo, sino a la generalidad de la clase pol¨ªtica. Eso que tantas veces hemos escuchado de "todos los pol¨ªticos son iguales", que es la mejor manera de abandonar la dimensi¨®n ciudadana, y encima con pretendida buena conciencia.
En este ejemplo, y por mucha ret¨®rica que se empe?e en utilizar el PP, todos acaban, en efecto, contagiados por el mal. El PSOE, por razones obvias, y con el agravante de que Zapatero hab¨ªa elevado la renovaci¨®n democr¨¢tica del partido al santo y se?a de su discurso. Pero el PP no sale mejor librado. No ya s¨®lo porque algunos de sus miembros hubieran tenido contactos con la confabulaci¨®n mafiosa. Tambi¨¦n porque -y esto es una obviedad- no hubiera hecho falta recurrir a dichas artima?as si el PP hubiera mantenido el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Es f¨¢cil imaginar por qu¨¦. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que las redes de los intereses inmobiliarios -y no s¨®lo ¨¦stos- no conocen de fronteras partidistas y se ceban sobre cualquier decisor pol¨ªtico con independencia del partido al que pertenezca. Algunos caer¨¢n y otros no.
Parad¨®jicamente, lo que todo esto demuestra es que Zapatero al menos hab¨ªa apuntado bien en su objetivo de renovar y dignificar la vida pol¨ªtica. Trat¨® de transmitir la ilusi¨®n de que la clase pol¨ªtica pod¨ªa sintonizar con los intereses y anhelos de la ciudadan¨ªa y deb¨ªa estar blindada frente a la corrupci¨®n. Hoy esto parece m¨¢s imperioso que nunca. Por eso este affaire, que le ha saltado a mitad del camino, ha debido ser particularmente doloroso. Para el PP, sin embargo, la "renovaci¨®n" ya est¨¢ hecha y aqu¨ª no hay nada que limpiar salvo en el patio del adversario. Las diferencias a este respecto son siderales.
La segunda afrenta a la pol¨ªtica democr¨¢tica ha consistido en la propia gesti¨®n del conflicto. Tanto unos como otros han recurrido a la f¨¢cil salida jur¨ªdica, montada sobre un verdadero arsenal de querellas, para buscar una soluci¨®n a lo que constituye un problema puramente pol¨ªtico. ?Para qu¨¦ elegimos a los pol¨ªticos si cuando luego hay un conflicto recurren a los jueces para que lo resuelvan? Este s¨ªndrome, que goza de innumerables antecedentes, amenaza con vaciar del todo la dignidad de la pol¨ªtica. A parte de que haya una evidente responsabilidad penal en las actitudes de los tr¨¢nsfugas, supongo que alguien ser¨ªa responsable de su inclusi¨®n en las listas. Y estos responsables lo son ante la sociedad y el partido, no ante los jueces. En el caso del PP, inmune, al parecer, a que nadie responda por algunos desastres en determinadas gestiones ministeriales, la amenaza de la querella busca eludir ahora el tener que dar explicaciones. Esa permanente actitud del honor herido no les exime de aportar razones convincentes sobre sospechas fundadas.
S¨ª, nada nos aventura una pol¨ªtica dichosa en un pa¨ªs en el que la ciudadan¨ªa comienza a desconfiar de sus l¨ªderes y carece de un espacio p¨²blico m¨ªnimo para el debate pol¨ªtico, que es suplido por un inmisericorde bombardeo de banalidad televisiva a espuertas. Y donde los pol¨ªticos prefieren que sus disputas las resuelvan los jueces (o el fiscal general, como en el Pa¨ªs Vasco). Con todo, como bien dec¨ªa Bernard Crick, "la pol¨ªtica como actividad merece ser honrada como la clave de la libertad, por encima del comportamiento de los pol¨ªticos".
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