El misterio de Estepona
El esc¨¢ndalo del Parlamento madrile?o ha escamoteado en la prensa nacional algo que quiz¨¢ es a¨²n m¨¢s escandaloso: el pacto suscrito en Estepona por el PSOE y lo que queda del GIL despu¨¦s de que una parte de este grupo se adhiriera al PP. A pesar de la oposici¨®n mostrada inicialmente por Chaves, el pacto ha salido adelante. Eso s¨ª, con condiciones: los gilistas no podr¨¢n controlar el urbanismo de la ¨²ltima gran reserva de suelo que queda en la Costa del Sol. Pero, como todo tiene soluci¨®n, s¨ª controlar¨¢n la gerencia de Urbanismo, que, para el caso, viene a ser lo mismo.
La vicesecretaria del PSOE andaluz, Mar¨ªa del Mar Moreno, ha dado una explicaci¨®n: ha sido "una decisi¨®n complicada que vamos a intentar que salga bien para demostrar que es posible una gesti¨®n en la Costa del Sol que consiga frenar la especulaci¨®n y garantizar m¨¢s transparencia y honestidad". Desde luego, no pod¨ªa buscar el PSOE socios menos apropiados para la finalidad que dice pretender. "En el PSOE", a?adi¨® la vicesecretaria, "no pod¨ªamos cruzarnos de brazos para que gobernara el PP, trufado de ex GIL, sin control". Ser¨¢ la secretaria general del PSOE malague?o, Marisa Bustinduy, quien se encargar¨¢ de supervisar el desarrollo del pacto. Todo depende ahora de la perspicacia y la autoridad de Bustinduy. Enhorabuena a los premiados.
El alcalde de Estepona, el m¨¦dico Antonio Barrientos, vuelve a hacerse cargo de la alcald¨ªa, que presidi¨® durante unos pocos meses: el tiempo que medi¨® entre la dimisi¨®n de Antonio Caba -procesado y luego condenado por un delito de blanqueo de dinero- y la ruptura, por parte del PP, del pacto anti GIL.
Es curioso que en la misma semana se conozca la existencia de tr¨¢nsfugas en las listas del PSOE madrile?o y el pacto entre PSOE y ex gilistas. Son s¨ªntomas evidentes de que los socialistas han bajado la guardia y no han aprendido mucho de los casos de corrupci¨®n que les llevaron a perder la Moncloa.
Hace meses que reaparecieron en la Costa del Sol antiguos comisionistas del PSOE que se hicieron famosos a finales de los ochenta. Tambi¨¦n se detectaron extra?as pr¨¢cticas que parec¨ªan f¨®rmulas de financiaci¨®n ilegal. Por lo que me dicen, los dirigentes del PSOE en Sevilla fueron informados puntualmente. Y no hicieron nada.
No s¨¦ cu¨¢ntos tamayos y balbases son necesarios para que el PSOE reconozca que tiene un serio problema: los arribistas se han hecho fuertes en ¨¦l y todo parece indicar que se ha ido formando una mafia transversal que no hace ascos a ninguna sigla.
Lo ideal resulta imposible: el PSOE y el PP tendr¨ªan id¨¦ntico inter¨¦s en desalojar a estos indeseables, pero prefieren fingir que el problema es del otro. Fue una desgracia que fracasara el pacto anti GIL, que consist¨ªa en trazar una l¨ªnea que los grandes partidos se compromet¨ªan a no traspasar: la l¨ªnea que separa la legalidad de la ilegalidad y que condenaba a los gilistas al ostracismo.
La primera decisi¨®n que Barrientos debe tomar es la de pedir responsabilidades a su nuevo socio, Jos¨¦ Ignacio Crespo, por la falta de justificaci¨®n de 16,8 millones de euros. ?Lo har¨¢?
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