Los iraqu¨ªes piden puestos de trabajo
El ¨ªndice de desempleo se calcula en torno al 50% de la poblaci¨®n. El trabajo se ha convertido en el deseo m¨¢s extendido del pa¨ªs
Los escribas han vuelto a las calles del centro de Bagdad. Montan sus tenderetes en las esquinas de sombra de las glorietas y por 250 dinares (unos 15 c¨¦ntimos de euro) rellenan las solicitudes de empleo de los parados.
Tienen trabajo estos d¨ªas. Se acaban de convocar plazas para el nuevo Ministerio de Planificaci¨®n y para el futuro Ej¨¦rcito de Irak. Decenas de alba?iles, jornaleros, ch¨®feres, carpinteros, licenciados y antiguos funcionarios se arremolinan ante los puestos dando sus datos. Unos no saben escribir y otros vienen a informarse y, ya que est¨¢n...
En el formulario para la Administraci¨®n, escrito en ¨¢rabe y en ingl¨¦s, les preguntan si desempe?aron en el pasado alg¨²n "papel en el Partido Baaz". En el de las fuerzas armadas, redactado s¨®lo en ¨¢rabe, deben firmar esta frase: "Prometo que yo no colabor¨¦ con el r¨¦gimen anterior en asesinatos, propaganda terrorista y otros delitos".
"Si los americanos no arreglan el problema del trabajo, habr¨¢ lucha en las calles"
Saed Garbe al Gareb es licenciado en Letras y espera su turno. "Soy un hombre culto y no puedo vivir. He vendido hasta la nevera. Desde que acab¨® la guerra en abril s¨®lo he cobrado 40 d¨®lares", afirma. "Yo no he cobrado nada y tengo siete hijos", dice Imad Abu, conductor.
"A m¨ª tampoco me han pagado nada. Llevo tres meses sin trabajar", apunta Mohamed Yasin, funcionario. Y todos a la vez, gritan: "Pedimos ayudas, dinero o empleo". Acumularon v¨ªveres y ahorraron dinero antes de la guerra y lo que exigen por encima de todo es trabajo, volver a la oficina, llevar dinero a casa. Ninguno sabe nada de cu¨¢ndo ni qui¨¦n contestar¨¢ sus solicitudes.
En una farola cercana hay pegado un papel. La empresa norteamericana ManTech busca trabajadores. Exige "experiencia y buen nivel de ingl¨¦s". Quienes lo miran pasan de la curiosidad a la desesperaci¨®n.
Las autoridades estadounidenses en Irak han repetido ¨²ltimamente que reactivar la econom¨ªa es su prioridad. Incluso el jefe civil de las fuerzas de la coalici¨®n, el diplom¨¢tico estadounidense Paul Bremer, anunci¨® hace unas semanas un plan de emergencia para crear empleo: 100 millones de d¨®lares ser¨¢n invertidos en proyectos de construcci¨®n de infraestructuras, 35 millones en completar obras p¨²blicas como la autopista entre Bagdad y Basora, 20 en reparar los edificios de los ministerios da?ados por los bombardeos y el saqueo.
Pero las cosas van muy despacio y no hay habitante de Bagdad que no sienta una punzada en el coraz¨®n cuando ve que el ¨²nico ministerio que sigue en pie, intacto y a¨²n protegido noche y d¨ªa por un pelot¨®n de soldados norteamericanos, es el del Petr¨®leo.
Estados Unidos acab¨® en abril con el r¨¦gimen de Sadam Husein pero tambi¨¦n con las instituciones y la Administraci¨®n del Estado iraqu¨ª, en las que trabajaban casi todos los iraqu¨ªes que no viv¨ªan de la econom¨ªa sumergida.
El desmantelamiento del Ej¨¦rcito y los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, como la televisi¨®n estatal que fue destruida por las bombas, y la campa?a de desbaazificaci¨®n han sumado a cientos de miles de personas a las colas del paro.
En algunos casos, como dice una empleada de televisi¨®n que prefiere no dar su nombre, "por jurar unos principios que eran exigidos para poder tener trabajo". El propio Bremer ha estimado que probablemente "m¨¢s del 50% de los iraqu¨ªes est¨¦n desempleados actualmente". La falta de seguridad en calles y carreteras de estos primeros meses de posguerra tambi¨¦n ha contribuido a ello.
Mientras, se suceden en las calles las peque?as manifestaciones sectoriales -un d¨ªa los empleados municipales, otro los de la tele, al d¨ªa siguiente los de la Academia de Polic¨ªa- y la desesperaci¨®n crece.
La antigua Ciudad Sadam, llamada ahora Ciudad Al Sadr, la gran barriada chi¨ª al sur de Bagdad, es un enorme basurero en donde escasea el agua potable, las alcantarillas est¨¢n rotas y los cortes de luz son aprovechados por los vecinos para ajustarse las cuentas cuando cae la noche. Decenas de hombres pasan el d¨ªa de un caf¨¦ a otro esperando una soluci¨®n. La mayor¨ªa no ha recibido ninguna ayuda econ¨®mica en estos tres meses y viven de lo que se sacan por hacer chapuzas.
Sayed Abas Dieh, padre de ocho hijos, cuenta que su sueldo era antes de 60.000 dinares (unos 40 euros al mes) y que ahora no tiene nada, "ni un colch¨®n para dormir".
Talib Yabar, que tiene seis hijos, no pudo seguir pagando el alquiler y vive con su familia desde hace unos meses en los vestuarios de un club deportivo del barrio. Su amigo Salim Al¨ª Has¨¢n, concluye el relato de todos: "Hasta ahora nos entendemos con los americanos porque han derrocado a Sadam, pero si no arreglan el problema del trabajo habr¨¢ lucha en las calles".
La herencia de Sadam
La intervenci¨®n norteamericana en Irak no s¨®lo ha sacado a la luz los cr¨ªmenes del r¨¦gimen anterior, como las fosas comunes, sino que ha revelado con toda crudeza la herencia econ¨®mica de despilfarro, corrupci¨®n y pobreza legada por Sadam. Durante sus 25 a?os en el poder, la renta per c¨¢pita de Irak se dividi¨® por cinco, pasando de 5.694 d¨®lares en 1978 a 2.908 en 1988, cuando termin¨® la guerra contra Ir¨¢n, a 946 tras la del Golfo en 1991 y 1.131 en 1998, seg¨²n datos de la OCDE.
Los sue?os de grandeza de quien se cre¨ªa un nuevo Nabucodonosor elevaron las obligaciones financieras del pa¨ªs con el extranjero hasta casi los 400.000 millones de d¨®lares, la mayor parte de ellas debidas a las compras de armas y a las indemnizaciones de guerra. Un legado que hace que cada iraqu¨ª deba actualmente 15 d¨®lares al exterior.
El economista iraqu¨ª Mahdi al Hafiz se?ala que "desde que en 1980 Irak entr¨® en guerra se destruy¨® la econom¨ªa y se militariz¨® la vida. El 37% del presupuesto se dedicaba a la Defensa y el resto, despu¨¦s de 1991, a pagar indemnizaciones". Su colega Faik Rasul, que fue viceministro de Hacienda con Sadam a principios de los ochenta, apunta: "Hasta los setenta, el 50% de los beneficios por la venta del petr¨®leo se destinaba al desarrollo, pero una d¨¦cada despu¨¦s la parte del le¨®n se la llevaba el Ej¨¦rcito". La tambi¨¦n economista Amal Shalash a?ade otro problema del legado de Sadam: "Las estad¨ªsticas no son fiables". Sin embargo, aporta algunos datos. "En 1988 el 12% de las mujeres iraqu¨ªes trabajaban, pero en 1997 s¨®lo lo hac¨ªan el 7%" y, seg¨²n un estudio realizado por ella en tres provincias en 1999, "el 76% del presupuesto familiar se dedicaba a la alimentaci¨®n".
Irak se enfrenta ahora a la tarea de negociar la deuda y sus intereses, estabilizar su moneda y abrir su econom¨ªa. Un trabajo que, sin duda, llevar¨¢ a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.