Constancia

He acudido como muchos otros madrile?os a las fiestas que con motivo de la celebraci¨®n del orgullo gay se celebran durante esta semana en Chueca. Mientras tomaba una cerveza en la calle Pelayo repar¨¦ en un grupo de polic¨ªas locales del Ayuntamiento de Madrid que pararon a una pareja de aspecto extranjero a la que obligaron a identificarse.

Posteriormente les registraron y les retuvieron moment¨¢neamente. Hasta aqu¨ª todo normal porque uno piensa que son dos ladrones a los que han pillado y que el hecho de que los tengan retenidos, mirando cara a la pared, es algo rutinario en espera del coche patrulla.

Sin embargo, tras retener a estas dos personas durante m¨¢s de quince minutos, de pie, castigados mirando a la pared, ocho polic¨ªas los llevan a un portal que dista tan s¨®lo un metro de m¨ª y se dedican a darles una paliza que no deja m¨¢s rastro que una cara amoratada que nunca denunciar¨¢ el extranjero asediado.

Cuando terminan con ellos, y ante mis palabras de reproche, les sueltan sin m¨¢s, sin detenerles. ?No quer¨ªan hacerlo o es que realmente no pod¨ªan demostrar su culpabilidad? Yo no s¨¦ si esas dos personas hab¨ªan robado o no. Lo qu¨¦ si s¨¦ es que los "madelman" que patrullan por Chueca no representan para m¨ª seguridad alguna ya que con ellos es m¨¢s dif¨ªcil ser juzgado por un juez que por sus guantes de cuero negro al mejor estilo Schwarzenegger.

Y, claro, a esos polic¨ªas locales ?qui¨¦n se atreve a pedirles la identificaci¨®n? Es una verg¨¹enza.