La tercera Ley de Extranjer¨ªa

El Gobierno sufre el s¨ªndrome de Pen¨¦lope con la Ley de Extranjer¨ªa. Apenas ha terminado de tejer un cuerpo legal para regular la inmigraci¨®n, lo deshace para comenzar a confeccionar uno nuevo, un poco m¨¢s restrictivo que el anterior. La tercera gran reforma de la llamada Ley de Derechos y Libertades de los Extranjeros en Espa?a ya est¨¢ en el Congreso porque el Gobierno quiere aprobarla antes de las elecciones de 2004. Pero antes incluso de que salga adelante este ¨²ltimo cambio, el texto ser¨¢ modificado por otra norma en la que inmigraci¨®n y delincuencia son mezcladas sin soluci¨®n de continuidad.

Los cambios son tan r¨¢pidos que las ONG ya se preguntan si la vieja frase de que la ignorancia de las leyes no exime de su cumplimiento rige tambi¨¦n para la de Extranjer¨ªa. La excusa para abordar la tercera Ley de Extranjer¨ªa desde que gobierna el PP fue una sentencia del Tribunal Supremo que anul¨® 11 art¨ªculos del reglamento de la materia, que obligaba a elevar dichos art¨ªculos a rango de ley. Y, ya que estaba abierta la ley, el Ministerio del Interior se decidi¨® a hacer un cambio en profundidad y r¨¢pido.

El texto del anteproyecto fue enviado al Congreso sin ser sometido a la consulta preceptiva del Foro de la Inmigraci¨®n ni del Consejo General del Poder Judicial, que acaba de ped¨ªrselo al Gobierno. ?ste cree que este segundo paso no es necesario porque la reforma ni afecta al cat¨¢logo de libertades y derechos ni a la "estructura de la ley org¨¢nica".

El texto remitido al Congreso s¨®lo deja una puerta abierta a los extranjeros para vivir en Espa?a: tener un trabajo legal, una exigencia que sintoniza con el parecer del 85,1% de los espa?oles, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro del CIS. ?sta es la condici¨®n ¨²nica para lograr un visado, reagrupar a la familia (se acaba con las llamadas "reagrupaciones en cadena") o renovar la residencia. La reforma implica a los ayuntamientos en el control de la inmigraci¨®n, ya que supondr¨¢ cambios en la Ley de Bases de R¨¦gimen Local para que el padr¨®n se convierta en un elemento m¨¢s para el control de los extranjeros. Tambi¨¦n implica a las compa?¨ªas de transporte, especialmente a las aerol¨ªneas, al obligarlas, bajo amenaza de fuertes multas, a facilitar al Ministerio del Interior los listados de sus viajeros antes de que despeguen los aviones. Pero, sobre todo, levanta algunos de los impedimentos para expulsar, repatriar o devolver a los extranjeros que entran ilegalmente en Espa?a, frontera sur de Europa.

Esta frontera es golpeada diariamente por inmigrantes en patera (y por desastrosos naufragios), aunque la invasi¨®n de Irak y los atentados de Casablanca retrajeron los flujos durante los primeros seis meses del a?o. En ese periodo ya han sido detenidos 5.500 extranjeros en las costas espa?olas, algunos de ellos durante una operaci¨®n naval llamada Ulyses, nombre del hom¨¦rico h¨¦roe al que espera Pen¨¦lope.