El prodigio del pen¨²ltimo olmedo
Rivas-Vaciamadrid alberga uno de los escas¨ªsimos bosques de olmos de Europa, con 300 ejemplares, a salvo de la grafiosis
El gaiteiro Carlos N¨²?ez, sobre un escenario envuelto en brumas blanquiazules, dedicaba este viernes los mejores sones celtas de su gaita gallega a los lugare?os en un recinto ferial del municipio de Rivas-Vaciamadrid, veinte kil¨®metros el este de la capital. Una cooperativa local celebraba all¨ª sus primeros 25 a?os. Las bell¨ªsimas notas del bardo norte?o -que tambi¨¦n cumple un cuarto de siglo, pero de maridaje con la gaita, seg¨²n dijo- hac¨ªan evocar a miles de ripenses los prodigios de los celtas, con su culto a la magia y dignidad de los ¨¢rboles.
Apenas a unos dos kil¨®metros de all¨ª, en un sereno paraje arbolado, un prodigio, no evocado, sino real se perpetuaba sobre la fresca ribera del cercano r¨ªo Manzanares. Una de los escas¨ªsimos olmedos naturales existentes en Europa, ¨²nico en Espa?a de sus caracter¨ªsticas, aromaba la noche de verano tras haber sobrevivido a una terrible plaga y a un reciente incendio que devast¨® una zona pinariega contigua d¨ªas atr¨¢s, en el Parque Regional del Sureste del Manzanares. Con unos 300 ejemplares de Ulmus minor este olmedo, de origen presumiblemente romano, con ejemplares de unos 70 a?os de vida y casi 15 metros de copa, es adem¨¢s la excepci¨®n mundial a la pauta marcada por un feroz insecto. El temible escarabajo es portador de las esporas de un hongo que ha exterminado todos los olmedos y casi todos los ¨¢rboles de esta especie en Gran Breta?a y Holanda, as¨ª como el 90% de los ejemplares de Europa occidental y buena parte de los del mundo, Estados Unidos incluido: es la enfermedad de la grafiosis, la peste de los ¨¢rboles, que los celtas, para su fortuna, no conocieron.
Los cient¨ªficos, tras d¨¦cadas de estudio, no se explican c¨®mo resiste a la plaga biocida
Los prodigios que han tenido a Rivas-Vaciamadrid por escenario d¨ªas atr¨¢s revelan la tremenda fragilidad en la que vive un ecosistema determinado por condiciones singular¨ªsimas de suelo, humedad y orientaci¨®n sobre un predio conocido como finca de Casa Eulogio. Su propietaria se halla muy disgustada por un incendio en su contorno inmediato que el 22 de junio devast¨® all¨ª, durante siete horas y sin misericordia, 150 hect¨¢reas de pino, matorral y pasto. Pero el incendio podr¨ªa haber sido todav¨ªa mucho peor si sus llamas se hubieran extendido apenas 800 metros m¨¢s del lugar donde, felizmente, se detuvieron. De haber progresado en direcci¨®n oeste, el fragor incendiario hubiera arrasado asimismo la olmeda ripense, verdadero milagro bot¨¢nico que ha esquivado la mortandad arb¨®rea que la grafiosis causa, tanta, que ni siquiera los cient¨ªficos espa?oles, que llevan 17 a?os estudiando este fen¨®meno biol¨®gico sin precedentes, saben interpretar su elusi¨®n en Rivas-Vaciamadrid.
Y ello pese a que, desde 1930, en que surgiera la primera plaga europea, hayan sido publicados m¨¢s de 35.000 libros, art¨ªculos y monograf¨ªas, sobre el pavoroso flagelo de los grandes ¨¢rboles, explica Salustiano Iglesias Sauce. Cacere?o e ingeniero t¨¦cnico forestal, Iglesias Sauce pilota con su equipo desde el Ministerio de Medio Ambiente el combate a brazo partido contra la grafiosis, junto con Luis Gil y su grupo, de la Universidad Polit¨¦cnica.
Ya los persas hab¨ªan descubierto la bondad de los olmos, que los romanos emplearon luego como soportes de las vides y que Napole¨®n Bonaparte, en el alba del siglo XIX, hiciera plantar a la vera de los caminos conforme sus tropas avanzaban, para procurarles protecci¨®n y sombra.
Los olmos tienen hoja aovada, verde, ¨¢spera por el haz, pilosa por el env¨¦s, nudoso tronco y de adulto, copa umbr¨ªa y ancha. Su madera compacta sirve para fabricar pilotes. La olmeda de Rivas- Vaciamadrid fue terciada en 1936, durante la Guerra Civil, por hallarse situada sobre el mism¨ªsimo y disputado frente del Jarama. Una vez rebrotados, sus inicialmente 600 ejemplares crecieron separados por una decena de metros en este predio surcado por cardos de metro y medio, donde diez cig¨¹e?as han plantado ahora sus nidos sobre ¨¢lamos y donde vacas blancas pastan como si la plaga no hubiera amenazado a los sanos ¨¢rboles al amor de cuya sombra rumian en silencio. Pero, para asombro de los cient¨ªficos, la olmeda tambi¨¦n recibi¨® la visita de la terrible grafiosis. Perdi¨® algunos olmos pero eludi¨® la enfermedad por causas a¨²n no del todo conocidas.
La plaga surge de hongos Ophiostoma novo ulmi, que se aposentan sobre la corteza de los ¨¢rboles muertos. Cuando los insectos escol¨ªtidos colonizan los olmos, se impregnan de las esporas con las que los hongos se reproducen. Los insectos muerden la superficie cortical y aunque apenas la da?an, las esporas que transportan en sus patas y alas se adentran hasta los conductos de savia, donde las larvas, as¨ª surgidas, devienen al poco en imagos que perforan hondas galer¨ªas. All¨ª, colonias de esporas avanzantes atascan las venas de los olmos hasta que, inexorablemente, los ¨¢rboles mueren exang¨¹es unos meses despu¨¦s, salvo en Rivas-Vaciamadrid donde sobreviven, frondosos y sanos.
Un combate incesante contra el hongo
La grafiosis ha devastado cientos de millones de olmos de Europa y Am¨¦rica, explica con preocupaci¨®n Salustiano Iglesias, con Luis Gil, uno de los especialistas espa?oles m¨¢s cualificados en el estudio de esta plaga. Instituciones europeas, desde universidades como la Polit¨¦cnica de Madrid hasta gabinetes ministeriales, como el de Medio Ambiente y Gobiernos regionales, como el de la Comunidad madrile?a, llevan a?os de estudio y combate, incesantes, contra el hongo causante de la enfermedad.
Madrid asiste a varios experimentos cient¨ªficos. El primero comenz¨® hace 17 a?os. El ¨²ltimo, hace a?o y medio, se desarroll¨® en el olmedo de Rivas-Vaciamadrid. Todos los experimentos fueron orientados a la salvaguarda del olmo, muchos de cuyos grandes ejemplares ocuparon durante siglos los lugares centrales de los pueblos de la regi¨®n. As¨ª, la localidad de Rascafr¨ªa, por ejemplo, cuenta con un olmo clonado tras uno de estos experimentos, emplazado junto al lugar que ocup¨® su antecesor, destruido por la enfermedad tiempo atr¨¢s.
En enclaves cercanos, Puerta de Hierro y Migas Calientes, as¨ª como en El Serranillo, de Guadalajara, se despliegan desde a?os atr¨¢s estas pruebas. Unas consisten en la extracci¨®n de estaquillas de olmos sanos a las que se hace crecer y, cuando ya han cumplido cuatro o cinco savias, se les inocula una cepa agresiva del hongo, para probar su resistencia. Otros procedimientos consisten en hibridaciones de ejemplares de olmos de diferentes pa¨ªses, dentro de un programa de supervivencia ideado en Holanda, uno de los pa¨ªses del mundo que con mayor velocidad perdi¨® casi todos sus conjuntos arbolados de esta especie. As¨ª pues, dentro del programa espa?ol se han clonado unos 70 ejemplares resistentes al hongo, una veintena de ellos genotipos nativos.
Algunos cient¨ªficos piensan que la enfermedad lleg¨® a Europa a trav¨¦s de inmigrantes procedentes de Asia. En sus maletas viajeras, construidas con madera de Ulmus pumilla, variedad siberiana parcialmente inmune pero veh¨ªculo del feroz hongo, se albergaba el insecto que, a su vez, transportaba las esporas asesinas.
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