"Va a ser la carrera m¨¢s dura"
Armstrong provoca a Beloki, dice que tendr¨¢ otros rivales y confiesa problemas estomacales
Los ciclistas de antes llegaban a Par¨ªs para participar en el Tour en bicicleta, en tren expreso, en autob¨²s o en avi¨®n de l¨ªnea o ch¨¢rter. Llegaban todos los equipos conjuntados y unidos: ciclistas, mec¨¢nicos, directores y dem¨¢s auxiliares. Uniformados y disciplinados. Lance Armstrong, el estadounidense que s¨®lo piensa en ganar su quinto Tour consecutivo, aterriz¨® en Par¨ªs el pasado mi¨¦rcoles, procedente de Girona, donde vive en la primavera y el verano, en un avi¨®n privado, con algunos amigos y sus guardaespaldas, con unos pantalones de largo pirata y una maletilla con ruedas, con unas gafas de sol en la frente y poco m¨¢s. Y un chicle en la boca. As¨ª es el primer h¨¦roe ciclista del siglo XXI.
As¨ª es el ciclismo del siglo XXI. El Tour del Centenario. La ¨²nica carrera que vale en todo el a?o para los mejores ciclistas del planeta. Santiago Botero, colombiano con ins¨®litas melenas rubias y mirada siempre azul, lleg¨® directamente desde Navacerrada, donde ha estado la ¨²ltima semana durmiendo fresco y entren¨¢ndose alto; Aitor Gonz¨¢lez, rizos siempre, aterriz¨® desde 700 metros m¨¢s arriba, desde los 2.500 de Sierra Nevada, tambi¨¦n bien oxigenado despu¨¦s de un mes en las alturas granadinas de recuperaci¨®n postGiro. Tambi¨¦n llegaron m¨¢s ciclistas a los que apenas se les ha visto el pelo este a?o, gente como el callado Ivan Basso o el desafiante Joseba Beloki o el renacido, y padre reciente, Jan Ullrich; y otros que ya han tenido tiempo de ser protagonistas, como Mancebo, Mayo, Hamilton, Simoni...
"Va a ser m¨¢s duro, en efecto, este a?o", confes¨® Armstrong en su tercer acto oficial del Tour 2003, en la atiborrada conferencia de prensa que sigui¨® a sus an¨¢lisis de sangre y al publicitario reconocimiento m¨¦dico; "adem¨¢s de los rivales de toda la vida, llegan otros nuevos. Hay m¨¢s gente que habla de ganarme que otros a?os".
Otros a?os eran, siempre, a su lado, en el podio, conformados, Ullrich -aunque el tercero tuvo problemas y no particip¨®- y Beloki. "Y este a?o me preocupa mucho Simoni, el ganador del Giro, que seguro que se ha preparado muy bien", dijo Armstrong; "?Beloki? ?Quieren saber por qu¨¦ apenas hablo de Beloki? Pues, sencillamente, porque bastante habla ¨¦l de s¨ª mismo para que, encima, tenga que hablar yo".
Fue un acto de provocaci¨®n en toda regla al ciclista espa?ol que m¨¢s ha abierto la boca en las ¨²ltimas semanas para postularse como adversario del norteamericano para la victoria final. Una agresi¨®n que entra dentro de su estrategia desestabilizante. Caranto?as a algunos contendientes, como a su amigo Ullrich -"el hijo que acaba de tener ser¨¢ una motivaci¨®n extra"- y cr¨ªticas a otros para evitar las alianzas en su contra.
La ciencia de la prueba
Es parte de la ciencia del Tour, una asignatura en la que tambi¨¦n figura un cap¨ªtulo dedicado a la necesidad de buenas relaciones con la sociedad que acoge la carrera. A Armstrong le abuchearon e insultaron en la ascensi¨®n del mont Ventoux el Tour pasado; a Armstrong no le aplaudieron a rabiar en su cuarto podio de Par¨ªs; Armstrong se ha sentido reh¨¦n del enfrentamiento franco-norteamericano por el gusto de George W. Bush por las guerras... "Pero s¨¦ que los aficionados distinguen perfectamente el deporte de la pol¨ªtica y no me abuchear¨¢n por ello", dijo; "ya s¨¦ que para caer bien a los franceses lo primero que deber¨ªa hacer es dejar de ser americano. Pero, como eso es imposible, aqu¨ª estoy, preparado para ganar el quinto Tour, para probarles que amo esta carrera tanto como ellos".
La ciencia del Tour es una asignatura que exige tambi¨¦n mentir descaradamente a la hora de hablar de las fuerzas propias. Ning¨²n ciclista dir¨¢ que est¨¢ o que ha estado enfermo. Ninguno mostrar¨¢ debilidades. Por eso ayer sorprendi¨® la ¨²ltima confesi¨®n del gran favorito. "La ca¨ªda que sufr¨ª en la Dauphin¨¦ Lib¨¦r¨¦ no fue gran cosa en s¨ª", advirti¨®, "pero las secuelas no han estado tan bien. Me obligaron a tomar antibi¨®ticos y he tenido problemas de est¨®mago".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.