Papeles que una se encuentra en el suelo
Me voy al Hospital del T¨®rax de Terrassa, no para hacer de figurante en una pel¨ªcula, como la ¨²ltima vez que lo visit¨¦, sino para recoger algunos de los documentos que hay tirados por los suelos. Los 50.000 metros cuadrados de superficie del hospital se usan como plat¨® cinematogr¨¢fico, as¨ª que cualquiera de los actores o personal de los rodajes puede pasear libremente por las ocho plantas. Una de las maquilladoras me explica: "Todo el mundo quiere rodar aqu¨ª, porque no te controlan. Te dejan hacer de todo. Puedes entrar caballos, o cerdos, si quieres. No te dicen nada...". Y me recuerda: "Aqu¨ª, no hace mucho, robaron fetos humanos conservados en formol".
Est¨¢ anocheciendo y no hay luz en ninguna de las plantas, excepto en la dos, donde ruedan un videoclip. En el interior del montacargas hay un cartel en el que pone: "Consultas externas", pero alguien ha tapado la X, de "externas", con un trozo de cinta aislante, de manera que las consultas se han convertido en "eternas". Al lado del bot¨®n que debes pulsar para subir al piso n¨²mero 8 han escrito: "Pis de la mort", y han dibujado una cruz. Salgo a la planta ocho. Enciendo la linterna. Los cristales est¨¢n rotos, se oyen gritos y hay gatos por todas partes. Me encuentro una librer¨ªa abandonada. Los libros est¨¢n por el suelo, entre el polvo, y tambi¨¦n las fichas de las entradas y salidas. Veo El ¨²ltimo mohicano, Historia de la China y Espa?a emocional (lecturas e indicaciones alrededor de la esencia geogr¨¢fico-espiritual de Espa?a). En el suelo hay un folleto: "Colorantes y soluciones colorantes Merck para tinci¨®n de extensiones de sangre".
El Hospital del T¨®rax, hoy plat¨® de cine, fue en tiempos una centro para tuberculosos. Algunos documentos de esa ¨¦poca todav¨ªa siguen ah¨ª
Pasando por entre dos archivadores, llego a una peque?a habitaci¨®n. Hay carpetas pisoteadas y m¨¢s archivadores cubiertos de polvo. Recojo un documento. Tiene el sello del Ministerio de la Gobernaci¨®n y est¨¢ fechado en Terrassa, a 28 de febrero de 1975. Leo que un se?or, de nombre Andr¨¦s, "hace entrega en esta Administraci¨®n, para tenerlo como dep¨®sito, la cantidad de diecinueve mil quinientas pesetas (19.500,00)". En la parte inferior del escrito, un hermano de don Andr¨¦s (lleva sus mismos dos apellidos) firma, conforme ha recuperado el dinero, el d¨ªa 4 de marzo de 1975. Puede que don Andr¨¦s muriera. Tambi¨¦n me encuentro una libreta en la que apuntaron las "salidas de material sin vale de trabajo". El d¨ªa 4 de enero de 1984, por ejemplo, salieron 20 electrodos de 2,25. M¨¢s papeles en el suelo. Uno, fechado en Aiguafreda el 21 de febrero de 1986, dirigido al jefe de inspecci¨®n m¨¦dica del ¨¢rea sanitaria de Granollers. Quien firma la carta es el gerente de una empresa de tejidos de la zona. Dice as¨ª: "Muy se?or nuestro: por medio de la presente, tengo a bien informarle que el productor que presta sus servicios en esta empresa, cuyos datos se relacionan a continuaci¨®n, viene faltando al trabajo asiduamente, motivado por los repetidos procesos de I. L .T. derivados de Enfermedad Com¨²n , que inicia todos ellos como consecuencia de su estado ps¨ªquico, el cual no le permite realizar su trabajo con toda normalidad, y, adem¨¢s, teniendo en cuenta los antecedentes familiares de sus padres y hermano en cuanto al mismo estado de salud que el empleado en cuesti¨®n". M¨¢s abajo han escrito el nombre, la direcci¨®n y la relaci¨®n de d¨ªas que ha faltado al trabajo: 12 meses m¨¢s 29 d¨ªas. En la carta, el gerente le pide al jefe de inspecci¨®n m¨¦dica que califique el alcance de la enfermedad ps¨ªquica del empleado para tratar de darle la baja permanente. As¨ª que, ya saben. Si han tenido alguna relaci¨®n con el Hospital del T¨®rax, puede que alg¨²n informe sobre ustedes est¨¦ por los suelos.
Pero tambi¨¦n hay facturas de personas que comieron en el hospital. Como la de 750 pesetas que liquid¨® don Miguel Cuesta el 30 de octubre de 1975. Saco el tel¨¦fono m¨®vil, llamo a informaci¨®n y pido el n¨²mero de don Miguel. Me lo dan. Le telefoneo y se pone. Le explico que me he encontrado una factura a su nombre en el Hospital del T¨®rax. "S¨ª, s¨ª, yo estuve all¨ª", me cuenta. "Yo era doctor en el a?o 75. Mi despacho estaba en la primera planta". Siguiendo sus indicaciones, bajo hasta la primera planta. "En el pasillo del fondo, si busca la primera escalera, ver¨¢ mi despacho. Hab¨ªa una imagen de la Virgen, pero creo que la robaron. Puede que haya todav¨ªa una placa con mi nombre", me explica. "?Est¨¢?". Ya no est¨¢. Quien sabe si alg¨²n utillero la habr¨¢ usado para ambientar una pel¨ªcula. "Yo era jefe del servicio quir¨²rgico del hospital. Ahora tengo 78 a?os. Estoy jubilado, pero todav¨ªa tengo consulta particular privada en Terrassa, porque yo soy especialista en aparato circulatorio y respiratorio". Tambi¨¦n me cuenta que una de las alas se utiliza todav¨ªa para albergar a enfermos ps¨ªquicos profundos (de ah¨ª los gritos.) "Meta estos papeles en una bolsa y env¨ªemelos. O destr¨²yalos. En la ¨¦poca en que el hospital funcionaba ten¨ªamos m¨¢s de mil enfermos. Se hizo para la tuberculosis, cuando la tuberculosis estaba en su esplendor, despu¨¦s de la guerra".
Aprovechando los conocimientos del doctor, le pregunto qu¨¦ hab¨ªa en la planta octava, para que en el montacargas ponga que es el piso de la muerte. Contesta: "?Ah!... All¨ª estaban las monjas".
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