Iban el Terrible

Vaya vaya con Mayo, menuda exhibici¨®n. Eso es ganar, y lo dem¨¢s es tonter¨ªa. No salgo de mi asombro con mi compa?ero de entrenamiento, el gallo Mayo. Tambi¨¦n conocido como el pr¨ªncipe de Arratia, o Iban el Terrible. Todo un personaje, como hay que ser para que te broten apodos por cada esquina. Un corredor que tiene todo en uno: motor, coraje, valent¨ªa, capacidad de sufrimiento, car¨¢cter y visi¨®n de carrera. Y encima es ganador. Con una capacidad de creer en s¨ª mismo fuera de lo normal, por eso lo de gallo, porque es fuerte, valiente y tiene ese punto de engre¨ªdo que hace que no se achique ante nadie: ?qui¨¦n es es Armstrong?, ?el astronauta que subi¨® a la luna? Pues se va a enterar.

Claro que lo dice medio en bromas, pero los que le conocemos sabemos que en el fondo est¨¢ sacando al aire sus m¨¢s ¨ªntimos pensamientos: ?d¨®nde va el americano a preparar el Tour? Pues yo voy donde ¨¦l vaya, que all¨ª es donde tengo que ganar.

Un d¨ªa antes de partir para Francia nos vimos en su casa despu¨¦s de cenar para realizar una entrevista (por ser yo, me pidi¨® ?6.000 euros!, a cualquier otro se la hace gratis); y me cont¨® su sue?o en este Tour: ganar una etapa, la reina de Pirineos. Me hizo un resumen de su sue?o, y al terminarlo le dije: ?Basta, despierta! Est¨¢s sudando, son las dos de la ma?ana en un oscuro cuarto de hotel en la v¨ªspera de esa etapa. Sigues durmiendo, pero te despiertas cansado, has dormido muy mal. Comienza la etapa, empieza el primer puerto y rompes a sudar; tienes buenas sensaciones, o mejor... ?no!, ?qu¨¦ haces? Es lo mismo, yo ataco, fue lo que me contest¨®. Ataca, Mayo siempre ataca, aunque haya que romper mitos y hacer que caigan colosos.

Como en Alpe d'Huez. Como con Armstrong.